
La serie más larga de concentración de dióxido de carbono deja de funcionar
11 dic 2022 . Actualizado a las 10:06 h.El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero que hoy no goza de buena fama. Pero es responsable de que vivamos en un mundo habitable. Su presencia, como la de otros gases como el metano y el vapor de agua, ha variado a lo largo de la historia de la Tierra, pero siempre ha permitido que la vida pudiera abrirse paso.
En Venus el 96 % de atmósfera está compuesta de CO2 y la temperatura es de 400 grados. En este ambiente, el agua está en estado de vapor y no en forma líquida como en nuestro planeta. La posibilidad de vida en el mundo vecino es simplemente imposible.
La historia de este importante gas se interrumpió desde mediados del siglo XIX, cuando las actividades humanas empezaron a alterar el ciclo natural. En 1770 la concentración de CO2 era de 278 partes por millón (ppm). Hoy esa cifra es de 417.
En el año 2021 se emitieron 36.300 millones de toneladas, el valor más alto desde que hay registros. Esto representa 60 veces más dióxido de carbono del que emiten anualmente todos los volcanes del planeta. Se estima que liberan entre 271 y 319 millones de toneladas al año. Teniendo en cuenta además los submarinos y otros fenómenos volcánicos emiten anualmente unas 645 millones de toneladas al año. Es decir, ni el vulcanismo ni ningún otro proceso de la naturaleza puede explicar la evolución creciente de la concentración de este gas en la atmósfera que actúa elevando la temperatura media global. Todo tiene un origen antropogénico.
El carbón representó más del 40 % del crecimiento global de las emisiones, con un máximo histórico de 15.300 millones de toneladas. Las emisiones procedentes del gas natural también repuntaron y alcanzaron 7.500 millones de toneladas.
La industria del petróleo emitió 10. 700 millones. El aumento de las emisiones mundiales ha sido impulsado por China, donde crecieron en 750 millones de toneladas entre el 2019 y el 2021.
El Observatorio de Mauna Loa, en Hawái, que registra la evolución de este gas desde el año 1958, entró en erupción hace unos días por primera vez en cuatro décadas. La violenta explosión ha interrumpido la medición y actualmente no está registrando datos.
En la Tierra solo existen cinco observatorios que registran la evolución de los gases de efecto invernadero en condiciones óptimas. Uno de ellos está situado en la montaña de Izaña, en Tenerife, a 2.200 metros de altura. «Se eligen lugares remotos que se mantengan lejos de las fuentes de contaminación porque queremos estudiar la atmósfera en su estado más puro. Por ello suelen estar lejos de los continentes y además en zonas elevadas», explica Emilio Cuevas-Agulló, director del centro de observación Izaña de la Agencia Estatal de Meteorología. Este observatorio lleva midiendo la concentración de dióxido de carbono, principal responsable del calentamiento global, desde 1984. La serie histórica siempre ha mostrado una curva que no deja de crecer. «La tendencia ha sido claramente ascendente desde el principio. Pero en los últimos años estamos viendo que también se está acelerando», reconoce Agulló.