José Manuel López Pérez «La gran disrupción es que la máquina puede entender y generar lenguaje humano»
SOCIEDAD
El experto de BBVA describe cómo ponen la tecnología al servicio del cliente
07 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.José Manuel López Pérez es el máximo responsable de la factoría de inteligencia artificial (AI Factory) de BBVA, un departamento en claro crecimiento y que está entre los más punteros del banco en cuanto a innovación.
—¿Cuando nos referimos a inteligencia artificial, qué hay detrás?
—La inteligencia artificial es una tecnología que permite a las máquinas realizar tareas para las que normalmente haría falta inteligencia humana. Las máquinas son capaces de tomar decisiones por sí mismas, pero en lugar de basarse en emociones y pensamientos lo hacen con datos: con cálculos, con algoritmos. Hay dos campos fundamentales. El primero es el que llamamos machine learning o aprendizaje automático. Se centra en el desarrollo de modelos y algoritmos que permiten a las máquinas aprender automáticamente. Es decir, a partir de datos, las máquinas aprenden patrones y toman decisiones. Por ejemplo, cuando Netflix te recomienda una película en base a lo que tú has visto y a los gustos de otros usuarios parecidos a ti detrás hay un modelo de machine learning. El otro campo muy relevante es lo que llamamos deep learning o aprendizaje profundo. Este, básicamente, intenta replicar el funcionamiento y la estructura del cerebro humano. Puede tratar datos más complejos y más abstractos. Dentro de este subconjunto tenemos los grandes modelos de lenguaje, los que están detrás del famosos ChatGPT. También reconocimiento facial o reconocimiento de imagen. Cuando en BBVA te abres una cuenta haciéndote un selfie, detrás hay un modelo de deep learning.
—¿Cuál es el cambio actual?
—Llevamos muchísimos años utilizando la inteligencia artificial. Los modelos para calcular la calidad crediticia de un cliente se remontan a la década de los sesenta del siglo pasado. Lo que realmente es disruptivo y nos está cambiando la vida es la velocidad a la que está habiendo esta evolución. Facebook y Twitter tardaron cinco años en tener cien millones de usuarios. ChatGPT lo consiguió en dos meses. Y el primer millón de usuarios en apenas cinco días. Esto nos genera incertidumbre y es normal. Lo que tenemos que ser es capaces de aprovechar esta oportunidad que se presenta delante de nosotros.
—¿A qué responde esta evolución ahora?
—La gran disrupción fue la aparición de los grandes modelos de lenguaje. Le permiten a una máquina entender y generar lenguaje humano de una manera natural. Es capaz incluso de generar conversaciones a partir de un contexto dado. Decimos que son grandes porque se entrenan con muchísima información. OpenAI no desvelan con cuanto información han desarrollado ChatGPT, pero se estima que son 300.000 millones de palabras. Eso es casi todo el corpus escrito de la humanidad y el modelo resultante tiene 170.000 millones de parámetros. Un modelo de riesgos que se utilizan en un banco puede tener cien parámetros. Son cifras astronómicas, pero lo realmente disruptivo es que estos modelos son creativos, son capaces de generar contenido y de comprender un contexto. Los contextos son la clave para que las conversaciones tengan sentido. Cuando a ChatGPT le pides un resumen de El Quijote, ese resumen se genera en ese momento para ti y es nuevo, inédito, no existe.
—¿Cómo funciona esa aplicación?
—Estamos en un entorno de muchísimo cambio. Eso genera reticencias y es normal, porque hay incertidumbre. Lo importante es comprender cómo funciona esta tecnología y, sobre todo, decidir cómo la queremos utilizar. Un cuchillo superafilado si lo utilizas para cortar jamón, debería casi estar en una vitrina y adorarlo. Si lo utilizas para agredir a alguien es un arma homicida.
—¿Para qué están usando la inteligencia artificial en BBVA?
—BBVA fue pionero en su día en la anterior revolución tecnológica que fue la revolución digital. Un poco la filosofía que subyacía era poner al cliente en el centro y asegurarnos de que resolvíamos sus necesidades. Esa es filosofía es exactamente la misma que estamos teniendo ahora en torno a los datos y a la inteligencia artificial. Por ejemplo, la salud financiera, que para nosotros es poner en manos de nuestros clientes buenas herramientas para que tomen decisiones financieras. Con datos transaccionales y herramientas de inteligencia artificial somos capaces de detectar situaciones anómalas, como una factura del gas o la electricidad más alta de lo normal o un ingreso de un arrendatario que no me llega. Con eso generamos alertas que nuestros clientes pueden accionar y tomar decisiones. Otro ejemplo son las recomendaciones de ahorro, si detectamos que tiene un ingreso más alto de lo normal. Además no pueden dejar comentarios que nosotros, ya históricamente, usamos para mejorar estas herramientas.