Rebeca Atencia: «Podemos hacer más viendo lo que consumimos que viniendo hasta el Congo»

gala Dacosta Diehl REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Michael Cox

El canal Odisea estrena un documental sobre la primatóloga gallega, discípula de Jane Goodall y directora del mayor santuario de chimpacés de África

12 ago 2022 . Actualizado a las 11:26 h.

Rebeca Atencia (Ferrol, 1977) es veterinaria y actualmente dirige el Centro de Rehabilitación de Chimpancés de Tchimpouga, en la República Democrática del Congo, dependiente del Jane Goodall Institute. Ahora vive en el ecuador de África y dirige el santuario de chimpancés más grande del continente, pero desde siempre ha tenido interés por los primates, hasta llegar a materializar su sueño de infancia.

La gallega trabaja junto a la famosa primatóloga Jane Goodall y la han llegado a bautizar como la heredera de su labor de rescate y estudio. Desarrolla desde hace más de una década proyectos educativos para concienciar sobre la importancia de vivir en armonía con el ecosistema, de cuidar entre todos los recursos de la selva y de no participar de la guerra del coltán a causa de nuestra indiferencia, un conflicto que arrasó el país en el pasado. Ha sido elegida como una de las 20 mujeres más influyentes en las nuevas generaciones por la revista Newsweek, también es Premio Nacional de la Sociedad Geográfica Española y ha recibido muchas otras distinciones. El documental Jane Goodall: La esperanza de los chimpancés, que el sábado 10 de septiembre estrena el Canal Odisea, descubre todo sobre su trabajo en la selva.

—¿Qué podemos ver sobre su trabajo en el documental «La esperanza de los chimpancés»?

—Va sobre el trabajo de rescate realizado desde el 2004, cuando llegué al Congo. Me hace muy feliz porque cuando yo llegué a la selva tenía ganas de salvar el mundo y después me pareció todo imposible. Ahora los congoleños arriesgan sus vidas por salvar a los chimpancés y yo he sido testigo de esa evolución, por lo que es muy emocionante.

—¿El Congo se ha sensibilizado con el tiempo sobre la necesidad de luchar contra la deforestación y los furtivos?

—Sin duda, y cuando llegué era frustrante ver cómo la madera salía de los árboles de la selva para exportarla a países occidentales. La sensación era la de intentar tapar un agujero del que no dejaba de salir agua. Ahora, los congoleños están sensibilizados y luchan por la justicia de los chimpancés y la preservación de la naturaleza. Intentamos trabajar en una estructura de triángulo, con educación, sensibilización y aplicación de la ley. La forma de hacerlo es a través de comunidades.

—Y aquí, ¿estamos concienciados?

—Lo cierto es que no tanto porque no lo vemos. Hacemos mucho más yendo al supermercado y viendo lo que consumimos que viniendo hasta el Congo. La madera tropical viene de aquí, lo mismo con ciertas especies y productos de lujo. Ahora está de moda el pangolín por las propiedades de sus escamas, la piel de pantera... El problema no está en El Congo, como pude comprobar, sino en Galicia y en Madrid. Contribuimos a la deforestación y al asesinato de los chimpancés y de otras muchas especies.

—¿Cree que también aquí tenemos una labor pendiente de preservación de nuestro entorno natural y nuestros recursos?

—En Galicia tenemos que aprender a valorar y preservar nuestro ecosistema, que es muy rico, y nuestros recursos naturales. Yo tuve la suerte de crecer en Serantes, al lado de Ferrol, y el contacto con la naturaleza y la tierra me ayudó a concienciarme como lo estoy ahora. Deberíamos cuidar todas las especies para que las generaciones futuras también tengan el privilegio.

—Si tuviera que volver a Galicia para siempre significaría que ya no tiene más que hacer allá.

—Vuelvo a Galicia cada año y trato de llevar a Galicia a África. En el Congo hay trabajo hecho, pero ahora voy a países como Angola. Entrenamos perros en Ferrol que detecten materiales de exportación ilegales.