
La vecina de Oia se comprometió con la vida, pero hay otras posibilidades
08 jun 2022 . Actualizado a las 09:04 h.Arranca la temporada alta y, tras dos años de restricciones, no hay limitaciones ni excusas para no celebrar. La pandemia forzó el aplazamiento de muchas bodas, que ahora vuelven a despegar. Este año se prevén un 20 % más de enlaces respecto al 2019, según los expertos del sector. Pero también han llegado con fuerza las no bodas. Y lo hacen en cualquiera de sus variantes, en función del número de contrayentes, de si hay enlace oficial o de si hay invitados.
La soltería parece afianzar y casarse con uno mismo, como acto de amor propio, es tendencia. El automatrimonio, fenómeno también conocido sologamia, no tiene validez en ningún país del mundo, pero ya hay empresas especializadas en organizar estas celebraciones en auge, como I married me, donde cualquier sológamo puede autoregalarse un kit con los votos, el anillo de compromiso o tarjetas de amor. Casi veinte años después de que una odontóloga de Estados Unidos protagonizara el primer auto matrimonio «para honrarme a mí misma en la enfermedad y en la salud, hasta el día que ya no esté en la tierra», la fórmula gana adeptos, sobre todo entre aquellas personas que consideran que su felicidad no depende de otros. May Serrano, autora del libro Me caso conmigo misma, Recetario para quererse siempre, se casó con ella en el 2011 y tiene una web que acompaña a todas las mujeres que quieren dar el paso. Abrazan la idea de convertirse en las naranjas completas de su vida, como le pasó Carmen Blanco, vecina de Oia que este sábado celebró su «no boda», lo último en macrofiestas. Esta mujer, de 52 años, celebró su compromiso con la vida y su familia. Su caso es singular porque los protagonistas de otras no bodas suelen se parejas, con independencia del sexo, credo o religión, y durante el confinamiento vivieron su especial apogeo, con seudocelebraciones con las que sobrellevar los enlaces oficiales que hubo que posponer. Una de las más sonadas este año han sido la del ex primer ministro italiano y millonario empresario Silvio Berlusconi con su novia, 53 años más joven. Ambos protagonizaron un evento con todos los elementos de un enlace matrimonial, pero sin boda, presuntamente para evitar problemas fiscales y de herencias.
Cuando no hace falta nadie más que los novios, se opta por no tener invitados. Ahora, lo de escaparse y volver casados también es tendencia. Lo hicieron en su día Penélope Cruz y Javier Bardem. Se llama elopement wedding o boda de escapada. Aunque lo de largarse y dar el sí quiero de forma impetuosa ya estaba de moda en Las Vegas.

Carmen Blanco: «Sigo estando soltera y feliz»
m.t.
Cada día que pasa, más contenta está de cómo salió la no boda de su vida, acompañada por 130 amigos que ella considera familia. Carmen Blanco, de 52 años y vecina de Oia, es una de esas mujeres que ha decidido convertirse en la naranja completa de su vida. Le dio el sí quiero a sus familiares y amigos el sábado, con una gran fiesta nupcial, vestida de novia, pero sin novio, por decisión propia y una férrea convicción.
—¿Nunca se casará? ¿Y si consolida una relación y se lo suplican?
—No está en mi mente, y si lo estuviera, ya lo habría hecho. Ya me lo pidieron una vez y dije que no. Quizás de aquella porque era demasiado joven, pero ahora ya no entra en mis planes. Tuve más relaciones pero nunca llegamos a pensar en boda. Lo bonito es lo que hice y conseguí. Sigo estando soltera y feliz, pero disfrutar ese día con mi familia no tiene precio, y así considero a todos los invitados, amigos que siempre están cuando han de estar sin necesidad de llamarlos.
—¿Por qué recomendaría a más gente una experiencia así?
—Lo único que yo recomiendo a todo el mundo en la vida es que cada uno debe hacer lo que quiera, sin esperar. Sea boda o no boda o cualquier evento. Que apuesten por lo que creen y que lo hagan realidad porque la vida es demasiado corta y cuando consigues tus objetivos te llenas de felicidad. Lo importante es disfrutarse y respetarse a uno mismo y a los demás.
—¿Alguno de los asistentes se ha interesado por seguir su ejemplo?
—Muchos invitados. Desde las camareras del cátering a varias parejas y otras chicas solas. Sinceramente, no creo que lleguen a hacerlo, porque una cosa es verlo y otra ponerte con ello y organizarlo todo. Yo tenía muy claro lo que quería desde hacía años y conseguí compartir mi celebración de la vida y mi homenaje a todas las personas que forman parte de ella.
—¿Qué consejos le daría a quienes estén pensando en una experiencia similar?
—Mi consejo es que no lo piensen, que lo haga. Que todo el mundo haga todo lo posible por alcanzar sus sueños si los tienen, porque si no, se corre el riesgo de que se pase el tiempo pensándolo y planificándolo. Solo puedo recomendar al que se lo esté pensando que no se lo piense, insisto.
—¿Y qué le diría a lo que opinan que lo que usted ha hecho puede parecer un acto de individualismo?
—Lo mismo. A esas personas solo les diría que no piensen tanto.
—¿Feliz?
—Plenamente, soy plenamente feliz. Volvería a casarme con la vida y a hacer la no boda, sin duda. Todos los días de mi vida si pudiera.