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La estabilidad atmosférica ha permitido fotografiar un fenómeno escurridizo
21 sep 2022 . Actualizado a las 13:19 h.La influencia del potente anticiclón de las Azores sobre Galicia está generando unas condiciones de mucha estabilidad. Esto se traduce en ausencia de nubes. Y de la misma manera que las surfistas aprovechan las olas que a menudo generan una situación de mar de fondo en la costa de la comunidad, en una configuración meteorológica como la actual, con un tiempo tan seco, los amantes de la fotografía nocturna se lanzan en busca de fenómenos astronómicos.
La astrofotógrafa Ana García lleva varias jornadas saliendo a inmortalizar las hermosas puestas de sol. «Durante el fin de semana pude captar unos atardeceres rojos impresionantes. Anoche fui a fotografiar la lluvia de estrellas Epsilon Perseidas y cuando estaba preparando las cámaras me di cuenta de que el cielo estaba verde. Fue un auténtico espectáculo», explica.
Lo que Ana captó no fue ni el rayo verde ni tampoco una aurora boreal, sino un fenómeno que se llama airglow. «Se trata de un fenómeno que suele observarse con más frecuencia desde la Estación Espacial Internacional. Se puede contemplar la capa de la atmósfera muy bien definida y con un tono verdoso, que no debe confundirse con una aurora boreal», aclara el astrofotógrafo Óscar Blanco.
Este tipo de eventos son una respuesta de la interacción de las partículas que impactan contra la atmósfera terrestre. «Por el día se produce una ionización debido a la radiación solar y también como consecuencia de la llegada de los rayos cósmicos. Durante este proceso en el que entran en juego los átomos de las moléculas de la alta atmósfera se emite luz», apunta Blanco.
El airglow es un evento mucho más tenue que las auroras boreales, que se forman cuando el viento solar impacta en el campo magnético. De hecho, a veces incluso cuesta contemplar el fenómeno a simple vista. «Ahora las cámaras son mejores y permiten fotografiarlo», sostiene.
Pero para presenciar este fenómeno tan escurridizo no llega con tener un buen equipo y que las condiciones meteorológicas sean óptimas, también se necesita poca contaminación lumínica. «Con un cielo contaminado no hay manera de contrastar esa luz. El elemento más importante que interviene es el nitrógeno, tanto combinado con el hidrógeno como con el oxígeno», apunta Óscar. El lugar elegido para tomar la imagen fue Corme, un sitio al que la fotógrafa suele acudir a menudo precisamente para escapar de la contaminación urbana. En la instantánea también se puede apreciar alguna Épsilon Perseidas, la lluvia de meteoros que toma su nombre de la constelación de Perseo.