Operación Cirrus: objetivo alterar la atmósfera

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Imagen satelital de Ian que en septiembre del 2022 tocó tierra en el suroeste del estado de Florida como huracán de categoría 4
Imagen satelital de Ian que en septiembre del 2022 tocó tierra en el suroeste del estado de Florida como huracán de categoría 4 NOAA

En los año 40 un proyecto científico liderado por Estados Unidos intentó alterar la trayectoria de los huracanes, pero no salió bien

28 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante los años en los que Estados Unidos intervino en la Guerra de Vietnam un secreto a voces circulaba por los pasillos del Departamento de Estado. El ejército estaba usando el tiempo atmosférico como arma. La llamada Operación Popeye tenía como objetivo inundar la Ruta Ho Chi Minh que usaban las tropas comunistas y que discurría a lo largo de 16.000 kilómetros desde Vietnam del Norte hasta distintos puntos de Vietnam del Sur pasando por Laos y Camboya. Mediante la siembra de nubes se pretendía prolongar la temporada de monzones que tiene lugar desde junio a septiembre. Se estima que entre 1967 y 1972 hubo más de dos mil vuelos que sembraron alrededor de 47.000 nubes.

En un artículo publicado en el diario The New York Times en julio de 1972 algunos funcionarios admitían que habían denunciado esta técnica, pero muchos altos cargos militares no venían ningún impedimento. «¿Qué es peor, provocar lluvia o lanzar bombas», solían argumentar.

No era la primera vez que Estados Unidos intentaba manipular el tiempo. En 1947, el gobierno financió el proyecto Cirrus, diseñado para tratar de encontrar una forma para deshacer los huracanes. Al mando estaba un meteorólogo de la compañía General Electric llamado Vincent Schaefer que había descubierto que cuando se añaden ciertas sustancias congeladas a las nubes podían provocar que las gotas de agua pasaran de estado líquido a sólido.

El 13 octubre de ese año un avión sobrevoló un huracán que se dirigía hacia Florida y depositó 80 kilos de hielo seco sobre el ciclón con la esperanza de modificar la trayectoria. Lo que sucedió después evidencia lo peligroso que puede ser alterar el ciclo natural de la atmósfera. El huracán no se debilitó en ningún momento, pero sí se desvió hacia el oeste e impactó en la ciudad de Savannah, en el estado de Georgia, causando daños por valor de 23 millones de dólares.

Los habitantes de las zonas afectadas se enteraron del experimento y acabaron denunciando. Las demandas no pudieron prosperar por falta de pruebas que certificaran que la siembra de nubes había sido la responsable del cambio de la trayectoria del huracán. El gobierno decidió cerrar el proyecto.