Mayra Gómez Kemp, el rostro eterno de «Un, dos, tres»

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Mayra Gómez Kemp en una imagen del año 2014
Mayra Gómez Kemp en una imagen del año 2014 benito ordoñez

Los seis años que presentó el mítico programa de televisión la convirtieron en uno de los personajes más populares del país. Ha muerto a los 76 años

14 oct 2024 . Actualizado a las 09:01 h.

Cuando en 1982 Chicho Ibáñez Serrador decidió reflotar el programa Un, dos, tres... responda otra vez , que había tenido un gran éxito en los años setenta presentado por Kiko Ledgard, se fijó en ella. No era una desconocida. Además de haber participado ya como azafata, venía del concurso infantil Dabadabada, el gastronómico Ding-Dong y el magacín 625 líneas, con el que ya había ganado el TP de Oro. Nada de ello se podía comparar a lo que vendría después, al frente del citado espacio, uno de los fenómenos televisivos más importantes de la historia de la televisión en España. Con su dicción perfecta, la telegenia absoluta y aquella carcajada contagiosa, Mayra Gómez Kemp se convirtió en uno de los personajes más queridos del país.

Con audiencias totalmente impensables hoy en día (podían superar los 20 millones de espectadores), aquel espacio se convirtió en un obligado punto de encuentro familiar frente al televisor. Mayra era la presentadora y cabeza visible. Y desprendía carisma por los cuatro costados. Su bajada de escaleras entre aplausos al inicio del espacio. Sus clásicas introducciones a los concursantes con la fórmula «son amigos y residentes en...». El latiguillo «y hasta aquí puedo leer», con el que dejaba en suspenso las pistas de las tarjetas de los objetos de la subasta. Y, cómo no, el «¡este fantástico apartamento en Torrevieja!» dicho con euforia o tristeza, en función de ganarlo o perderlo. Todo eso forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones de españoles, que hoy no podían evitar ver fragmentos de su vida al conocer la noticia.

Aquella presentadora, nacida en La Habana pero que a los 12 años se marchó de allí con su familia al triunfar la Revolución Cubana, podría considerarse como el rostro de la felicidad y la diversión en los ochenta. Pero «Mayru, cha cha chá», como la llamaba Bigote Arrocet en el programa, tuvo en los últimos años una vida cargada de penurias. Fumadora desde los 18 años, en el año 2009 le diagnosticaron un cáncer de lengua tras una biopsia. Tres años más tarde, le aparecía otro de garganta y cuello del que no se libró hasta este año. Alejada del foco, tuvo incluso que volver a aprender a hablar, padeciendo también la muerte de su marido, el actor argentino Alberto Berco, en el 2021. En abril, dio una entrevista en El Faro de la Cadena Ser, anunciando que había recibido el alta 12 años después. Ahí pedía ser recordada como la Mayra «joven y guapa que hablaba bien». Y anunciaba que se retiraba para siempre. Hace unos días, tras una indisposición, sufrió una caída en su domicilio de Mijas (Málaga). Estuvo 20 horas tirada en el suelo sin que nadie se percatara. Tuvo que ser hospitalizada por ello. Este domingo falleció.

En su trayectoria, además de los seis años en Un, dos, tres... responda otra vez, hay muchos otros programas. En los noventa estuvo en Antena 3 televisión con La ruleta de la fortuna, Simplemente Mayra y Tomates y pimientos. También se encargó de Luna de miel en canales autonómicos. Además, hizo radio presentando Viva la gente y Viva la tarde, trabajó como actriz en la versión teatral de Rocky Horror Picture Show e, incluso, se dedicó a la canción. Formó parte del trío Acuario, con éxitos como Rema, rema, marinero. Y en solitario publicó el disco Una dama (1978), producido por Ramón Arcusa. Sus apariciones televisivas con esa faceta se pueden ver a veces en los recopilatorios de Cachitos de hierro y cromo.

Pero, sin duda, a Mayra se la rememorará siempre repartiendo premios, alegría e ilusión en aquel Un, dos, tres... responda otra vez. Rubia, joven y guapa, como pidió ella. Como el icono de la cultura popular que fue y será siempre.