El Reloj del Apocalipsis mantiene la humanidad a 90 segundos del fin del mundo por las guerras y la inteligencia artificial
SOCIEDAD
La herramienta creada en el año 1947 por los miembros del Boletín de Científicos Atómicos se mantiene en el punto más cercano al Juicio Final de toda su historia
24 ene 2024 . Actualizado a las 08:56 h.El famoso Reloj del Apocalipsis se mantiene en su punto más cercano al fin del mundo de toda su historia: a solo 90 segundos de la medianoche. La herramienta creada en el año 1947 por los miembros del Boletín de Científicos Atómicos se había situado tras la reunión del año pasado en ese mismo nivel y, tras el encuentro de este año, las manecillas imaginarias se quedan donde están. Las guerras en Ucrania o en Gaza, la tensión entre Estados Unidos y China, la crisis climática global o las incertidumbres ante el avance imparable de la inteligencia artificial han puesto su granito de arena para que los expertos no hayan podido retrasar ese eventual fin de la humanidad.
Según este simbólico reloj del Juicio Final, cuanto más cerca se sitúen esas manecillas de la medianoche, más riesgo hay de que una gran catástrofe amenace la supervivencia del ser humano. Se creó tras la preocupación por la proliferación de armas atómicas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Desde el 2007, a esa gran amenaza latente, el Boletín de Científicos Atómicos también ha incluido nuevas variables: el medio ambiente y los avances tecnológicos con potencial destructor.
Tras cada reunión, y dependiendo del riesgo potencial del momento, los expertos adelantan o atrasan esas manecillas. En el momento de su creación, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Reloj del Apocalipsis inauguró su recuento situándose a 7 minutos del final de todo, pero solo cinco años después, en plena escalada de la carrera nuclear en la Guerra Fría, era ya de solo 2 minutos, posición durante la que permaneció hasta 1960, cuando volvió al nivel inicial, a 7 minutos de la medianoche, y en 1963, tras el fin de la crisis de los misiles de Cuba y de un tratado entre Estados Unidos y la URSS, se retrasó aún más, hasta situarse a unos esperanzadores 12 minutos.
El mejor momento de este reloj fue, sin duda, el año 1991, cuando se dio fin a la Guerra Fría tras la caída, a finales del 1989, del Muro de Berlín. El reloj simbólico llegó a estar a 17 minutos de la medianoche, un registro que duró cuatro años más, pero que no logró volver a recuperar jamás.
Los conflictos en las antiguas repúblicas de la Unión Soviética, junto al descontrol de material nuclear que allí existía, la proliferación de este tipo de armas en otros países como India o Pakistán y el miedo a que pudiesen ser usadas en atraques terroristas, especialmente tras los atentados del 11-S, hicieron avanzar rápidamente las manecillas del reloj. Cuando en el 2007 los expertos añadieron el cambio climático como uno de los grandes peligros que pueden acabar con la humanidad, el reloj se situó a tan solo cinco minutos del final.
Desde entonces, las manecillas solo se atrasaron una vez y fue para regalar un solo minuto más a la especie. Fue en el 2010, momento en que habían aflorado promesas para limitar la emisión de gases de efecto invernadero. Dos años después, ese minuto de esperanza se esfumó y el tiempo restante para el Apocalipsis inició una caída libre que aún no ha tocado suelo.
El aumento de armas nucleares en países de Oriente Medio, el ascenso de figuras políticas como Donald Trump y el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y una cada vez más armada Corea del Norte, sumado al omnipresente cambio climático, hicieron que el Reloj del Apocalipsis marcase un hito en el 2018. Por primera vez, se situaba en un horario propio del siglo pasado, a tan solo dos minutos de la medianoche.
Que la humanidad nunca ha estado tan cerca de la autodestrucción ya lo advirtieron los miembros del Boletín de Científicos Atómicos en el 2020, cuando quedaban cien segundos para ese supuesto Apocalipsis. Pero la situación ha empeorado. En el 2023, los científicos decidieron rebajar a 90 los segundos restantes para final. Una posible escalada en conflictos como el de Gaza o la guerra de Ucrania, la crisis derivada de la pandemia de covid-19 o la tensión entre Estados Unidos y China son algunas de las razones que llevaron a tomar esta decisión. Ahora, aunque las manecillas se mantienen quietas, el Boletín de Científicos Atómicos advierte del «riesgo de que estalle una guerra nuclear por un error de cálculo».
A esto se añaden los crecientes riesgos medioambientales, con señales tan preocupantes como que el 2023 fue «el año más caluroso jamás registrado» y se produjeron enormes inundaciones, incendios forestales y otros desastres derivados de la crisis climática. El Boletín también puso el foco en la expansión de la inteligencia artificial, una herramienta que, advirtieron los científicos, tiene un gran potencial militar y de desinformación. «Afortunadamente, muchos países están reconociendo la importancia de regular la inteligencia artificial y están comenzando a tomar medidas para reducir el potencial de daño», aseguraron.
La situación actual es peor que la de 1953, cuando el reloj marcó dos minutos para la medianoche durante una de las etapas más tensas de la Guerra Fría. De no cambiar las cosas, la humanidad está a tan solo 90 segundos de firmar su sentencia de muerte.