El Ministerio Exteriores de China anunció ayer que, a partir del 30 de agosto, los viajeros que ingresen al país ya no tendrán que presentar pruebas de covid-19 de ácido nucleico o antígenos.
Con este anuncio se desmantela uno de los últimos vestigios de las políticas antipandémicas del gigante asiático para volver gradualmente a una situación semejante a la del 2019, aunque se trataba de una medida de poco calado en las llegadas de los aeropuertos, donde pocas veces se requería presentar los resultados.
El pasado 29 de abril, Pekín eliminó el requisito de PCR que todavía mantenía para viajeros procedentes de algunos países, siendo que la mayoría de naciones se libraron de esta medida en marzo.
China aplicó durante casi tres años una estricta política de cero covid que implicaba un cierre casi total de fronteras: se dejaron de expedir varios tipos de visados y solo los ciudadanos chinos y un número reducido de extranjeros podían entrar al país.