Lola López Muelas: «Utilizar a los niños en los divorcios, influenciarlos, les hace un daño tremendo»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

SOCIEDAD

Preside la Asociación Española de Abogados de Familia, un colectivo que ha pedido en Bruselas que en España se escuche a los menores de 12 años cuando sea necesario

27 oct 2024 . Actualizado a las 10:15 h.

En el 2023 hubo en España casi 80.000 divorcios. Rupturas familiares casi siempre dolorosas que sufren mucho los más pequeños. La Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) ha denunciado ante la ONU, en Ginebra, que los niños no son escuchados en divorcios y rupturas de pareja. Piden también que se elimine la frontera de los 12 años que tengan derecho a participar.

—¿En qué sentido vulnera la frontera de edad los derechos de los niños?

—Es un derecho fundamental que tiene el niño, a ser escuchado que en todos los procesos en los que esté vinculado. Pero el problema que tenemos en España es que no ocurre como en otros países, que se les escucha siendo muy pequeños, y además con unos métodos que en España tampoco utilizamos. Aquí lo que se dice es que tienen que tener la suficiente madurez, no hay un límite de edad, pero en todo caso tienen que ser escuchados cuando son mayores de 12 años. Los jueces son muy reticentes a escuchar a los niños. Ese es el principal problema que tenemos.

—¿Y por qué esa reticencia? ¿Una forma de protección mal entendida?

—Yo creo que hay una mala interpretación de la ley. Porque se supone que siempre van a tener suficiente madurez con 12 años, pero el problema es que luego llevas a un niño de ocho años que quieres que declare, y que tú sabes que tiene mucha madurez, pero la prueba no se hace bien. Se hace el mismo día del juicio, estando los padres allí, con un pasillo lleno de gente, los niños por el medio, muchas veces ni siquiera saludan al otro progenitor porque tienen miedo y van totalmente coaccionados. ¿Qué ocurre? Que en estos casos, lógicamente, estos niños no son oídos.

—¿Y cómo lo intentan resolver?

—Nosotros los intentamos suplir solicitando pruebas periciales psicológicas. El problema es que ahora mismo no hay recursos y pueden tardar hasta tres años. Imagínate los perjuicios que se pueden ocasionar durante todo ese tiempo.

—¿Es difícil así saber si un niño está coaccionado?

—Es muy difícil que un fiscal y un juez, en un momento determinado de la vista, antes del juicio y demás, puedan determinar si el niño está totalmente influenciado por un progenitor. A veces se puede advertir, pero es difícil. Para eso, es necesario que se realice una prueba por parte del gabinete psicosocial, y sería ideal que hubiese más salas «amigables», donde un psicólogo está hablando con el niño y el juez y el fiscal lo estarán viendo a través del cristal, pero no directamente. Así se hace la prueba de tal manera que el psicólogo sí puede determinar si el niño tiene algún tipo de manipulación o no. Pero en una sala de vistas es muy complicado.

—¿Y cuánto daño realmente podemos hacer a los niños cuando los utilizamos en un divorcio?

—El daño es tremendo. Muchas veces, estos niños declaran a favor de uno de los progenitores, porque están muy influenciados, tienen miedo o actúan bajo presión. Luego los ves cuando han madurado y tienen una serie de problemas y trastornos de depresión o frustración muy serios, y problemas en el colegio. Se sienten muy arrepentidos porque han traicionado a uno de sus progenitores.

—Porque la gente realmente no es capaz de poner a un niño por delante de su odio al otro o a la otra.

—El problema es que ostentar o no la custodia total de un niño conlleva una serie de consecuencias económicas también. Conlleva el uso del domicilio familiar (porque tenemos una norma que le otorga antes de los 18 años a los niños menores de edad siempre el domicilio familiar), se consiguen mayores pensiones cuando se tiene la custodia exclusiva... Muchas veces los progenitores tienen una situación tan complicada que solamente están pensando en su interés egoísta, pero no están pensando en el interés de los niños.

—Un niño no tiene que traumatizarse por un divorcio.

—Todos los abogados especialistas en familia tenemos casos de todo tipo. Tenemos casos en los que los progenitores saben cómo romper, y lo hacen conscientemente para que los niños no sufran, tratando de llegar a un acuerdo, hablando entre ellos, no delante de los niños. Cuando uno es consciente del daño que le puede ocasionar a su hijo, trata de llevar un divorcio o una ruptura de una manera amigable, con el otro, respetándose, y de esta manera el desarrollo del menor va a ser muchísimo mejor.

—¿Qué cosas tendríamos que tomar nota de otros países?

—Primero, que no hay un límite de edad para nada, sino que se escucha a los niños. Muchas veces utilizan incluso animales, como perros, para que los niños estén en confianza. Se utilizan las salas amigables, y no está ni el juez con su toga ni el fiscal presente. Y luego, en muchos países también existe es el defensor del menor, o sea, el abogado del niño, o un guardián, que se llama. Esto es algo que también estamos reclamando, que se le otorgue al menor el derecho de defensa, porque cuando existe un enfrentamiento muy fuerte, muy complicado, entre los progenitores, muchas veces el niño necesita a su propio abogado.