Dominique Pelicot señala a los otros 50 acusados en su último alegato: «Todos somos culpables»
SOCIEDAD
El veredicto se hará público este jueves a lo largo de la mañana
16 dic 2024 . Actualizado a las 17:45 h.El tribunal del macroproceso que desde septiembre juzga en el sur de Francia a 51 hombres por drogar y violar reiteradamente a Gisèle Pelicot comenzó este lunes a deliberar tras escuchar, por última vez, a los acusados. El veredicto se espera para el jueves, a partir de las nueve y media de la mañana; la sentencia se prevé histórica.
El caso de Aviñón ha dado la vuelta al mundo, por lo atroz de los hechos —unas 200 agresiones, previa sumisión química, documentadas en miles de vídeos y fotografías— y por lo simbólico de la actitud de la víctima que, sedada con ansiolíticos, fue sometida durante casi diez años por su propio marido y decenas de desconocidos. En tres meses, Gisèle no ha agachado la cabeza ni una sola vez, soportando estoicamente que su historia se hiciese impúdicamente pública; fue su decisión, dispuesta —como ha repetido, una y otra vez, desde el inicio del juicio— a que la vergüenza cambiase de bando.
Los que, invirtiendo la dinámica histórica, deberían sentirse humillados tomaron este lunes la palabra por última vez ante la corte penal de Vaucluse. La mayoría se declararon inocentes; solo 15 admitieron los hechos. A la pregunta «¿Tienen algo que alegar en su defensa?», contestó en primer lugar el principal acusado de la causa, Dominique Pelicot, que arrancó alabando «el coraje» de su exmujer. «Se ha insinuado que había sido cómplice», dijo en referencia a los implacables argumentos desplegados por algunos de los letrados de la defensa. «Me gustaría destacar su valentía por haber aguantado esas acusaciones, y pedirle que acepte mis disculpas, tanto ella como el resto de mi familia», clamó. Agradeció también su trabajo a su abogada, Béatrice Zavarro, por desaconsejarle abandonar en sus peores momentos, lo que en su opinión hubiera sido una «muestra de cobardía», y aprovechó su turno para asumir su responsabilidad y, una vez más, extenderla a los demás acusados: «Todos los que están aquí, a pesar de la presunción de inocencia, son culpables, como yo».
La sesión de este lunes duró menos de dos horas —lo habitual en este proceso han sido aproximadamente ocho diarias—, ya que la mayoría de los procesados ni siquiera quiso ejercer su derecho a hablar antes de la evaluación final. Los que lo hicieron se limitaron a agradecer al tribunal y a sus abogados su labor y menos de una tercera parte se excusaron ante la víctima por el daño causado, que le puso en peligro de muerte.
En total, el conjunto de penas solicitadas para todos los acusados, con edades que van de los 27 a los 74 años, se eleva a 650 años de reclusión. La más baja requerida por la Fiscalía es de cuatro años, para Joseph C., un hombre de 69 años acusado de agresión sexual al no haber podido constatar el ministerio público penetración en los abusos cometidos. Dominique Pelicot —cerebro de la trama sexual, instigador, perpetrador y cónyuge de la víctima— se enfrenta a 20 años de prisión, la pena máxima en Francia. Precisamente este caso ha abierto un encendido debate en el país vecino sobre la necesidad de incluir la noción de consentimiento en la definición penal de la violación.