
La segunda temporada del musculoso antihéroe está funcionando con nota en Prime Vídeo. Es una de las series más vistas del momento, sin tener que apuntarse a ninguna tendencia
03 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«A los delincuentes les matamos, o les metemos en la cárcel, yo prefiero lo primero». Una frase definitoria, a interpretar con cierta ironía. Cobra un sentido menos apocalíptico en boca del titán Jack Reacher, un tipo tan entrañable como mortífero al que es preferible no llevar la contraria. No le cierra la chaqueta, sus brazos parecen piernas de futbolista y puede partirte el cuello con el dedo meñique del pie izquierdo. El testosterónico protagonista de la conocida serie de novelas multiventas ha vuelto a la carga con una exitosa segunda temporada de Reacher, disponible en Prime Vídeo.
Alan Ritchson, el superhéroe Hawk en Titans, el live action de DC, recogió el testigo de Tom Cruise, rostro del personaje en las películas, para ofrecer al público entregado un rol más embrutecido y cercano al material de partida. Al verle en pantalla es inevitable recordar al mítico Arnold Schwarzenegger.
Estemos o no ante un nuevo Schwarzie, la montaña de músculos funciona a las mil maravillas, aporta carisma al enigmático exmilitar creador por el escritor Lee Child y llena la pantalla. Pega más fuerte. De hecho, la serie, de ocho episodios ya online, se ha convertido en una de las favoritas de la audiencia, superando al estreno de la sesión inicial y rompiendo algún récord. Así, los tres primeros episodios, ofertados del tirón, acumularon más de 1.500 millones de minutos de visualización durante su primera semana de lanzamiento.
Reacher es un thriller de espías, tan convencional como efectivo, que podemos entender como serie B hipervitaminada. Las escenas de acción, con abundantes mamporros y disparos en zonas críticas del cuerpo humano, no escatiman en hemoglobina. Hay violencia física, diálogos con sorna y un hatajo de personajes que están diseñados a medida para encandilar especialmente a hombres de mediana edad. El público masculino es el principal beneficiario de este tipo de propuestas sin trampa ni cartón. La diferencia respecto a otras series similares es su falta de escrúpulos a la hora de hacer chistes en momentos crueles, cuando el ojo por ojo es la moneda de cambio. Jack Reacher no deja de ser un antihéroe vengativo, con algo de maña y mucha fuerza, que prefiere darle al puño y al gatillo antes que intercambiar unas palabras de apaciguamiento. Su sentido de la justicia es inamovible.
Trama confusa
El argumento de esta segunda temporada, basada en Mala suerte, el undécimo libro de la lista, se antoja algo confuso pero gracias a los pequeños resúmenes que acompañan el comienzo de cada entrega es difícil perderse del todo. Lo importante es lo importante, el intercambio de golpes y tiroteos entre escena y escena. Por supuesto, se explica oralmente por dónde va resolviéndose el caso para que no haya lugar a dudas. Esta vez el justiciero errante, que vive de aquí para allá viajando con lo puesto, se enfrenta a una malévola corporación que pretende vender un buen número de misiles inteligentes, lo que supone una enorme amenaza para el equilibrio de la paz. en EE UU.
Esta nueva conspiración empuja al bueno de Jack a reunirse con viejos compañeros de tropelías militares que le acompañan en su gesta. Nuevos personajes, bien integrados en una serie rodada con aspecto televisivo, y buena mano, especialmente en las escenas de acción. Sin grandes medios, están bien narradas en la descripción de espacios. Entretenida y fugaz, regala alguna agradecida fantasmada final, como mandan los cánones, y deleita al respetable con una acertada colección de villanos que, por supuesto, hablan demasiado. Ritchson, quien no lo pasó bien en la primera temporada por un desequilibrio hormonal con tanta preparación física, no se toma el personaje excesivamente en serio, con lo cual resulta simpático, a pesar de cometer algunos actos deplorables que cobran otro sentido en la ficción con la expresividad del actor y las ocurrencias de su rol, que lanza con guasa algunas frases lapidarias que suavizan los posibles excesos, llamando a la sonrisa cómplice. Reacher siempre topa con problemas a resolver que acaban enredándose. Le acompañan en el reparto de su última aventura, a la que no le faltan buenas críticas en la red, Maria Sten (Channel Zero), Serinda Swan (La forense) y Shaun Sipos (Krypton) como miembros de la desaparecida 110ª Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía Militar. Y atención a Robert Patrick, el T-1000 de Terminator 2: El juicio final, que ejerce de pérfido bellaco sin escrúpulos.