Quién era Sonia Martínez, la estrella de la televisión de los 80 que cayó a los infiernos: «Soy la primera famosa que dice que se pincha»

G.V. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Imagen de Sonia Martínez durante su etapa como presentadora estrella de Televisión Española
Imagen de Sonia Martínez durante su etapa como presentadora estrella de Televisión Española RTVE Play

La presentadora más popular de los programas infantiles y juveniles de la época fue despedida de Televisión Española por una portada en la que salía en toples. Aunque tuvo que ser readmitida, la joven ya se había enganchado a las drogas, una adicción que nunca negó. RTVE Play recupera su historia cuando se cumplen 30 años de su fallecimiento

03 dic 2024 . Actualizado a las 12:06 h.

«Una reflexión sobre la fama, el estigma y la vulnerabilidad humana en el marco de una sociedad en pleno proceso de transición». Así define Televisión Española el documental que estrena el 10 de diciembre RTVE Play. La última noche de Sonia Martínez narra la caída a los infiernos de la estrella de la televisión de los años 80.

Esta producción del ente público busca restaurar en cierto modo la imagen de una joven que fue el rostro de programas infantiles como Dabadabadá, o 3,2,1...contacto. Una cronología que explica cómo esta veinteañera pasó de la pequeña pantalla al mundo de las drogas e incluso cómo fue despedida por protagonizar un desnudo en Interviú.

Un momento de gloria

Era el año 1982 cuando un joven rostro de 18 años se asomaba a la pequeña pantalla. Se trataba de Sonia Martínez (Madrid, 1963). La joven campeona de natación acababa de presentarse a unas pruebas convocadas por Televisión Española para dar con nuevas caras para su programa 3,2,1...contacto, un espacio infantil y juvenil que buscaba divulgar contenidos de ciencia. Ese fue su comienzo en la televisión, una carrera que se afianzó tras sustituir un año después a la recientemente fallecida Mayra Gómez Kemp al frente de Dabadabadá. Estos espacios, seguidos con devoción por los más jóvenes, la convirtieron en uno de los rostros más conocidos de la televisión de aquellos 80. Era espontánea, tenía una imagen fresca y conectaba con la audiencia de forma instantánea. 

Llegó 1984 y el director Gonzalo Suárez le propuso debutar en el cine con Epílogo. Pronto llegó (parecía un presagio) Perras callejeras, de José Antonio de la Loma. Su carrera tomaba aún más forma, pero la muerte de su madre por causa de un cáncer en 1985, con solo 43 años, supuso un antes y un después. Con poco más de 20 años cayó en una depresión y buscó desconectar del mundo, pero también nuevas oportunidades en Nueva York. «Comenzó mi derrumbamiento. En ese momento hubiese necesitado un buen psiquiatra. Al día siguiente de la muerte de mi madre, no era capaz de encontrarme a mí misma. Me reía, y mi padre tuvo que abofetearme en varias ocasiones para hacerme llorar. Estuve abrazada al féretro y no dejaba que se la llevasen», explicó en las memorias que publicó en 1991.

Un año en Estados Unidos fue suficiente y Sonia regresó para ponerse al frente de En la naturaleza. La madrileña siguió así alternando su trabajo como presentadora con el de actriz. 

Tras varios años de muchísimo éxito y popularidad, Sonia era también una habitual de las fiestas y, por lo tanto de las revistas del corazón. De ella se publicó que era la novia de Cayetano Martínez de Irujo, un extremo que siempre negó.

Sonia Martínez, en una imagen del documental
Sonia Martínez, en una imagen del documental RTVE Play

La portada

1986 supuso un antes y un después para una carrera que apenas estaba empezando. En esa doble faceta de presentadora y actriz, Sonia Martínez estaba rodando en Ibiza una serie alemana. Fue en la isla, mientras hacía toples, cuando los fotógrafos la pillaron y sus imágenes salieron en Interviú. Esas fotos no encajaban con el tipo de presentadora que quería el canal, así que Televisión Española la despidió. Sonia salió por la puerta y presentó una demanda por despido improcedente (en 1987 fue readmitida para sustituir a Alaska en La bola de cristal, pero el programa se canceló), incluso encontró trabajo en un gimnasio como monitora, pero la peor parte de la historia había empezado. 

Sonia Martínez cayó en el mundo de las drogas, como ella misma explica en sus memorias. «Yo misma he tirado mi vida por la ventana». Su matrimonio en 1989, con exclusiva de por medio, con José Manuel Bravo tampoco ayudó porque él también consumía. 

En 1990, se sentaba en el plató de 3x4. Isabel Gemio solo tuvo que preguntarle cómo estaba para que se viese una pequeña luz. «Me encuentro fenomenal. Ya me ven: estoy viva, más gordita...y con muchas ganas de vivir. He engordado 11 kilos. La gente se cree que sigo pinchándome y esas cosas, pues no, estoy viva, con muchas ganas de vivir y con muchas ganas de trabajar». Lo decía de forma natural. En El día por delante de Pepe Navarro, ese mismo año, ya había contado abiertamente que consumía. «Yo he sido la primera famosa que ha dicho que se pincha», a lo que añadía que su coqueteo con las drogas empezó a través de un alumno del gimnasio en el que trabajó. «Empecé a meterme coca los fines de semana, luego a diario, y luego dos o tres gramos diarios».

Sonia Martínez fue uno de los rostros más populares de la televisión de los 80
Sonia Martínez fue uno de los rostros más populares de la televisión de los 80 RTVE Play

Metida ya en el infierno, gritó en el programa de Isabel Gemio aquel inolvidable «amo la vida». Solo que la vida parece que no la amaba a ella. «He atravesado el infierno de las drogas», decía explicando que estaba bajo tratamiento y que había estado internada en varios centros. «Llevo casi tres semanas limpia, 17 días sin pincharme», decía feliz. Lo contó todo: lo terrible que era el síndrome de abstinencia, cómo quería ayudar al resto de toxicómanos con su testimonio y aseguraba que se podía salir de las drogas. «No te puedes imaginar la de gente que se pincha y la que quiere quitarse. La sociedad no les deja».

«Necesito trabajo, pedía mirando directamente a cámara. Estoy fenomenal físicamente», decía. En realidad no lo estaba. Con la misma naturalidad que contaba que estaba mejor, también explicaba no tenía casa, «ni tampoco un duro». Pero lo cierto es que 1990 aún tenía otro drama preparado para ella. Sonia fue diagnosticada de la enfermedad más temida del momento, también de la más desconocida, el sida. También se quedó embarazada. Su hija Yaiza nació poco después y acabó en un centro de acogida. Ella misma la entregó porque vivía en un coche.  

En julio de 1991, Sonia Martínez fue entrevistada por Nieves Herrero en De tú a tú, en Antena 3. Su discurso era ya conocido. La presentadora seguía en proceso de desintoxicación y explicaba que todo el mundo le había dado la espalda. «Si te ven hundida en el fango te meten la pierna para verte más hundida». Decía que ni siquiera le habían echado un cable sus más cercanos. «Que nadie me mire como Sonia Martínez la toxicómana, o Sonia Martínez que tiene anticuerpos del sida, que los tengo, por desgracia».

Tras dar a luz, volvió al mismo programa y reconoció que en el embarazo se había vuelto «a enganchar, di a luz, y seguí enganchada».

En 1993, Sonia se volvía a sentar con Pepe Navarro en Vivir, vivir... qué bonito. El tema principal no cambiaba. La joven seguía enganchada y reconocía que vivía prostituyéndose. «Sonia Martínez, anticuerpos del sida, es lo único que ven, no ven a una persona».

Ese fue su último baile bajo los focos de un plató de televisión. El 4 de septiembre de 1994 Sonia Martínez fallecía. No llegó a cumplir los 31. Tres décadas después, RTVE cuenta su historia.

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El documental

La última noche de Sonia Martínez podrá verse en RTVE Play a partir del 10 de diciembre. El documental, dirigido por Angela Gallardo y César Vallejo ofrece una mirada cronológica y emocional a los acontecimientos que marcaron la trayectoria de la presentadora hasta su caída. La plataforma explica que este trabajo arroja luz sobre episodios clave de su vida, como el polémico desnudo en Interviú, pero también «busca entender a la mujer más allá de los titulares». Un viaje de la mano de expertos, periodistas y familiares por lo más brillante de la fama y por lo más oscuro de los males de aquella sociedad.