Indemnizan a una mujer trans en China por recibir «electroshock» como terapia de conversión
SOCIEDAD
Ling’er, una mujer trans china, fue sometida a varias sesiones de electroshock sin su consentimiento. Esta práctica fue utilizada como una terapia de conversión para cambiarla. Pero ella inició una batalla legal y ha conseguido la primera sentencia de su país que establece una indemnización por este tipo de abusos. El tribunal popular del condado de Changli, en Quinhuangdao, según recoge el periódico británico The Guardian, ha establecido que la víctima deber recibir una compensación económica de unos 7.800 euros. Los activistas LGTB consideran esta sentencia un hito judicial en China.
En el 2021, Ling’er contó a sus padres que era trans, y esto provocó el rechazo de sus progenitores, que decidieron ingresarla en un hospital psiquiátrico. En este centro se le diagnosticó «trastorno de ansiedad y orientación sexual discordante». Permaneció allí durante 97 días y recibió siete sesiones de electroshock. «Cada vez que me sometía al tratamiento me desmayaba. Yo no quería hacerlo, pero no me quedaba otra opción. Intentaban corregirme», relata. Añade que este tipo de tratamiento le ha causado problemas de corazón que la obligan a tomar medicación.
Derechos personales
Ling’er decidió presentar una demanda contra el hospital en agosto, señalando que las prácticas a la que fue sometida habían violado sus derechos personales. Argumentó que la ley china establece que no se le puede aplicar un tratamiento psiquiátrico a ningún ciudadano a la fuerza, salvo que represente una amenaza para su seguridad o de la otras personas. El médico que asistió a esta veinteañera trans indicó que ella representaba un riesgo para sus padres, porque estos podían suicidarse si ella insistía en su identidad de género, según han publicado medios chinos.
En China hace más de veinte años que la homosexualidad no figura en el registro oficial de trastornos psiquiátricos. Pero, por otro lado, existe un diagnóstico de «angustia provocada por la orientación sexual», lo que ofrece un resquicio para que ciertos médicos empleen técnicas brutales.