Elon Musk revela que el distanciamiento con su hija trans y «comunista» lo motivó a comprar Twitter

P. V. REDACCIÓN

SOCIEDAD

El nuevo dueño de Twitter, Elon Musk
El nuevo dueño de Twitter, Elon Musk DADO RUVIC | REUTERS

El magnate culpa al centro privado donde estudió y al «virus mental woke» de lavarle el cerebro a su hija, que se ha convertido en «marxista» y cree que «cualquier rico es malvado»

01 sep 2023 . Actualizado a las 22:13 h.

Que Elon Musk es un hombre visceral es algo que ya ha quedado más que demostrado, dadas las controvertidas decisiones que ha tomado en los últimos años. Lo que no sabíamos hasta ahora era que entre las motivaciones del magnate para comprar Twitter había un tema mucho más personal. Según ha desvelado el Wall Street Journal en un avance de la biografía de Musk que prepara el periodista Walter Isaacson, una de las grandes razones para la adquisición de la red social vino por por un trauma familiar: el distanciamiento de su hija transgénero Vivian Jenna, a la que define como «comunista», «marxista» y que cree que «todos los ricos son malvados».

La ruptura con su hija mayor, que ha llegado a pedir el cambio de apellido para no tener nada que ver con su padre, es, según su biógrafo, el mayor mazazo emocional que ha tenido Musk desde la muerte de su hijo Nevada, en sus brazos, con solo 10 meses de vida. «He intentado muchos acercamientos», se sincera Musk, «pero ella no quiere pasar tiempo conmigo».

El anuncio de la transición de Vivian llegó cuando ella tenía 16 años. En ese momento, la joven le mandó un mensaje a la mujer del hermano de Elon: «Ey, soy transgénero, mi nombre ya no es Xavier, ahora me llamo Jenna», escribió, y le pidió: «No se lo digas a mi padre».

Por supuesto, Elon acabó sabiéndolo y, aunque en principio «se lo tomó con optimismo», el distanciamiento no tardó en llegar. La situación se agravó cuando su hija se convirtió, según Musk, en una ferviente marxista, hasta el punto de romper del todo relaciones con su padre. «Fue más allá del socialismo para convertirse en una comunista convencida que cree que cualquier rico es malvado», le dice al periodista.

La culpa de todo, para él, la tiene, en general, la ideología woke y, en particular, el centro privado progresista al que acudió su hija en Los Angeles, Crossroads. Es allí donde él considera que le lavaron el cerebro para infectarla con una mentalidad que «ha suprimido las opiniones de derechas y antisistema».

Si en la cabeza del fundador de Tesla ya sobrevolaba la idea de que el «virus mental woke» estaba siendo un problema que estaba infectando todo Estados Unidos, la transición de género y la radicalización política de su hija mayor fueron el acicate que lo llevó a alzarse en armas contra esa ideología en expansión. «Hasta que paremos el virus mental woke, que es fundamentalmente anticiencia, antimérito y antihumano en general, la civilización nunca será multiplanetaria», dice el magnate con total seriedad.

Musk, que ya le había echado el ojo a Twitter por su potencial, veía a la red social como el gran valedor de esa indeseable ideología woke, el nombre que se le ha dado en Estados Unidos a los movimientos e individuos progresistas que toman conciencia y se levantan («woke» significa «despierto» en inglés) contra el racismo, la desigualdad social y de género o la homofobia, y que se usa generalmente de forma despectiva.

Era el año 2022, y todo parecía ir de perlas para Musk, con las acciones de Tesla subiendo como la espuma, su proyecto SpaceX tomando la delantera ante sus competidores y su proyecto Starklink demostrando un éxito indiscutible. Un dulce momento que coincidió, lamentablemente para muchos usuarios de la red social del pajarito, con la venta de unas acciones que le dejaron 10 mil millones de dólares en efectivo. «No quería dejarlas en el banco», dice, «así que me pregunté qué producto me gustaba, y la respuesta era fácil: era Twitter».

En Twitter vio Musk la herramienta para acabar implementando el proyecto que tenía en mente desde hace muchos años, ya cuando fundó PayPal: una aplicación total, al estilo de la china WeChat, que les sirviera a sus usuarios para hacer cualquier tipo de acción diaria desde su teléfono móvil. Un proyecto que llevará finalmente el nombre de la primera plataforma cocreada por el multimillonario: X.

Y a ello se sumó también lo que él consideraba una mala gestión de la red social por parte de sus creadores, ya que, en su opinión, solo servía para propagar las ideologías progresistas mientras silenciaba las opiniones de la alt-right estadounidense.