El Papa advierte en su nueva encíclica sobre los límites de la inteligencia artificial
SOCIEDAD
En su texto magisterial más teológico, Francisco señala que «en este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón»
24 oct 2024 . Actualizado a las 15:14 h.En la cuarta encíclica de su pontificado, titulada Dilexit nos (Nos amó), publicada este jueves, el papa Francisco decidió volcarse en la teología al centrarse en la devoción al Corazón de Jesús y dejar como temas secundarios otros aspectos en los que tanto énfasis había puesto en otras ocasiones, como la denuncia de la deriva de la sociedad contemporánea, que está «perdiendo el corazón», o del rigorismo excesivo de una parte de la Iglesia católica.
En este nuevo texto magisterial, escrito en español y de 40 páginas, Jorge Mario Bergoglio afirma que «en este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis». Convertidos muchos ciudadanos en «consumidores seriales que viven al día y dominados por los ritmos y ruidos de la tecnología», de manera que apenas existe «paciencia» para los procesos que exige la «interioridad», es evidente para el Pontífice que, hoy por hoy, «falta corazón».
Dilexit nos trata de actualizar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, muy extendida entre los fieles, por medio de un amplio recorrido por las experiencias y enseñanzas de un gran número de santos y pensadores católicos. Llega así el papa hasta nuestros días, con una sociedad «dominada por el narcisismo y la autorreferencia», con un «individualismo enfermizo» y en la que «no se aprecia lo específico del corazón», de manera que «perdemos las respuestas que la sola inteligencia no puede dar». Se pierde «el encuentro con los demás» y «la poesía», las personas se «encierran» en sí mismas y no tienen capacidad para mantener «relaciones sanas» ni tampoco para «acoger a Dios», al que Bergoglio llama «papito» en el texto. En el «tiempo de la inteligencia artificial», escribe el obispo de Roma, no puede olvidarse de que «para salvar lo humano hacen falta la poesía y el amor», porque ningún algoritmo podrá «albergar» los recuerdos más tiernos de la infancia.
Ante «los desequilibrios socioeconómicos, el consumismo y el uso antihumano de la tecnología», Francisco advierte de que el corazón de muchas personas «es frágil y está herido», por lo que anima a «recuperarlo» centrándose en lo que de verdad importa. Su diagnóstico también lo hace de puertas adentro de la fe católica. Denuncia primero que se han multiplicado las «formas de religiosidad sin referencia a una relación personal con un Dios de amor», para reconocer luego que dentro de la Iglesia ha «renacido» una corriente que «ignora la verdad de la salvación de la carne».
Existen comunidades católicas y obispos que están concentrados «solo en actividades externas», «organizaciones obsesivas» y «proyectos mundanos» que se olvidan de «la ternura de la fe» y del «fervor de la misión persona a persona». Por ello el papa pide que «nadie se burle» de las expresiones de «piedad popular», un fervor que a su juicio puede encerrar «más verdad y sabiduría» que los que defienden «una fe más reflexiva, cultivada y madura».