La temperatura de la Tierra podría ascender hasta 1,81 grados antes del 2033 según un estudio español

SOCIEDAD

EFE

Investigadores del Centro Nacional de Supercomputación dicen que el Acuerdo de París se incumplirá «de manera inminente»

20 ene 2024 . Actualizado a las 11:37 h.

El 2023 ha sido el año más caluroso de los últimos 120.000 años con una anomalía positiva sobre la media preindustrial de 1,48 grados según el programa Copernicus de la Unión Europea y 1,54 grados según datos del Instituto Berkeley de la Tierra, con sede en California. El homo sapiens está viviendo los días más sofocantes de su historia. Además, la inmensa mayoría de las predicciones apuntan a que el 2024 será más cálido todavía debido a la influencia del fenómeno de El Niño que se produce cuando se calientan las aguas del Pacífico tropical y que se resiste a perder intensidad.

La pregunta que se plantean muchos científicos es qué pasará después, a partir del 2025. Ahora mismo parece haber una versión consensuada que sugiere que este calor extremo es solo una cuestión coyuntural. En ningún caso debe entenderse como que el límite de seguridad marcado en el Acuerdo de París ya no tiene validez.

Sin embargo, el Centro Nacional de Supercomputación (BSC), con sede en Barcelona, acaba de publicar un estudio que pone en jaque las previsiones sobre la evolución de la media mundial. Se trata de uno de los cuatro centros productores mundiales de predicción climática a corto plazo avalados por la Organización Meteorológica Mundial que elabora anualmente predicciones decenales operativas. El servicio combina datos de observación y modelos climáticos para ofrecer una representación matemática del clima de la Tierra que suele abarcar la atmósfera, el océano, el hielo marino y la tierra y muestra la mejor estimación del sistema climático en un momento determinado.

Investigadores del grupo Variabilidad y Cambio Climático predicen que la temperatura media podría ascender entre 1,53 y 1,7 grados entre el 2024 y el 2028 respecto al período preindustrial y entre 1,56 y 1,81 entre el año 2029 y el 2033. Este pronóstico se basa en el mismo método que el BSC utilizó en el 2022 y que permitió anticipar que el 2023 sería el año más cálido desde que hay registros, algo que finalmente ocurrió.

«Nuestro sistema de predicción decenal nos permite anticipar tanto las variaciones interanuales como las tendencias de calentamiento a más largo plazo, teniendo en cuenta las influencias de las emisiones de gases de efecto invernadero y aerosoles, así como la variabilidad natural inherente al sistema climático», apunta Roberto Bilbao, principal responsable de la predicción decenal.

El estudio confirmaría una circunstancia que se viene observando desde hace décadas: la media global mantiene una clara tendencia ascendente. «Pase lo que pase este año no podremos decir todavía que el Acuerdo de París se ha incumplido, pero es algo que ocurrirá de manera inminente según nuestro modelo», advierte Bilbao. Además, si el BSC está en lo cierto, en el plazo de diez años la media global estaría muy cerca incluso de la segunda barrera que fija el Acuerdo de París en dos grados. Cabe recordar que son objetivos que se habían marcado para finales de siglo.

Los límites de seguridad están conectados con la ciencia que sostiene que el equilibrio del sistema climático de la Tierra depende de una serie de mecanismos de regulación. Durante los últimos 10.000 años ha habido un equilibrio que ha mantenido la media un grado arriba y abajo como mucho. Esta oscilación mínima ha permitido el progreso del ser humano hasta la actualidad.

Hay muchos mecanismos de regulación. Por ejemplo, las corrientes marinas o ciertos ecosistemas como los arrecifes de coral y la selva del Amazonas. La tesis de los llamados puntos de inflexión sugiere que a partir de 1,5 grados aumentaría el riesgo de que algunos alcancen un punto de desestabilización crítico. En el caso del Ártico y la Antártida esto ocurriría si el hielo retrocediese tanto como para que ambas regiones empezaran a absorber mucha más radiación solar de la que reflejan ahora mismo. De esta forma, el planeta perdería un proceso que le permite enfriarse.

«Lo que pasará en la próxima década dependerá directamente de lo que hagamos en los próximos años con las políticas de reducción de gases de efecto invernadero. Estamos hablando de que al ritmo actual de emisiones el límite de los dos grados llegaría mucho antes del 2100. Debemos confiar en que, tal y como propone el Panel de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), se producirá un pico de emisiones entre el 2030 y el 2040 y a partir de entonces debería empezar una reducción. Y no solo eso, también habrá que utilizar tecnologías para la retirada de carbono de la atmósfera que permita frenar el calentamiento», concluye el investigador.