La Cumbre Amazónica defrauda las expectativas de Lula, Petro y los ambientalistas
SOCIEDAD
Cierra sin medidas específicas contra la deforestación y la explotación petrolera
10 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La Declaración de Belém, firmada por los ocho países que comparten territorio amazónico (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela), no dejó conformes a las distintas organizaciones sociales que luchan por la protección del medio ambiente. El acuerdo alcanzado este martes pasado por los países que participaron de la Cumbre Amazónica en la ciudad de Belém do Pará (Brasil), reconoce que la Amazonia se dirige a un punto de no retorno debido al calentamiento global, pero no establece medidas específicas, ni plazos, respecto a la deforestación o la explotación petrolera.
La Amazonía, cuyo territorio ha sido arrasado en un 17% en los últimos 50 años, desempeña un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático porque extrae y almacena grandes cantidades de CO2 de la atmósfera que calientan el planeta; y aunque la gestión de gobierno de Lula ha logrado frenar la deforestación en un 42% se esperaban mayores definiciones de un encuentro que no se daba desde 2009. El documento sienta las bases para la coordinación de políticas respecto a la tala y la minería ilegal, subraya la necesidad de que los Estados promuevan un desarrollo sostenible y detengan la deforestación, y llama a los países más desarrollados —los que más contaminan—, para que cumplan su compromiso de inversión para la lucha contra el cambio climático de la Cumbre de la ONU de 2009 (91.300 millones de euros anuales). Sin embargo, se queda corto respecto a las ambiciones que Lula tenía, y por las que estuvo abogando en la previa del encuentro.
Lula presionó durante meses a Bolivia y Venezuela para que se comprometan -tal y como ya lo habían hecho los otros 6 países de la cuenca amazónica en la cumbre del clima de Glasgow de 2021- a poner fin a la deforestación ilegal para 2030, pero fracasó en sus intentos. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, que viene sosteniendo la agenda más fuerte en materia de protección ambiental en la región, a su vez, presionó a Lula para que hiciera lo suyo e igualara su compromiso de prohibir todas las perforaciones petrolíferas en la reserva, y tampoco tuvo éxito. Durante la cumbre Petro denunció el «negacionismo» de algunos líderes de izquierda, que siguen explotando combustibles fósiles a pesar de la declaración de medidas para proteger el medio ambiente. Tanto Brasil como Ecuador tienen en consideración proyectos de explotación petrolera en la selva, y Surinam y Guyana cuentan con grandes pozos. Petro también propuso la creación de un "tribunal internacional para cuestiones ambientales", así como una institución como la OTAN de la Amazonía.
«No es posible que, en un escenario como este, ocho países amazónicos no consigan poner en una declaración en letras mayúsculas que la deforestación tiene que ser cero y que explotar petróleo en la mitad de la selva no es una buena idea», sostuvo Mario Astrini, director ejecutivo del Observatorio del Clima, una red que congrega a más de 70 organizaciones ambientalistas de Brasil. Diversas organizaciones celebraron el encuentro, pero manifestaron una profunda preocupación por la falta de plazos y acciones concretas.
La Cumbre concluyó con reuniones con representantes de la República Democrática del Congo, República del Congo e Indonesia, que también poseen grandes superficies de bosque tropical.