El 1% más rico posee más riqueza que el 95% de la población mundial

Amparo Estrada MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

El 40 % del mercado mundial de semillas está en manos de dos multinacionales
El 40 % del mercado mundial de semillas está en manos de dos multinacionales cedida

El informe de Oxfam alerta de que las Naciones Unidas están perdiendo capacidad de acción frente al poder creciente de los milmillonarios

23 sep 2024 . Actualizado a las 11:46 h.

 Oxfam Intermón advierte que el 1% más rico del planeta posee más riqueza que el 95% de la población mundial en conjunto, según un informe de la ONG en base a los datos de UBS y publicado este lunes en el marco de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La influencia de los milmillonarios sobre la economía se ha disparado, señala Oxfam. Más de un tercio de las 50 mayores empresas del mundo tienen a un milmillonario como director ejecutivo o accionista principal. La capitalización bursátil total de estas empresas asciende a 13,3 billones de dólares.

 El informe de Oxfam Intermón Multilateralismo alerta de que los esfuerzos globales para responder a los mayores desafíos del planeta, como la crisis climática o los niveles persistentes de pobreza y desigualdad, están siendo amenazados por la concentración de poder en manos de los ultrarricos y las megaempresas. Esta hiperconcentración de poder y riqueza alimenta la desigualdad tanto dentro de los países como entre ellos. De hecho, a pesar de representar el 79% de la población mundial, los países del Sur global solo cuentan con el 31% de la riqueza global.

«La sombra de la oligarquía mundial se cierne sobre la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los ultrarricos y las megaempresas que ellos controlan están conformando las reglas del juego a su favor, a costa del resto de la población. Las Naciones Unidas están perdiendo capacidad de acción frente al poder creciente de los milmillonarios», afirma Franc Cortada, director de Oxfam Intermón.

El informe describe cómo se está produciendo una «intensificación del peso de una oligarquía global», en la que los ultrarricos -a menudo a la cabeza de empresas con un enorme poder de mercado- influyen en la toma de decisiones políticas.

El 1% más rico posee el 43% de todos los activos financieros globales. Dos multinacionales son propietarias del 40 % del mercado mundial de semillas. Las «tres grandes» gestoras de fondos estadounidenses (BlackRock, State Street y Vanguard) gestionan 20 billones de dólares en activos, cerca de una quinta parte de todos los activos de inversión en todo el mundo.

 «Aunque el mantra es que la rivalidad entre grandes potencias es el mayor factor que socava el multilateralismo, la realidad es que la desigualdad extrema juega un papel clave. En los últimos años, los ultrarricos y las empresas con mayor poder han utilizado su enorme influencia para frenar los esfuerzos para resolver los principales problemas del planeta, como la lucha contra la evasión y la elusión fiscal, asegurar que las vacunas contra el covid-19 sean accesibles para todas las personas, o cancelar las deudas insostenibles de los países del Sur global», explica Cortada.

Los acreedores privados agravan la crisis de deuda mundial. Los países de renta baja destinan casi el 40% de sus presupuestos anuales al servicio de la deuda, lo que supone un 60 % más de lo que destinan de manera conjunta al gasto en educación, salud y protección social. Más de la mitad de la deuda externa de los países de renta media y baja se debe a prestamistas privados como bancos o fondos de inversión libre (hedge funds). Algunos de estos acreedores son «fondos buitre», que compran deuda en contextos de sobreendeudamiento a bajo precio, y explotan mecanismos legales para recibir el pago en su totalidad, cosechando enormes beneficios a costo de los países, subrayan desde Oxfam.

«Solo un multilateralismo basado en la equidad y justicia puede revertir la intensificación del poder de una oligarquía global. Algunos líderes mundiales están demostrando ser conscientes de ello y han incrementado sus esfuerzos contra la desigualdad. Pero tienen que ser más y con mayor fuerza», afirma Cortada.