Durante siglos se pensó que el fenómeno era un mito de los antiguos marinos
22 abr 2024 . Actualizado a las 09:22 h.La existencia de las olas solitarias fue considerada como leyenda durante siglos. Se creía que eran algo producto de la imaginación de los hombres del mar. Al fin y al cabo, cómo iba a existir una única ola capaz de alzarse mucho más que el resto.
La ciencia tiene la increíble capacidad para acabar con los mitos. El 1 de enero de 1995 una ola de 25,6 metros golpeó la plataforma petrolífera Draupner situada en el Mar del Norte. Por primera vez una boya oceanográfica capturó un tipo de ola que encajaba con el relato de los marinos. Una vez que se confirmó que el fenómeno era real, la comunidad científica se lanzó a tratar de estudiarlas. A lo largo de este siglo se han reportado 16 casos compatibles con una ola solitaria.
Una expedición científica de la Universidad de Melbourne a la Antártida ha descubierto el mecanismo capaz de crear una pared de agua tan alta. Y no podía ser otro que el viento. El profesor Alessandro Toffoli, autor del artículo publicado en Physical Review Letters sostiene que «las olas gigantes son colosales, dos veces más altas que las olas vecinas, y aparecen aparentemente de la nada».
A través de una técnica de 3D, Toffoli y su equipo pudieron reconstruir la superficie ondulada del océano en tres dimensiones, proporcionando una claridad sin precedentes sobre la dinámica de las olas del océano. «Los mares agitados y los vientos salvajes de la Antártida pueden causar que las grandes olas se autoamplifiquen.
Nuestras observaciones muestran que las olas monstruo surgen durante la etapa joven de las olas, cuando responden mejor al viento. Esto sugiere que los parámetros del viento son el eslabón perdido. El viento crea una situación caótica en la que coexisten olas de diferentes dimensiones y direcciones. El viento hace que las olas jóvenes crezcan más alto, más largo y más rápido. Durante esta autoamplificación, una crece desproporcionadamente», añade.
Toffoli enfatizó la importancia de integrar la dinámica del viento en los modelos predictivos para el pronóstico de olas gigantes. «Esto demuestra que al desarrollar herramientas para predecir olas monstruo, los científicos deben tener muy en cuenta el papel que desempeña el viento», concluye.