
La fase de preemergencia implica un máximo de consumo por habitante y día de 210 litros. El Govern se prepara para agoger barcos cisterna por si fuese necesario
21 nov 2023 . Actualizado a las 22:21 h.Pleno noviembre y los embalses en Cataluña están vacíos, apenas al 19 % de su capacidad. Mientras en Galicia se desbordan ríos y se rompen récords de precipitaciones acumuladas, la escasez de lluvias se prolonga ya al otro lado de España durante 36 meses y ni rastro en las previsiones de que pronto vaya a caer agua por encima de la media. La situación exige medidas urgentes. A partir del próximo lunes, el consumo en hogares y en los sectores de restauración y de turismo quedará restringido a un volumen máximo por habitante y día de 210 litros, tal y como anunció este martes en rueda de prensa el consejero de Acción Climática, David Mascort. La comunidad catalana decretará este miércoles el estado de preemergencia por sequía en el área metropolitana de Barcelona y parte de Gerona, una medida que afecta a casi seis millones de personas y que precede a la fase de emergencia, la más crítica de todas. Podría llegar a alcanzarse a finales de año si la situación no cambia.
La preemergencia se declara para el sistema Ter Llobregat, que abastece a 202 municipios y que también supone la prohibición del riego del césped de jardines, tanto públicos como privados. Solo se permite el sistema gota a gota para garantizar la supervivencia de los árboles. Tampoco se podrán rellenar piscinas particulares, limpiar calles con agua potable, llenar fuentes ornamentales o lavar el coche fuera de establecimientos comerciales. Como medidas complementarias, se aplicarán planes de ahorro en edificios públicos y en las prisiones, y se desplegará una campaña educativa en escuelas e institutos. El cumplimiento de las dotaciones máximas de agua por habitante y día compete a los ayuntamientos.
Barcos con agua
Mascort confirmó además que el Govern se está preparando para poder acoger la llegada de barcos con agua, por si fuera necesario activar esta opción en algún momento. Ya en la anterior gran sequía, la del 2008, se puso sobre mesa la posibilidad de recurrir a cisternas, pero no hizo falta porque finalmente llovió. «Estamos trabajando con el Puerto de Barcelona para hacer las obras de adecuación, para que puedan llegar los barcos y, en el momento que sea necesario, llegarán», dijo el consejero, que destacó que estos trabajo son «muy rápidos» y podrían estar listos «en un par de meses».
Otra de las medidas que se está contemplando para la fase de emergencia es reducir la presión del agua que llega a las casas por las tuberías. «Trabajamos con las operadoras, pero se tiene que hacer de forma muy quirúrgica», precisó Mascort. No es lo mismo bajar la presión en una localidad pequeña con edificios bajos, dijo, que en urbes de grandes extensiones y con bloques de 14 pisos, pues en este caso el agua necesita más fuerza para circular y llegar hasta los domicilios. En todo caso, la modulación de la presión podría permitir ahorrar entre un 2 y un 7 % del consumo de agua.