Balenciaga retira una campaña en la que aparecían niños con peluches sadomasoquistas

SOCIEDAD

«Nos disculpamos sinceramente por cualquier ofensa que haya podido causar», reacciona la firma de lujo
28 nov 2022 . Actualizado a las 19:04 h.Desde que la centenaria Balenciaga fichó a Demna Gvasalia para echarle imaginación al asunto, la marca sigue una radical deriva que la ha convertido en la más deseada del momento. Pero cuidado, porque dar que hablar a cualquier precio es campo minado, más si de por medio hay menores. La casa de moda vasca fundada en 1917 se ha visto obligada a retirar una reciente campaña protagonizada por niños con accesorios de tintes sadomasoquistas.
Al volante creativo de la maison desde el 2015, Gvasalia ha redefinido de tal forma la elitista alta costura en estos últimos siete años que los jóvenes suspiran hoy por prohibitivas deportivas reventadas dignas de un contenedor, por carísimos jerséis agujereados y por chubasqueros fluorescentes, igualitos a los de los funcionarios municipales, que Balenciaga despacha por el módico precio de 3.000 euros. La firma del costurero intransigente bajó al barro —literalmente también: su temporada para la primavera 2023 fue presentada en un foso de fango— y, codeándose con referentes populares, se lanzó a explorar sin remilgos innovadoras estrategias para atraer los focos. Se alió con Fortnite, rey de los battle royale, presto a vestir a los personajes más populares del videojuego —de hecho, lleva un par de años presente en el metaverso—. Respaldó con una colección de merchandising el lanzamiento del último álbum de Kanye West, a quién retiró la palabra después de sus lindeces antisemitas. Y desfiló en París con un capítulo exclusivo y personalizado de Los Simpson. También versionó el saco azul de Ikea y lo puso a la venta por 1.700 euros, lanzó al mercado deportivas escandalosamente destrozadas y desprendió a los zuecos crocs de cualquier tipo de confort al elevarlos diez centímetros con un traicionero tacón. Hizo bolsos de bolsas de basura y convirtió en pendientes cordones de zapatillas. Su última ocurrencia, sin embargo, no ha pasado por el aro.
De que la provocación tiene límites solo se dio cuenta Gvasalia cuando los seguidores de las redes sociales de Balenciaga se echaron las manos a la cabeza al ver su nueva campaña infantil, una serie de instantáneas en las que varios niños posan con bolsos con forma de osos de peluche decorados con cadenas, arneses y elementos que recuerdan al bondage. Tomadas por el fotógrafo italiano Gabriele Galimberti —que rápidamente se ha desvinculado de la dirección y el rodaje de la sesión—, las imágenes ya se han volatilizado de los perfiles de la marca, que se ha apresurado a emitir un comunicado oficial pidiendo perdón. Aquí no hay medias tintas. «Nos disculpamos sinceramente por cualquier ofensa que haya podido causar nuestra campaña navideña. Nuestros bolsos de oso de peluche no deberían haber aparecido con niños en esta campaña. Hemos eliminado inmediatamente la campaña de todas las plataformas».