
El oscarizado documental «Searching For Sugar Man» destapó la historia del cantante estadounidense que, sin éxito en su país, se convirtió sin saberlo en una estrella del folk rock en la otra punta del mundo
10 ago 2023 . Actualizado a las 10:16 h.Pasó la mayor parte de su vida en la pobreza y el anonimato. Sin embargo, al otro lado del mundo era venerado como un semidiós con su propia mitología. El cantante de folk rock, Sixto Rodríguez, falleció este martes, día 8 de agosto, a los 81 años de edad. Casi una leyenda, la historia de este compositor quedó plasmada en el documental Searching For Sugar Man, llamado así por una de las canciones más representativas de su primer álbum, Cold Fact.
Hijo de un mexicano y de una nativa americana, Rodríguez empezó su carrera musical a finales de los años 60, en un Detroit en decadencia económica. En 1967 produjo su primer sencillo, I'll Sleep Away, con el que apenas cosechó éxito. Durante esta época malvivía tocando sus temas en los antros de los suburbios de esta ciudad al noroeste de Estados Unidos.
En 1970 grabaría su disco insignia, Cold Fact, y un año más tarde su segundo y último álbum, Coming For Reality. A pesar de la calidad de sus letras y la frescura de sus composiciones, ninguno de los dos discos obtuvo apenas reconocimiento. Viendo que su música no era valorada en su propio lugar de origen, decidió abandonar el escenario y abrazar el más absoluto anonimato.
Sin embargo, sin saberlo, el cantante se estaba convirtiendo en toda una estrella en países como Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia o Zimbabue. Como si de una epidemia se tratase, Rodríguez llegó hasta África de la mano de una joven estadounidense que llevó hasta Ciudad del Cabo una copia de Cold Fact. A partir de ese momento el fenómeno Sugar Man (por cierto, un eufemismo para referirse a un vendedor de cocaína) se empezó a extender hasta el punto de que recibió un disco de platino en Sudáfrica. Se había convertido en el Bob Dylan del país africano, donde vendió más de 60.000 álbumes. En Nueva Zelanda incluso llegó a vender más discos que el mismísimo Elvis Presley.
Comenzaba a fraguarse la leyenda de un hombre sobre el que no se sabía nada. Se llegó a pensar fehacientemente que Rodríguez había muerto suicidándose en plena actuación. Un rumor plasmado en el nombre de la gira que dio en 1998 después de darse a conocer públicamente, Dead Men Don't Tour.
Su resurrección se produjo en 1998 gracias a una increíble coincidencia. Mientras dos fans sudafricanos realizaban una exhaustiva labor de investigación sobre el cantante, una de sus tres hijas estaba buscando el nombre de su padre en internet. Así fue como encontró la página web que los dos fans habían dedicado a Rodríguez. La noticia lo pilló trabajando en la construcción.
Al más puro estilo Buena Vista Social Club, el éxito le llegaría 30 años después de comenzar su carrera musical. Rodríguez comenzó entonces a realizar giras, reeditar sus discos y participar en películas y documentales. Malik Bendjelloul, el también fallecido cineasta, vio potencial en esta historia y en el 2012 estrenó el documental Searching For Sugar Man, que le consiguió al director sueco un Premio Óscar.
A pesar de esto, Rodríguez siguió viviendo de manera humilde en su casa de Míchigan, donando buena parte de los ingresos que ahora sí recibía. Las letras de Rodríguez contienen un marcado corte social, que reflejaba su vida y entorno en la ciudad de Detroit. Pobreza, adicciones, prostitución o injusticias sociales fueron los temas que probablemente le consiguieron el estatus de musico de culto en Sudáfrica, donde el cantante se consideraba un símbolo de resistencia frente al apartheid.