Un estudio realizado en Barcelona concluye que un incremento del 6 % en la vegetación del centro urbano rebajaría un 13 % del uso de antidepresivos
29 mar 2023 . Actualizado a las 19:04 h.Que el disfrute frecuente de parajes naturales es bueno para el organismo no lo discute casi nadie. Pero no solo es bueno para la salud física -para el buen cuidado del sistema respiratorio o del aparato cardiovascular, por ejemplo- sino también para el mantenimiento o la mejora de la salud mental. Así lo certifica con datos detallados un estudio realizado en el centro de Barcelona por el Instituto de Salud Global, una alianza de investigación sanitaria impulsado por la Fundación ''la Caixa'', y publicado en la revista científica Environment International.
Los analistas de ISGlobal han podido establecer que un aumento significativo de las zonas verdes en el núcleo de la capital catalana tendría como resultado una «reducción considerable» de los problemas de salud mental, porque se convierte en un notable elemento preventivo que evita la aparición de muchos trastornos o los mantiene en niveles bajos y controlables.
Los investigadores han usado para sus cálculos el proyecto de ejes verdes, un plan que aspira, una vez esté concluido, a que una de cada tres calles de Barcelona sea un corredor verde, para humanizar y oxigenar una ciudad especialmente necesitada. La vegetación hoy no ocupa ni el 11 % del territorio municipal, proporción que se reduce al 6,5 % si solo se tiene en cuenta el Ensanche, el centro urbano.
El trabajo estima que estos ejes verdes aumentarán el 5,7 % la superficie vegetal de la Ciudad Condal. Sus cálculos señalan que esta proliferación significativa de zonas verdes en el corazón de la ciudad reducirían el 14 % los problemas de salud mental detectados cada año, recortando a su vez en un 13 % el actual volumen de consultas de psiquiatría y psicología y rebajando en igual porcentaje el consumo de antidepresivos.
Ahorro millonario
La ampliación de la naturaleza urbana barcelonesa también tendría un reflejo amplio en el ahorro de ansiolíticos y tranquilizantes, cuyos usuarios disminuirían en un 8 %. El abanico de beneficios en salud mental también puede estimarse en términos monetarios. Los investigadores pronostican que supondrá un ahorro en el gasto sanitario directo o indirecto de 45 millones de euros al año para las autoridades catalanas. El césped, las plantas y el arbolado, explican los científicos, mitigan la contaminación atmosférica y acústica generada por el tráfico, los hogares y el comercio, así como el calor de las calles, lo que reduce el estrés, facilita los procesos biológicos de regeneración del cuerpo y anima a una mayor interacción social y a un aumento de la actividad física regular, minorando los factores de riesgo de patologías psicológicas.
Conclusiones extrapolables
«Pese a que nuestro estudio evalúa el impacto potencial del plan de ejes verdes, los resultados no son exclusivos para Barcelona. Cualquier actuación en cualquier ciudad que lleve a incrementar la superficie verde próxima a los domicilios debería conducir a mejoras en la carga de salud mental de la población. Ahora bien, para que se produzcan estos beneficios es imprescindible que las actuaciones se distribuyan de manera equitativa por toda la ciudad», sostiene Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.
«Este estudio ayuda a ilustrar que el reverdecimiento es una estrategia pertinente para promover la salud, y en particular la salud mental, en entornos urbanos», añade Diana Vidal, coautora del trabajo. De hecho, recuerdan que la OMS considera que una ciudad saludable debe tener espacios verdes de al menos 500 metros cuadrados a no más de 300 metros de cada casa, lo que se traduciría en superficies vegetales en el 25 % de las urbes. «Lo que nos demuestra que hay mucho trabajo por hacer en materia de reverdecimiento urbano si se tiene en cuenta que actualmente solo el 20 % de los barceloneses y el 40 % de los residentes en ciudades europeas gozan de los entornos verdes recomendados», avisa Evelise Pereira, también coautora del informe.