Luces y sombras de María Blasco, una bióloga acorralada por los escándalos

José A. González MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

J.P.Gandul | EFE

La directora del Centro Nacional de Investigacioines Oncológicas afronta su semana clave en medio de acusaciones de parte de la plantilla

27 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hay miedo». Con estas dos palabras responde una investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) días antes de la celebración de la reunión extraordinaria del patronato del mayor centro español de investigación contra el cáncer. El día D es el 29 de enero; hasta entonces, reina el silencio. En esa jornada, el órgano que controla la dirección del centro debatirá sobre el futuro de María Blasco al frente de la organización.

A puerta cerrada, los 15 miembros, comandados por la secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Eva Paíno, evaluarán los dos informes encargados a los directores del CNIO: María Blasco, directora científica, y Juan Arroyo, director gerente. El mutismo también se ha instalado en este organismo. Pero los patronos de Baleares y Castilla y León exigen la dimisión de la bióloga alicantina. «El avance de los acontecimientos solo reafirma esa posición», detallaron fuentes de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, que estará presente en la citada reunión.

Déficit y falta de material

Desde diciembre, las informaciones sobre irregularidades en han salido continuamente a la luz. En la reunión de este miércoles, Blasco y Arroyo el gerente tendrán que responder sobre el déficit de 4,5 millones de euros que acumulan las cuentas y sobre la falta de material para la investigación. «Sé que soy la cara visible del CNIO, pero la dirección es una bicefalia», se defendió la directora científica en su intervención ante los medios de esta semana. Horas des, el equipo de comunicación de Blasco envió los estatutos de la institución para reforzar los mensajes transmitidos. «La gestión económica no depende de mí», repitió ella. En su exposición, apoyada en varios folios, descargó toda la responsabilidad de la firma de contratos a Juan Arroyo, apuntando a este en relación con una denuncia por presunta malversación.

La parte económica no será la única examinada el miércoles. «¿Qué pasa con las acusaciones de acoso laboral?», apuntó una científica en conversación telefónica tras la comparecencia de Blasco. Días antes se conocieron dos extensos informes que enumeraban más de una decena de denuncias por acoso laboral desde el 2013, aunque la mayoría se concentra en los últimos años.

Muchas quejas quedaron olvidadas por la falta de protocolos claros en la institución. «No he acosado a nadie en mi vida», dijo Blasco. «Los informes psicosociales que se realizan entre investigadores y jefes de unidad revelan todo lo contrario», detallan desde el comité de empresa. «Pero hay miedo a hablar y se retiran las quejas. Desde que explotó todo, hay una caza de brujas», comenta una jefa de unidad. «Esto genera un daño reputacional a la institución que merece el cese inmediato de su directora», dicen miembros del patronato.

Además, en los últimos años, la productividad en el centro ha caído un 20 % y el prestigioso ránking Nature Index, citado por la propia Blasco en sus intervenciones, revela este descenso. «Nature Index realiza una comparativa de la producción científica de más de 9.000 centros de investigación en todo el mundo que publican en las revistas científicas de más alto nivel», recoge el CNIO en una nota del 2019. En aquel año, el departamento de Blasco presumía de ser «el primer centro de investigación del cáncer en Europa, en el área de salud y ciencias de la vida» y «el único centro de investigación español entre los 30 primeros».

El índice refleja una caída hasta situarse en su peor posición de los últimos cinco años. A ello se suma el goteo constante marcha de investigadores. «Unos lo han hecho porque no aguantaban más y otros porque han encontrado un puesto mejor», destacan miembros de la plantilla. Una de las salidas más sonadas fue el despido de Manuel Hidalgo, uno de sus científicos más prestigiosos. Pero se dieron más casos, hasta tal punto que la Intervención General del Estado (IGE), en la auditoría de cuentas del CNIO en el 2021, alertó de la pérdida de personal investigador.