El cine y las series refuerzan el control contra los excesos sexuales en los rodajes

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La serie española «Élite» cuenta con una coordinadora de intimidad que controla escenas como esta, de la temporada 6, en la que Ander Puig y Nadia Al-Saidi simulan una situación con sexo oral.
La serie española «Élite» cuenta con una coordinadora de intimidad que controla escenas como esta, de la temporada 6, en la que Ander Puig y Nadia Al-Saidi simulan una situación con sexo oral.

La coordinadora de intimidad se impone en el 50 % de las producciones

14 oct 2023 . Actualizado a las 10:38 h.

Cuando se habla de abusos sexuales en los rodajes el público piensa en El último tango en París (1972). Allí la actriz Maria Schneider fue manipulada para rodar la histórica escena en la que practican sexo con mantequilla. Ella termina llorando. Las lágrimas eran verdaderas, no fingidas. El actor Marlon Brando y el director Bernardo Bertolucci habían pactado no decirle nada para que la humillación quedase reflejada con el mayor realismo posible. Se trata de un ejemplo extremo y que no ofrece dudas sobre cómo una persona en un rodaje puede sentirse tan vulnerable como para ceder a actos que, tratados previamente, jamás se desarrollarían.

Sin embargo, existen muchos otros excesos que se quedan en una gama de grises que no permite verlo todo tan claro. «Yo no tengo conocimiento de cosas tan bestias en un rodaje como lo de El último tango en París», explica Lucía Delgado, actriz que también trabaja como coordinadora de intimidad en los rodajes, una figura surgida precisamente para evitar estos excesos. «Lo que más pasaba antes es que no se terminaban de hablar las cosas y surgían pequeñas manipulaciones o coacciones en el set. De pronto, le decían a la actriz que la escena quedaría mejor si se quitaba el sujetador. Y ella, con la presión, se veía ahí vulnerable y acaba haciéndolo sin que se hubiera pactado anteriormente», añade.

Desde la explosión del movimiento MeToo en Estados Unidos el coordinador de intimidad es un puesto obligado en los rodajes. En España empezó a colarse tras la pandemia. Ahora su presencia cada vez es más usual. «El 50 % de las producciones ya cuentan con nosotros. No es una obligación legal, ni hay un sindicato como en Estados Unidos presionando, pero sin duda irá a más», sostiene Maitane San Nicolás. También desarrolla este trabajo en los rodajes. Ha estado recientemente en el filme Culpa mía de Domingo González y en la serie Los Farad, que se estrenará en diciembre.

«Básicamente, nuestra labor consiste en coordinar las escenas que requieren de intimidad para los actores. Aquellas que tengan que incluir desnudos, sexo simulado entre dos actores o mucha exposición», resume San Nicolás. Dice que, al tratarse de algo relativamente nuevo, todavía existen muchas incógnitas: «No está claro si es la productora la que tiene que ponerla o los actores exigirla. Hay falta de información. Somos muy pocas las que estamos trabajando en España y hay muchas preguntas».

Tábata Cerezo trabaja con Lucía Delgado. Ambas fundaron IntimAct, para gestionar los rodajes de ese tipo de escenas. «Cuidamos el consentimiento de los artistas y estamos ahí para ver lo que hacen y que no supere lo acordado —dice la primera—. Pero también coreografiamos las escenas, del mismo modo que antes se coreografiaban las escenas de acción, para asegurarnos que se hagan de manera segura. Usando trucos para que parezcan reales, buscamos una coreografía y una narrativa que tenga sentido y se vea real. Pero que, al mismo tiempo, los actores no se vean involucrados en acciones sexuales reales, evitando en todo momento el contacto genital».

Daños psicológicos

Si en los especialistas de acción las consecuencias de una mala praxis son físicas y visibles, aquí se trata de daños psicológicos más difíciles de mostrar. «Antes, ocurría algún exceso y la actriz se iba fatal para casa pero todo continuaba al día siguiente. Protegemos la salud mental, que es algo más silencioso. Hay actrices veteranas que nos ven y nos dicen que ojalá existiéramos antes —explica Maitane San Nicolás—. El abuso de poder, la presión a la que puede estar sometido un actor en un set, es sutil y máxime si no hay una mirada neutra que lo vigile e impida que se traspasen los límites».

«Esto no hubiera triunfado tanto si no estuviera ligado a un cambio social y cultural real. De alguna manera, es imparable —piensa la coordinadora de intimidad—. Por el hecho de que se hayan hecho algunas cosas mal durante mucho tiempo no quiere decir que tengamos que seguir haciéndolas de esa manera. Es muy sano que haya gente así. Cada vez somos más los que decimos no. No hay que poner a nadie en peligro para esto». 

«El texto dice "se enrollan", pero hay que definir qué es eso»

En España ni los contratos que se firman, ni los guiones que manejan los actores son muy específicos en lo relativo a su intimidad. «Puedes trabajar y ver que en el texto pone "y se enrollan", pero no queda claro qué significa eso y hay que definirlo», explica Lucía Delgado. «Lo que significa para el director es una cosa y para los actores, otra. Había ahí muchas veces un fallo de comunicación y, de repente, saltaba el set ante esas visiones. Para uno podía ser una penetración que duraba un minuto y medio y para los otros era besarse contra la pared y ya estaba», añade. Precisamente, ella se encarga de especificar todo esto previamente al rodaje, haciendo de canal de comunicación con el director.

«Ahora todo está pactado —explica—. Se da espacio para hacer todas las preguntas que quieran hacer, que se sepa todo… y así, como actores, ellos pueden preocuparse de actuar y meterse en el personaje. Y que no tengan la vocecita interior de lo que va a pasar en medio del trabajo». Ella y Tábata Cerezo han trabajado en series como Zorras, Smiley o Élite. En esta última intervinieron en la sexta y séptima temporada, la última aún pendiente de estrenarse el 20 de octubre. «En un capítulo de la sexta hay una escena de sexo oral simulado entre los actores Ander Puig y Nadia Al-Saidi. Quedó bastante realista y, en realidad, entre la cara del actor y la zona genital de la actriz había un montón de barreras gordas. Pero él entendió los movimientos justos para que pareciera. El trabajo del actor se hace muy bonito porque ellos ven lo que queremos hacer. Fue una de las primeras escenas que rodamos».

«Teniendo en cuenta que esto es una cosa nueva, nosotras nos pasamos el día inventando y buscando materiales flexibles y adaptables, pero que creen barreras seguras entre genitales. Porque este es el contacto que queremos evitar», detalla Delgado. «Puede ser desde un corcho fino o una pequeña silicona o cosas más duras si requieren un contacto más intenso. Pero eso lo vamos a diseñar en base a la escena porque cada uno requiere una solución. A veces llega con un cojín. Otras hay que desarrollar técnicas coreográficas».