Estamos de enhorabuena. Tenemos que felicitar de forma muy efusiva a la doctora Katalin Karikó y al doctor Drew Weissman por el Nobel de Medicina 2023 que han logrado de manera compartida por el desarrollo de la vacuna de RNA para evitar la enfermedad covid producida por el virus SARS-CoV-2.
La vida de la doctora Karikó, bioquímica de origen húngaro, no ha sido fácil; contó con innumerables obstáculos y dificultades para poder desarrollar lo que llevaba muchos años trabajando. Esta extraordinaria científica creyó desde hace más de 30 años que era posible emplear el RNA (ácido ribonucleico por sus siglas en inglés) para el desarrollo de vacunas y terapias. El RNA lleva la información genética (como planos para piezas de un coche) para que la célula produzca proteínas específicas (partes del coche). Aunque nuestras células producen RNA de forma continua, nadie creía que se podía administrar RNA a las células de forma externa. Había dos problemas: el RNA podía inducir inflamación y es muy inestable, se degrada muy fácilmente por acción de enzimas que actúan a modo de tijeras. Tras años de trabajo, la doctora Karikó trabajó en modificar el RNA, en estrecha colaboración con el doctor Drew Weissman, inmunólogo americano. Por otra parte, la inestabilidad del RNA se resolvió con el empleo de nanopartículas lipídicas (como bolitas de aceite) que permiten que no se degrade, y manteniéndose a baja temperatura. Además, estas nanopartículas también activan el sistema inmunitario, ejerciendo un efecto adyuvante en la vacuna.
La llegada de la pandemia puso en marcha a las empresas BioNTech/Pfizer y Moderna. Solo había que cambiar la información de las secuencias del RNA para la proteína del virus y emplear la tecnología ya desarrollada por estos investigadores, para tener en tiempo récord vacunas de RNA. Los datos mostraron que era una vacuna muy eficaz y estable (inducía una potente respuesta inmunitaria que protegía de enfermar de forma grave); se podían producir miles de millones de vacunas en poco tiempo, y era muy segura. Esta vacuna ha salvado millones de vidas y lo seguirá haciendo en el futuro, ya que actualmente se están desarrollando vacunas para prevenir de otras infecciones, pero también para curar el cáncer y otras enfermedades. La vacuna de RNA frente al covid-19 es solo el principio.
La doctora Karikó, una mujer con tesón, confianza en su trabajo y mucha paciencia, es ya una figura referente para muchas mujeres científicas y para las nuevas generaciones. Las dificultades no pararon a esta gran mujer, tuvo que marcharse de su país natal para seguir trabajando en Estados Unidos, con mucha precariedad económica y poca aceptación de sus ideas por la comunidad internacional. Pero al final, ha tenido el triunfo que se merece.
Pongamos una calle con su nombre en todos los pueblos y ciudades españolas.