Vicenza, la «ciudad del oro»

Valentina C. S. Saini ROMA

SOCIEDAD

VALENTINA SAINI

A 70 kilómetros de Venecia, es un tesoro del Renacimiento italiano

31 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A unos setenta kilómetros de las multitudes de Venecia se encuentra una de las ciudades más bellas de Italia. Se llama Vicenza y en poco más de 80 kilómetros cuadrados ofrece a los viajeros muchos ejemplos de la elegancia y la buena cocina típicas del país transalpino, con una gracia única. Se la llama la «ciudad del oro» porque en su casco antiguo trabajan muchos joyeros y orfebres. Cada año se celebran aquí dos ferias internacionales dedicadas a la joyería, las piedras preciosas y la relojería, que atraen a joyeros y comerciantes de la India, los países del Golfo y México.

Vicenza es una ciudad acomodada. Paseando por el Corso Palladio, la calle principal del centro histórico, es frecuente cruzarse con señoras suntuosamente enjoyadas y bronceadas que cuentan a sus amigas sus vacaciones en Miami o París.

A los habitantes de Vicenza —llamados vicentini— les encanta viajar, desde siempre: Antonio Pigafetta, el geógrafo que participó en la primera circunnavegación del globo entre 1519 y 1522, era de Vicenza, y fue de los 18 hombres que consiguieron regresar a España. En una calle del centro se encuentra la Casa di Pigafetta: un espléndido edificio del siglo XV que combina elementos típicos del gótico veneciano y del Renacimiento; en la fachada aparece el lema de la familia Pigafetta, en francés antiguo: Il n'est rose / sans espine (no hay rosa sin espinas). También lleva el nombre de Pigafetta el liceo clásico de la ciudad, fundado en 1807 por orden de Napoleón, donde estudiaron algunos de los escritores más famosos de Italia.

La arquitectura del casco antiguo es tan apreciada que es Patrimonio de la Humanidad, y su símbolo es la basílica Palladiana. Se encuentra en la plaza principal, la Piazza dei Signori, y cuando la bruma de las mañanas de invierno la envuelve parece un espejismo renacentista, con el blanco de sus columnas y el verde de su techo de cobre oxidado.

En Vicenza se encuentra también el Teatro Olímpico, donde en 1585 se celebró la primera representación moderna de una tragedia griega, Edipo Rey de Sófocles. «Nuestro teatro es conocido en todo el mundo y en cada representación consigue agotar todas las entradas», explica a La Voz el alcalde de Vicenza, Francesco Rucco.

Tanto la basílica Palladiana como el Teatro Olímpico son obras del mismo arquitecto: Andrea Palladio. Incluso la Casa Blanca de Washington está inspirada en su estilo y el Congreso de Estados Unidos lo define como «el padre de la arquitectura americana». Frente a la basílica —que periódicamente acoge exposiciones internacionales, como la del antiguo Egipto que comenzará a finales de diciembre— es frecuente ver a jóvenes pintores y arquitectos estadounidenses encorvados sobre sus cuadernos mientras la dibujan.

Pero Vicenza no es solo arquitectura. «Aquí se come muy bien —dice a La Voz una camarera de un bar del centro—, a mi me encanta el bacalao al estilo vicentino». Preparado con bacalao noruego, se sirve con polenta amarilla. Los embutidos también son excelentes.

Aperol spritz

Para el ritual del aperitivo, a los habitantes de Vicenza les encanta tomar el spritz, una bebida a base de prosecco y Aperol que se puede probar, por ejemplo, en el Caffè Garibaldi, famoso por su pastelería y por la gran bandera italiana decorada con el símbolo del municipio que siempre ondea sobre él. No es casualidad: Vicenza es una ciudad patriótica, que se rebeló contra los austríacos en 1848 y contra los alemanes entre 1943 y 1945.

Los alrededores de Vicenza también son sorprendentes, salpicados de elegantes villas diseñadas por Palladio y paisajes amenos. El lago de Fimon, por ejemplo, es una reserva natural que merece una visita. El alcalde Rucco asegura de que «a los turistas de Galicia y del resto de España les encantará Vicenza. Estamos deseando acogerlos, porque, como todos los italianos, nos sentimos primos de los españoles».