Por primera vez se reconoce la responsabilidad del petróleo, el gas y el carbón
13 dic 2023 . Actualizado a las 20:31 h.La batalla que está librando la política para frenar el cambio climático avanza mucho más despacio que el ritmo al que se calienta la Tierra. Basta con señalar que fueron necesarias 21 cumbres hasta llegar a París para tomarse en serio el asunto. En la COP21 se reconoció el problema y se concretó por primera vez un objetivo. La temperatura media no debería subir más de 1,5 grados este siglo.
Este miércoles en la COP28 de Dubái se alcanzó un acuerdo que solo ha contentando a unos pocos, sobre todo a los llamados petroestados de la OPEP que ejercieron presión durante dos semanas para que las referencias a los combustibles fósiles no incluyeran el concepto «eliminar». Y lo han conseguido. El presidente de la cumbre y magnate del petróleo, Sultán al-Jaber, dijo que «el mundo acaba de adoptar una decisión histórica».
Los casi 200 países presentes en la reunión celebrada en los Emiratos Árabes se han puesto de acuerdo para aprobar por unanimidad el llamado Balance Global, la primera revisión sobre lo conseguido desde París y fijar nuevos objetivos. El texto incluye un nuevo término que es «transicionar» y propone literalmente «iniciar una transición para dejar atrás los combustibles fósiles de manera ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en el 2050, de acuerdo con la ciencia».
Una vez más el lenguaje poco concreto es la clave. Otro matiz importante del texto es que «se reconoce que esa transición debe hacerse teniendo en cuenta los distintos puntos de partida y las distintas circunstancias de cada país, una de las principales reclamaciones de los países en vías de desarrollo». Es decir, la reducción se realizará a diferentes velocidades.
Para impulsar la transición, el documento insta a las partes (198 países) a eliminar gradualmente y lo antes posible los subsidios a los combustibles fósiles «ineficientes» que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas.
Hay, sin embargo, varias lecturas positivas que muchos activistas, políticos y científicos comporten. El documento acepta que estamos ante una «década crítica» y, lo más importante de todo, por primera vez en 30 años de reuniones se reconoce que los combustibles fósiles son los principales responsables del cambio climático. Un avance que tiene el valor añadido de haberse conseguido en uno de los mayores productores de petróleo del mundo.
Y en este sentido sí se podría calificar como un logro «histórico», tal y como ha hecho, por ejemplo, la propia Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica. «Pone de manifiesto que lo que hicimos en París funciona, que el multilateralismo funciona, que tenemos una plataforma muy importante desde la que juntos resolver, afrontar los problemas más grandes que afronta la humanidad».
Sobre la nueva terminología que aparece en el acuerdo Ribera ha dicho que lo importante es que «hoy tenemos un lenguaje que muestra que debemos transitar. Países productores de carbón, de gas y petróleo aceptan que el único horizonte con el que podemos vivir es uno con la temperatura que no vaya más allá de 1,5 grados».
Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos ha asegurado que «el hecho de que estemos ante un punto de inflexión dependerá de lo que hagamos a partir de ahora». Simon Stiell, jefe de la ONU de Cambio Climático asegura que «no hemos pasado página en la era de los combustibles fósiles, pero este es claramente el principio del fin». Wopke Hoekstra, comisario de Acción Política de la UE comenta sobre el acuerdo que «hemos pasado treinta años para llegar al principio del fin de los combustibles fósiles». António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas comentó que «esperemos que la eliminación gradual de los fósiles no llegue demasiado tarde».
Kaisa Kosonen, Jefa de la delegación de Greenpeace aclara que «este no es el acuerdo histórico que el mundo necesita y tiene muchos vacíos y deficiencias». En la misma línea, Nafkote Dabi, portavoz de Oxfam Intermon añade que «la COP28 ha quedado a kilómetros de distancia del resultado ambicioso que se prometió». Ilan Kelman, Catedrático de Catástrofes y Salud del University College de Londres ha sido más contundente al calificar el documento como «otra extravagancia circense de la COP ha terminado con más documentos que ofrecen poca sustancia. El acuerdo ha sido mínimo».