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El presidente de Portugal promulga la ley de la eutanasia «por obligación»

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

SOCIEDAD

JULIEN WARNAND | EFE

Tras casi seis años de debate y varios vetos del Constitucional, Rebelo de Sousa la legaliza después de que el Parlamento la aprobara el pasado día 12 en contra de su veto

18 may 2023 . Actualizado a las 11:47 h.

A última hora del martes, Marcelo Rebelo de Sousa promulgó el decreto que legaliza la muerte médicamente asistida en Portugal. Una de las leyes más esperadas en el país, con un apoyo de más del 60 % de la población y hasta seis años de trámites, fue aprobada a pesar del presidente de la República, que en una nota explicó estar actuando «por obligación». El pasado día 12, los legisladores decidieron confirmar la norma, ignorando un veto previo del propio Rebelo de Sousa, con lo que este se quedaba sin alternativas.

«El presidente de la República promulgó el Decreto n.º 43/XV, de la Asamblea de la República, tal como está obligado en los términos del artículo 136, n.º 2 de la Constitución», informó Presidencia en un comunicado. El propio Rebelo de Sousa ya se había expresado públicamente en ese sentido, explicando que no le quedaría más remedio que aprobarla, y que lo haría sin ningún tipo de consideración ni comentarios. De hecho, sus últimas objeciones eran de carácter práctico, pero no volvió a exponer dudas sobre la constitucionalidad del decreto, como en ocasiones anteriores.

Tras su publicación en el Diário da República, la ley aún deberá ser reglamentada por el Gobierno. Para eso, el Ejecutivo dispone de 90 días que, de no cumplirse, como ocurre con otras leyes como la ley de gestación subrogada, podría congelar la aplicación de la muerte médicamente asistida.

Esta reglamentación implica cuestiones prácticas, como el funcionamiento hospitalario del proceso, los criterios y las competencias de los médicos que acompañan al paciente, la elección de la comisión de evaluación… La ley entrará en vigor un mes después de terminada la reglamentación, que, además, deberá pasar por Presidencia. Es decir, Rebelo de Sousa aún tendrá una enésima oportunidad para expresar sus objeciones.

Esta aprobación a contrapelo no podría ser más ilustrativa sobre la posición del presidente, pero también muestra el empeño del Parlamento por despenalizar la muerte médicamente asistida. De hecho, los legisladores portugueses se vieron obligados a hacer malabares frente a los vetos políticos y judiciales, hasta alcanzar una versión final del texto sin parangón en cualquier otro régimen jurídico. En ella, optan por supeditar la eutanasia a que sus solicitantes no puedan cometer ellos mismos físicamente el suicidio médicamente asistido. Es decir, ambos métodos coexisten en la ley, que prioriza que sea el propio paciente el que ejecute su muerte.

Para iniciar el proceso, debe demostrarse «un sufrimiento de gran intensidad, con lesión definitiva de gravedad extrema o enfermedad grave e incurable». Precisamente, definir mejor la diferencia entre ambos métodos, así como «clarificar quién reconoce o atesta tal posibilidad» era la principal objeción de De Sousa, que «entiende que, en una materia de esta sensibilidad, no puede haber dudas». Los diputados consideraron que para estos aspectos de índole práctica se abre el período de reglamentación.

Desde las filas socialistas, expresan que este texto goza de «un escrutinio único de otros órganos de soberanía», pues lleva «años en discusión, afinación y mejoras». El pasado día 12, el apoyo en la Asamblea de la República fue amplio y replicó el que había obtenido en las últimas votaciones. Logró 129 votos a favor de los diputados socialistas, del Bloco de Esquerda, de los animalistas, del Livre y de Iniciativa Liberal, el único partido de derechas en votar a favor. En contra, 81 diputados comunistas, los socialdemócratas y el ultraderechista Chega. Estos últimos recurrirán al Constitucional, para lo que necesitarían el apoyo, poco probable, de algunos diputados socialdemócratas.