Los hórreos: un patrimonio único en peligro por el abandono del rural y la expoliación
SOCIEDAD
Galicia atesora unos 100.000 pero ha perdido el orgullo por ellos
28 sep 2024 . Actualizado a las 16:43 h.Galicia es potencia en hórreos. Según los datos de la red internacional Horrea, que se ha afanado en contarlos, la comunidad gallega suma más de 100.000, convirtiéndose en el lugar con mayor número de graneros elevados del planeta.
Sin embargo, este tipo de construcciones tradicionales concebidas para guardar el grano existen en muchos otros lugares. Algunos inimaginables. Nuestros vecinos portugueses tienen 90.000, en Asturias hay 20.000, en León 700 y Cantabria, País Vasco y Navarra suman entre las tres un centenar. Pero eso no es todo. La Red Internacional Horrea de Graneros Elevados Tradicionales tiene constancia de su existencia en más de sesenta estados del mundo. Los hay en México, Brasil, Turquía, en los Alpes, en Etiopía y hasta en Australia y Nueva Zelanda, donde el hórreo gallego tiene una versión denominada pataka implantada por marineros gallegos que en el siglo XVI naufragaron en las antípodas.
Todos estos detalles y muchos más están siendo desgranados este fin de semana en el transcurso del III Encuentro Internacional sobre Graneros Elevados que se celebra en A Estrada, promovido por Horrea. El objetivo es tender redes para profundizar en el conocimiento de este tipo de construcciones y potenciar su protección y puesta en valor.
En Galicia hay mucho que hacer en ese sentido. Según explica el presidente de la red Horrea, Carlos Henrique Fernández Coto, alrededor del 15% de las construcciones están en peligro de ruina y el panorama puede empeorar con el progresivo abandono del mundo rural. «Los hórreos están en riesgo social. La gente ha perdido el orgullo de tener un hórreo y es lo que queremos recuperar. En Asturias tienen claro que quien tiene un hórreo tiene un tesoro, pero aquí no», explica Fernández Coto. «En Galicia los hórreos están muy protegidos. Todos los anteriores a 1901 son Bien de Interés Cultural (BIC), no como en otros lugares, que solo están protegidos unos cuantos concretos. Aquí todos están protegidos por ley como una catedral, pero en cambio eso no es garantía de que pervivan. No se pueden perturbar, pero a veces se dejan caer», lamenta.
El presidente de la red Horrea apunta a la despoblación del rural como el principal enemigo de la salud de los hórreos junto con el expolio. «Las aldeas se van abandonando, ya no hay grano que guardar y ya no hay nadie que cuide los hórreos. A veces los desmontan y los cargan en un camión. Hace poco pararon a un transportista en la frontera de Italia que llevaba un hórreo gallego desmontado», comenta.
Contra el abandono, la red Horrea quiere despertar el orgullo de tener un hórreo y concienciar a los dueños para que no deturpen su esencia. «Es mejor dejarlo como está que intervenir inadecuadamente con materiales como aluminio o cristal que se ven en algunos casos. Eso solo los destruye, los desfigura y descontextualiza», dice Fernández Coto. El presidente de Horrea tampoco es partidario de algunas reconversiones de hórreos en establecimientos hosteleros o turísticos. «Eso es fetichismo puro. Casi un enxebrismo. Es difícil darle ese uso sin estropearlo. Eso ya no es un hórreo. Es otra cosa», dice.
Lo que sí defiende y potencia la red Horrea es la búsqueda de nuevos usos respetuosos con el valor patrimonial. Como el proyecto Gran Suite del estudio Cenlitrosmetrocadrado, que adecúa el interior de un hórreo de toda la vida en Rois como espacio juvenil para el verano, con escritorio y zonas de descanso y almacenamiento. La actuación, de bajo coste y rápido montaje, es un ingenioso ejemplo de cómo aprovechar un hórreo cuando no hay cosecha que guardar.