Rías Baixas se erige como un destino «único» para amantes del buen vino

Pedro Rodríguez Villar
Pedro rodríguez VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

ÁLEX LÓPEZ-BENITO

Las bodegas de la denominación de origen aspiran a duplicar sus ventas.

14 may 2024 . Actualizado a las 01:00 h.

El vino siempre estuvo ahí, pero su industria en la Rías Baixas no ha dejado de evolucionar. La fotografía del sector en el 2002 era en blanco y negro, la de ahora es cada vez más colorida. «El crecimiento que ha presentado en poco más de 20 años es impresionante», como destaca el secretario general del Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas, Ramón Huidobro. Lo hizo en la I Xornada de Enoturismo nas Rías Baixas, organizada por La Voz de Galicia en colaboración con la Diputación de Pontevedra en el castillo de Soutomaior.

En el 2002, la denominación Rías Baixas comercializaba 6 millones de litros, exportaba 500.000 a doce mercados y contaba con 21 bodegas de exportación. Cifras discretas si se comparan con las de la actualidad: 9 millones de litros, 36 millones de botellas y exportación a 34 países. Huidobro apunta que todo ha sido gracias a «5.000 familias que, con su esfuerzo, consiguieron internacionalizar el albariño», una variedad que ya se planta en Estados Unidos, Inglaterra o Australia.

El vino blanco venció a muchos prejuicios. El secretario general de Rías Baixas recordó el artículo de un periódico que decía que era el telonero del tinto o el vino femenino. «Cómo han cambiado los tiempos». La calidad del vino pontevedrés rompió estereotipos con la ayuda del consumidor gallego, «que tiró de nosotros y vendió la calidad de nuestro albariño».

El último plan estratégico del Consello Regulador lo han hecho con el Boston Consulting Group. Reconoce que la producción podrá pasar de las 4.000 hectáreas a las 5.000, lo que implicaría unos 50 millones de kilogramos al año de uva. «Nos debe importar más la cantidad que la calidad», insiste, no obstante, Huidobro. Esto es lo que diferencia del resto del mundo a la DO Rías Baixas, además del minifundismo, que supone una riqueza «que nos permite tener muchas variedades únicas dentro de una misma zona». Pronostican que se puede multiplicar casi por dos un valor en ventas que ahora, según el plan estratégico, alcanza los 160 millones de euros.

M.MORALEJO

El crecimiento del sector también se está traduciendo en el aumento de iniciativas asociadas a la producción del vino. Una de ellas es el enoturismo. El presidente de la Diputación de Pontevedra, Luís López, destacó en la mesa redonda con el director de La Voz de Galicia, Xosé Luís Vilela Conde, que el turismo asociado a la cultura del vino es «unha das moitas potencialidades da nosa provincia». López incidió en la importancia de promover este tipo de turismo, que no está asociado a las estaciones, y de asegurarlo los 365 días del año. «Temos o obxectivo de desestacionalizar o turismo na nosa provincia porque hai moitas cousas que ofrecer durante todo o ano. Uns teñen praia, outros auga, natureza ou gastronomía, pero nós o temos todo», destacó el mandatario provincial ante los representantes del sector que acudieron esta semana al castillo de Soutomaior.

La primera Xornada de Enoturismo nas Rías Baixas contó con otras dos mesas redondas, una asociada a las bodegas y al sector productivo y otra de hostelería y gastronomía. En la primera participaron la gerente de la Asociación Ruta do Viño Rías Baixas, Lorena Varela; el director de márketing de las Bodegas Martín Códax, Jorge Pallares; la copropietaria de la Adega San Salvador de Soutomaior, Noelia Calvar, y el director general de Bodegas Terras Gauda, Iago Becerra. La segunda estuvo protagonizada por el chef Yayo Daporta; la directora del Parador de Turismo de Cambados, Meritxell Marcos; el responsable de Nande Hotel da Natureza, Antonio Méndez; la sumiller del restaurante Cabanas de Lalín, Carlos Iglesias, y el fundador de la agencia de turismo Pilgrim, Roberto Fraga. 

El sector incide en la importancia de desestacionalizar y encontrar profesionales

  

Dos palabras se repitieron mucho a la hora de hablar de enoturismo en las Rías Baixas: desestacionalización y profesionalización. Son los principales retos a los que se enfrenta el sector. La mayoría de visitas se asocian a los meses de verano, pero profesionales como Antonio Méndez, responsable de Nande Hotel da Natureza, inciden en la importancia «de tener abiertas las bodegas los 365 días del año». Hay muchas personas que se quedan sin probar la experiencia porque hay temporadas en las que no tienen mucha oferta, pero «demanda sí que hay», coinciden la mayoría. La directora del Parador de Cambados, Meritxell Marcos, destaca que allí se hospedan «muchos turistas que viajan expresamente para conocer el proceso de nuestros vinos».

Varios conferenciantes también pusieron en valor las ventajas que el crecimiento del Camino Portugués puede aportar. Roberto Fraga, ceo de Pilgrim, una agencia de viajes que aglutina ofertas y servicios asociados al Camino de Santiago, señala que han creado el proyecto Senda, una ruta de turismo gastronómico que pone el vino en un gran lugar, con paquetes completos que llegan a 5.000 euros. Destaca que se podrá seguir creciendo «si apostamos por algo distinto».

Es la estrategia que han aplicado también en las Bodegas Terras Gauda y en las de Martín Códax. Ambas han apostado por el enoturismo como manera de fidelizar clientes. No solo explican en los procesos técnicos, sino que también se centran en las historias que los hacen únicos. «Esta es la clave», coinciden varios de los participantes.

En las tres mesas se coincidió también en que faltan profesionales. Se necesitan para seguir creciendo de manera sostenible y mejorar la experiencia que se ofrece al visitante. Carlota Iglesias lo ha vivido de primera mano. Era trabajadora social, pero su vida siempre ha estado ligada al vino. Sus padres regentan el restaurante Cabanas, en Lalín, y ella creció ayudándoles. Se convirtió en sumiller y apostó por dejar el trabajo social por la hostelería.

Desde que llegó, pasaron de 800 referencias de vinos a más de 1.300. Y funciona: hay demanda. «El otro día vinieron 20 italianos a conocer nuestros vinos. Es un ejemplo de que se están haciendo bien las cosas y de que tenemos la capacidad de ser referentes a nivel internacional», explica. Los demás asienten. «Queda mucho trabajo, pero cuánto hemos crecido».