Roma se da un lavado de cara de 500 millones para recibir a los peregrinos del Jubileo
SOCIEDAD
La mayor afluencia de este Año Santo se espera entre finales de junio y principios de agosto con unos actos similares las Jornadas Mundiales de la Juventud
26 dic 2024 . Actualizado a las 17:21 h.En Roma los jubileos son sinónimo de dinero que fluye a espuertas para pagar obras públicas con las que restaurar sus innumerables monumentos y modernizar sus anquilosadas infraestructuras. No ha sido diferente con el Año Santo que comenzó el martes con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro del Vaticano por parte del Papa, y que continuará hoy con los eventos jubilares abriendo otra Puerta Santa, aunque en este caso en la cárcel de Rebibbia, situada en un barrio periférico de Roma. Trata así de incluir a la población carcelaria en esta celebración con la que los católicos pueden obtener el perdón de los pecados y que espera que sea un tiempo de «misericordia y perdón» para conseguir un «mundo nuevo, donde reinen la paz y la justicia». El Vaticano calcula que más de 30 millones de peregrinos participarán en la cascada de eventos ligados al Año Santo durante los próximos meses, entre los que destaca por insólita la peregrinación a la basílica de San Pedro de los miembros del colectivo LGTBI a principios de septiembre. Aunque esta jornada ha desaparecido del calendario, los organizadores confirman que se llevará a cabo. El encuentro más multitudinario del año será probablemente el Jubileo de los Jóvenes, que tendrá lugar en Roma entre el 28 de julio y el 3 de agosto con un formato similar al de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), en las que suelen congregarse cientos de miles de personas. Desde que fueron instaurados por el Papa Bonifacio VII en el año 1.300, la Iglesia católica ha convocado Años Santos ordinarios cada 25 años, aunque también pueden celebrarse de manera extraordinario, como el que propuso Francisco en 2016 dedicado a la misericordia. Las autoridades italianas se han volcado con el Jubileo ante la gigantesca oportunidad que supone para atraer a millones de visitantes a Roma al tiempo que, durante meses, el foco de la atención mediática mundial se coloca sobre la urbe. Por ello han destinado 500 millones de euros, provenientes en parte de los fondos europeos tras la pandemia, para pagar los cientos de obras públicas abiertas por toda la capital italiana estos últimos años, que han contribuido a empeorar aún más si cabe su caótico tráfico. «Históricamente el Jubileo siempre ha tenido una doble función: una espiritual y otra económica. La llegada de peregrinos hace de Roma una ciudad abierta e internacional, pero también permite la entrada de dinero desde el extranjero. El Estado italiano paga todas estas obras, pero al final acaba ingresando fondos», explica el alcalde de la Ciudad Eterna, Roberto Gualtieri.
Entre las más de 300 obras para restaurar monumentos, como la Fontana de Trevi o las fuentes de la plaza Navona, y modernizar espacios públicos, destaca sin duda la reforma de la plaza Pía, de manera que se ha abierto un gigantesco espacio peatonal que conecta la basílica de San Pedro del Vaticano con Castel Sant'Angelo. Esta nueva zona, por la que antes pasaban miles de automóviles cada hora, puede albergar ahora a unas 150.000 personas, por lo que está llamada a convertirse en el ágora de algunos de los eventos más importantes del Jubileo. La obra, que ha costado 85 millones de euros y ha supuesto un significativo desafío técnico, ya que por la zona pasaba las alcantarilla más grande de Italia, permite contar ahora con «una gran plaza binacional», como celebra Gualtieri. Pese a las críticas por el retraso de algunos proyectos y las molestias que han generado en los ciudadanos, el alcalde asegura que el esfuerzo ha valido la pena: «Quienes más se lamentaban antes, hoy nos dan las gracias al ver que han terminado las obras y cómo está mejorando la ciudad. En Roma era necesario hacer muchas cosas para modernizarla».
Alquileres turísticos Las expectativas de que lleguen millones de peregrinos con motivo del Jubileo ha tenido además un indeseable efecto para muchos vecinos: miles de viviendas han salido del mercado del alquiler para utilizarse en alquileres turísticos. También han aumentado los precios en los comercios de las zonas con mayor afluencia de visitantes, como ha criticado incluso el arzobispo Rino Fisichella, delegado del Papa para el Año Santo, quien no obstante invita a no preocuparse ante el desembarco multitudinario de peregrinos: «Roma siempre ha sido una patria común, una ciudad que ha sido siempre abierta a todos y que no excluye a nadie. Los peregrinos vienen también a traer riqueza». Las celebraciones del Jubileo y la llegada de millones de visitantes ha llevado a las autoridades italianas a reforzar las medidas de seguridad ante el riesgo de que puedan producirse atentados. El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, anunció recientemente el despliegue de 700 agentes adicionales en el entorno del Vaticano, del centro histórico y de las otras basílicas y lugares sensibles de la capital por posibles actos terroristas. El despliegue policial incluye el uso de francotiradores y de un dispositivo contra el vuelo de drones, así como un control reforzado del tráfico fluvial en el río Tíber.