Cambiar pequeños hábitos de vida y moverse, las claves de los expertos
10 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Uno de cada dos gallegos está por encima de su peso ideal. El 40 % tienen sobrepeso y hasta un 16,5 % sufren obesidad, un problema invisible que se banaliza —«estás así porque quieres»— y estigmatiza, para el que apenas hay tratamientos —ni siquiera se considera oficialmente una enfermedad— y que contribuye al desarrollo de múltiples patologías, muchas de ellas crónicas: afecciones cardiovasculares, diabetes, hipertensión y hasta ciertos cánceres. La ya denominada nueva pandemia del primer mundo genera además un sobrecoste en el Sistema Nacional de Salud de tres mil millones de euros al año. Hace falta concienciación, planes de acción y, sobre todo, de prevención, advierten endocrinólogos y también psiquiatras. Atajar el problema antes de que sea tarde, coger el toro por los cuernos.
Coinciden Teresa Martínez Ramonde y Carlos Vázquez Ventoso, jefes de los servicios de Endocrinología y Psiquiatría del Chuac —participantes en un foro sobre obesidad organizada por La Voz en colaboración con Novo Nordisk— en que no se le presta al problema la atención que merece, en que todavía a estas alturas se relaciona con una cuestión estética y no con un riesgo grave para la salud, física pero también mental. «A pesar de que hay más cantidad de hombres con obesidad o sobrepeso, son las mujeres las que más acuden a consulta —constata Martínez Ramonde—. A ellos el físico les preocupa menos y ellas quieren adelgazar para sentirse mejor. Llegan al centro de salud y esperan magia, y en un mes no se puede perder lo que uno ha ganado en 40 años». Muy pocas veces, dice, el paciente acude al médico por miedo a las consecuencias de los kilos de más. «Si no vienen por una cuestión de imagen, vienen por un problema físico que les obliga a perder peso: dolor de espalda, hernias, desgaste en rodillas... No porque les preocupe desarrollar una patología a raíz del sobrepeso». La solución pasa, cree la experta, por cambiar pequeños hábitos, siempre poco a poco. «No es fácil hacerlo; de hecho, es muy difícil, más en la sociedad en la que vivimos, con una calidad de vida alta, acomodados. Lo que nos rodea no ayuda».
«Siempre vas a tener más probabilidades de tener una patología mental si sufres obesidad», avisa por su parte Vázquez Ventoso. Es la pescadilla que se muerde la cola: «Muchas veces el paciente con sobrepeso, además de un déficit de autoestima y sentimientos de culpa, presenta clínica ansioso depresiva. Gestiona su ansiedad a través de la comida y, al comer, se siente peor. Está triste, y apagado, por lo que pasa más tiempo en casa, en el sofá y en la cama, y tiene menos actividad física».
Como la endocrinóloga, defiende que es fundamental modificar los estilos de vida: cambiar los hábitos nutricionales, introducir en el día a día algo de actividad física, aunque sea mínima. «Pero un paciente que sufre depresión no va a ser capaz de hacerlo y los psicofármacos suelen además aumentar el apetito. Por eso es importante que los profesionales sanitarios exploren esta posibilidad, que al atender a personas con sobrepeso barajen también este tipo de trastornos», señala. «Vivimos en una sociedad con ansiedad permanente que la gente arregla comiendo», corrobora Martínez Ramonde.
Tú no tienes la culpa
La especialista en metabolismo pone sobre la mesa una cuestión clave: por qué se engorda, por qué hay gente que tiene que estar toda la vida midiendo calorías y otra puede llenar el estómago sin aumentar lo más mínimo de volumen. No hay respuesta, dice. Falta investigación, lamenta. «Tú no tienes la culpa de ser gordo, no sabemos por qué hay personas con tendencia a engordar, es un problema genético para el que no tenemos solución real». El abordaje no es sencillo y el sistema sanitario mira hacia otro lado, cree. «Hay muy pocos fármacos y los que hay los tiene que pagar el paciente de su bolsillo —asegura—. Lo que se atiende son las consecuencias y lo que hay que hacer es evitarlas».
Más comida de toda la vida y menos pedidos a domicilio
Pequeñas cosas son mucho más importantes que las grandes. Aquí, el secreto, el único: no fijarse grandes retos y mentalizarse de que si un día se transgrede no pasa absolutamente nada. Porque el riesgo de pasarse al otro extremo es alto, alerta el psiquiatra Carlos Vázquez Ventoso. «Tenemos que ser cuidadosos con los mensajes que enviamos, hay que ser precavidos, porque ahí están los trastornos de conducta alimentaria. Es imprescindible no sentirse culpable si un día se toma un alimento que no es el más óptimo, no pasa nada».
La endocrinóloga Teresa Martínez habla de la «mala información»: «La gente cree que tomar una hamburguesa es un pecado mortal. Y eso no es verdad. Todo depende de cómo esté elaborada esa hamburguesa, porque en realidad para un niño es un alimento supersano. Tiene la proteína de la carne, tiene el hidrato de carbono del pan y tiene la verdura, es un alimento que no tiene ningún problema, lo que pasa es que una cosa es la hamburguesa hecha en casa y otra la que se toma por ahí». Comer fuera de casa ha dejado de ser algo excepcional, a lo que se suma que pasamos gran parte del día sentados frente a las pantallas y dormimos poco, incluso los niños juegan menos que antes, tal y como indica Vázquez Ventoso.
Martínez Ramonde reivindica los estilos de vida «de antes», la actividad en la calle —menos tele y más parque, menos ascensor y más escaleras, menos coche y más paseo— y las comidas en casa, de elaboración tradicional. Cocinar como lo hacían nuestras madres y abuelas en lugar de pedir comida basura a domicilio para cenar. Plantarle cara al confort.
Comparte la opinión de los expertos Ana Isabel Castro, paciente con obesidad. A los kilos de más se les señala con el dedo, se les relaciona con dejadez, con falta de fuerza de voluntad. Y a esto se achacan también sus consecuencias: problemas de corazón, diabetes. A los agentes implicados les pediría planes de prevención desde la infancia, tanto en el desarrollo de pautas nutricionales como de planes de ejercicio, y unidades de obesidad con tratamientos multidisciplinares. También empatía. «A veces, detrás hay factores que no se tienen en cuenta».
Ejercicio en las pausas del trabajo, fruta en vez de dulces y juegos para comer mejor
Galicia cuenta con un pionero plan de actuación —Obesidade Zero— promovido desde la Consellería de Sanidade, que se ha fijado como objetivo reducir la prevalencia del sobrepeso en el 2030 al menos en un 15 %. Carmen Durán, directora xeral de Saúde Pública, resume sus puntos clave:
entornos saludables
Espacios de trabajo, escuelas, hogares y barrios. Para promover entornos saludables, Sanidade predica con el ejemplo. Así, su programa Chanzo a Chanzo invita con cartelería a sus empleados a que en lugar de coger el ascensor suban a sus puestos andando. En las pausas, disponen de una oferta de clases de yoga o de ejercicios de espalda, para «relajarse» y «crear hábitos», y evitar también el clásico descanso en una silla con un café y un bollo. Junto a las máquinas expendedoras hay fruta y desde hace un año un equipo médico evalúa su riesgo metabólico y cardiovascular. La idea es extender estas costumbres a otros lugares.
Educación
Adquisición de habilidades. La capacitación, tanto de ciudadanos como de sanitarios y educadores, en habilidades relacionadas con comer bien y evitar el sedentarismo .
innovación e investigación
Inteligencia artificial y una cátedra. Además de crear un registro gallego de sobrepeso y obesidad, la Xunta ha puesto en marcha una cátedra de estilos de vida saludable en colaboración con la USC. También trabajan con inteligencia artificial y big data para adelantarse analizando factores condicionantes.