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La ciencia avala el confinamiento, pero si hay otra pandemia sería más selectivo

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

ANGEL MANSO

Seis investigadores valoran las lecciones aprendidas y creen que en general estamos mejor preparados para afrontar otra crisis sanitaria, aunque todavía queda mucho por mejorar

14 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Más tarde o más temprano la humanidad afrontará una nueva pandemia. Parece inevitable, según el consenso científico. Pero, si ocurre. ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla? Y, sobre todo, ¿sería necesario volver a confinar a la población para frenar los contagios y las muertes? Cinco años después de que se decretase el encierro en España, los expertos consultados por La Voz consideran que la medida estuvo justificada y que, ante una nueva pandemia, muy probablemente habría que hacer lo mismo. Pero, en este caso, sería un confinamiento diferente, posiblemente más flexible, selectivo y adaptado a las lecciones que hemos aprendido. No sería una reclusión generalizada. Los científicos sí consideran que estaremos mejor preparados para afrontar una nueva crisis sanitaria, aunque todavía queda mucho por hacer. Y lamentan, en algún caso, que no se estén haciendo los esfuerzos suficientes para prevenir la irrupción de otra pandemia.

M.MORALEJO

África González. Catedrática de Inmunología e investigadora del CINBIO de la Universidade de Vigo.

Autora del libro divulgativo Inmuno Power: cuida y fortalece tus defensas. Durante la pandemia fue presidenta de la Sociedad Española de Inmunología.

—Echando la vista atrás y con lo que sabemos. ¿Estuvo justificado el confinamiento de la población?

—Sí, estuvo justificado, sobre todo en las grandes ciudades, pero no tanto en medios rurales y con grandes espacios abiertos o con poca población. 

Al inicio se desconocía el virus, el número de personas infectadas subía de forma imparable y se colapsaron los hospitales. El confinamiento permitió que disminuyera el número de personas infectadas en un corto período de tiempo. Como hemos visto, prácticamente todos nos hemos infectado con el coronavirus, pero hacerlo a distintas velocidades permite que el sistema sanitario pueda realizar su labor de forma mucho más eficaz.

Lo que creo que se excedió fue con los niños. Ya desde el inicio se vio que no era la población más vulnerable y se podían haber flexibilizado las normas permitiendo que pudieran salir al parque a jugar, a caminar por el bosque, por zonas poco concurridas. Se permitió por ejemplo sacar a mascotas, pero no a los niños, y esto creo que fue un error.

¿Sería recomendable volver a hacerlo ante una situación similar que pueda volver a producirse en el futuro o podrían plantearse otras alternativas?

—Si es un virus respiratorio muy contagioso, lo mejor es evitar que se distribuya entre la población. La rapidez en el contagio es una de las cosas más importantes, y si podemos espaciarlo, estaremos evitando muchas enfermedades graves, hospitalizaciones y fallecimiento. El confinamiento sobre todo en grandes ciudades, es una medida profiláctica que puede evitar muchas infecciones.

Pero el confinamiento no debe ser la única medida. No se ha avanzado mucho en la mejora de la ventilación en escuelas, universidades, restaurantes, etc... que es otra asignatura pendiente.  Las mascarillas ejercen una protección parcial, aunque son útiles cuando estamos infectados para disminuir la carga viral en nuestro entorno.

Por otra parte, dependerá del patógeno y su vía de transmisión. No es los mismo que se transmita por aire, agua, alimentos, vía sanguínea, sexual… Serán diferentes las medidas que tendremos que tomar. Por ejemplo, para el virus HIV, las medidas más efectivas son las profilácticas de evitar el contagio entre parejas (uso de preservativo), evitar compartir elementos infectados (jeringuillas, sangre contaminada), detectar el virus previo a una transfusión o donación de sangre, junto a las terapias que han ido surgiendo durante todos estos años. Todo esto por tanto depende mucho del tipo de patógeno que estemos hablando.

—Si viene otra pandemia similar a la del SARS-CoV2: ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla o no? ¿En qué estaríamos mejor preparados y qué habría que hacer para estarlo mejor aún?

—Yo soy optimista y creo que estamos mejor preparados. Europa fue capaz de ponerse de acuerdo en poco tiempo en la compra conjunta de vacunas, y la OMS es la institución que más sabe de pandemias, por lo que debemos confiar en ella.

Hay una tecnología de vacunas que ha demostrado que en menos de un año puede hacerse y fácilmente adaptable a nuevos virus; pero no todos los virus son iguales. Por ejemplo, conocemos bien al virus VIH de la inmunodeficiencia adquirida, pero por sus características, no hemos logrado hacer una vacuna eficaz. Por tanto, el hecho de tener la tecnología no asegura que la vacuna pueda hacerse frente a cualquier patógeno.

Podemos secuenciar con rapidez el patógeno que llegue, ha habido buena coordinación entre los científicos y hemos aprendido mucho de Inmunología, y de vacunación.

Hemos pasado por una pandemia global y hemos visto que se sale, que podemos volver a una vida más o menos normal, gracias a la vacunación. 

La gente creo que ha valorado más lo que significa el sistema inmunitario, la importancia que tiene esta disciplina, y nos ha dado voz en distintos foros. Creo que este aspecto puede hacer que la gente intente cuidar mejor su sistema inmunitario.

Para estar mejor preparados sería necesario:

1.- Seguimiento de las zoonosis desde su origen. Evaluar los patógenos que están en distintos reservorios animales.

2.- No afectar a los ecosistemas de los animales

3.- Que la OMS tenga mucho más papel y voz supranacional, sin depender de los países directamente. Que sea una voz independiente.

4.- Europa debería hacerse fuerte en el diseño de vacunas. Hay investigadores potentes, pero escasa inversión para tener vacunas en poco tiempo. Vimos cómo Pfizer y Moderna fueron capaces de correr mucho más rápido, y esto en sobre todo por la financiación con la que contaron.

5.- Confiar en las vacunas, en los científicos y en la ciencia. Más inversión en ciencia.

 

MARCOS MÍGUEZ

Juan José Gestal. Catedrático emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC.

Miembro del Consejo Asesor del Sistema Público de Salud de Galicia.

—Echando la vista atrás y con lo que sabemos. ¿Estuvo justificado el confinamiento de la población?

—El confinamiento estuvo totalmente justificado para enlentecer la transmisión. Países como Suecia o el Reino Unido, que en un principio no lo establecieron, sufrieron una importante afectación y el Reino Unido pronto lo acabó implementando.

—¿Sería recomendable volver a hacerlo ante una situación similar que pueda volver a producirse en el futuro o podrían plantearse otras alternativas?

—Sí, totalmente recomendable, salvó que se dispusiese de otras medidas igual de eficaces para enlentecer la transmisión.

—Si viene otra pandemia similar a la del SARS-CoV2: ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla o no? ¿En qué estaríamos mejor preparados y qué habría que hacer para estarlo mejor aún?

—Seguramente la próxima será la gripe. ¿Estaremos mejor preparados? En cuanto a desarrollo de vacunas, si. También en vigilancia epidemiológica, y si no demora mucho en llegar, también la preparación de la población será mejor. Hay que potenciar la investigación, el desarrollo de vacunas y la capacidad de nuestro país para desarrollarlas, mejorar la vigilancia epidemiológica, dotar adecuadamente de recursos humanos y tecnología actualizada a nuestro Sistema Nacional de Salud, sin olvidarse de la Salud Pública, y llevar esta a las Áreas de Salud interrelacionándola con la medicina asistencial y, especialmente, con la atención primaria. 

ANGEL MANSO

 María del Mar Tomás Carmona. Microbióloga del Hospital A Coruña

Investigadora del Instituto de Investigación Biomédica (Inibic) y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.

—Echando la vista atrás y con lo que sabemos. ¿Estuvo justificado el confinamiento de la población?

—Sí. En un primer estudio publicado en la prestigiosa revista Nature en el año 2020, los autores estiman que en los 11 países europeos en conjunto (incluye Bélgica, Alemania, Italia, Reino Unido y España), entre 12 y 15 millones de personas se infectaron con SARS-CoV-2 hasta el 4 de mayo del 2020, lo que representa entre el 3,2 % y el 4,0 % de la población. Nuestros resultados muestran que las principales intervenciones no farmacéuticas, y en particular los confinamientos, tuvieron un gran efecto en la reducción de la transmisión, evitando alrededor de 3,1 millones de muertes en estos países (una media de 272.000 muertes más que las actuales de cada país (https://www.nature.com/articles/s41586-020-2405-7 ).

En un segundo estudio llevado a cabo en China, Corea del Sur, Italia, Irán, Francia y Estados Unidos, también publicado en Nature, se estima que en estos seis países, las intervenciones asociadas al confinamiento previnieron o retrasaron aproximadamente 61 millones de casos confirmados, lo que equivale a evitar aproximadamente 495 millones de infecciones totales.

—¿Sería recomendable volver a hacerlo ante una situación similar que pueda volver a producirse en el futuro o podrían plantearse otras alternativas? 

—Probablemente sería necesario implementar dichas medidas si queremos salvar vidas mediante la reducción de la transmisión y evitar el colapso sanitario. Sin embargo, esperemos que no lleguemos de nuevo a esta situación frente a ningún patógeno.

 —Si viene otra pandemia similar a la del SARS-CoV2: ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla o no? ¿En qué estaríamos mejor preparados y qué habría que hacer para estarlo mejor aún?

—Pienso que estamos mejor preparados en diversos puntos claves. En primer lugar, en el desarrollo e implementación de técnicas moleculares e inmunológicas de detección rápida de patógenos, así como en el desarrollo de vacunas y validación en ensayos clínicos. En este punto es clave la inversión en investigación e innovación.

En segundo lugar, en la implementación de medidas de prevención para la reducción de la transmisión del virus o patógeno mediante uso de mascarillas, aislamiento, lavado de manos, etc…Además, experiencia en el desarrollo de sistemas de vigilancia activa en las farmacias que permiten el estudio evolutivo y el control epidemiológico del agente infeccioso.

Finalmente, en la formación de equipos multidisciplinares de especialistas en microbiología clínica, enfermedades infecciosas, unidades de cuidados intensivos, médicos de atención primaria, entre otros muchos. 

AM
 

Amós García Rojas. Expresidente de la Asociación Española de Vacunología.

Representante de España en el Comité Permanente de la OMS para Europa.

—Echando la vista atrás y con lo que sabemos. ¿Estuvo justificado el confinamiento de la población?

—Yo creo que para evaluar si estaba justificado el confinamiento hay que ver cómo estaba la situación en aquellos momentos. No se disponía de un mecanismo de control potente frente al problema, como eran los problemas, y estábamos en una situación en la que aún no conocíamos muchas cosas de la enfermedad. Y al mismo tiempo la situación en el ámbito asistencial estaba siendo ya caótica, con las ucis colapsadas y los médicos desbordados y agotados. Era una situación francamente preocupante. Yo creo que fue la decisión que se ajustaba a lo adecuado, porque era lo único que iba a permitir poder romper la transmisión del problema en un momento álgido de crisis. 

—¿Sería recomendable volver a hacerlo ante una situación similar que pueda volver a producirse en el futuro o podrían plantearse otras alternativas?

—Creo que con la distancia que da el tiempo y el haber solucionado aquel problema, posiblemente algunos de los elementos que se plantearon en aquel momento podían modularse de otra manera. Algunos cierres o algunos aspectos concretos del confinamiento a lo mejor hoy podrían tener otra línea de intervención. Ante una nueva pandemia va a depender de varios factores. En primer lugar la intensidad del problema, la disponibilidad o no de un producto que nos permita actuar sobre la misma. En cualquier caso lo que es evidente es que hoy conocemos más el comportamiento que se debe seguir ante este tipo de problemas de salud y previsiblemente si se hace un confinamiento no creo que tuviera las mismas características que el que se realizó frente al covid-19.

—Si viene otra pandemia similar a la del SARS-CoV2: ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla o no? ¿En qué estaríamos mejor preparados y qué habría que hacer para estarlo mejor aún?

—Evidentemente. Hemos aprendido mucho frente a a la pandemia de Covid y eso nos ha llenado de conocimiento sobre lo que se debe hacer. Pero eso no quiere decir que estemos preparados del todo, porque desgraciadamente hay algunos aspectos que siguen sin mejorar. Hay unidades dentro de la estructura del sistema sanitario que siguen teniendo una financiación deficiente, como la estructura de salud pública, que es fundamental para el desarrollo de medidas de control. Sigue estando deficitariamente financiada. Pero yo plantearía la pregunta de otra forma: ¿Estamos preparados para evitar que se produzca una nueva pandemia? En este sentido la respuesta clara y rotunda es no. Y menos en un momento como el actual en el que la ciencia está sufriendo un acoso tremendo desde el mismo poder político. En Estados Unidos los científicos se han tenido que manifestar para evitar los recortes dramáticos que se están verificando. Y además porque los factores que condicionaron la aparición de la pandemia de covid siguen estando ahí sin que se haga absolutamente nada. Ahí sigue estando la pobreza, la diferencia insoportable entre países ricos y pobres, ahí sigue estando el calentamiento global y que no sepamos claramente diferenciar o definir que la salud humana no puede entenderse de manera independiente de la salud animal o la salud ambiental. Muy poco se sigue trabajando en el concepto One Health.

Previsiblemente estaremos mejor preparados para una nueva pandemia, aunque haya aspectos manifiestamente mejorables. Pero lo que me preocupa es que no estamos preparados para que no se produzca una nueva pandemia.

  

CSIC

Isabel Sola Gurpegui. Codirectora del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC.

Viróloga. Desarrolla varias vacunas frente al covid. 

—Echando la vista atrás y con lo que sabemos. ¿Estuvo justificado el confinamiento de la población?

—En aquel momento estábamos en una situación extremadamente incierta. No se conocía bien cómo se transmitía el virus y no se disponía de vacunas ni medicamentos con los que protegernos. Permitir que el virus se transmitiera sin restricciones en la población habría causado muchas más muertes y el colapso del sistema sanitario, así que el confinamiento de la población era algo inevitable. Estudios retrospectivos han mostrado que en aquellos países en los que no hubo confinamiento inicialmente hubo también un mayor número de muertes.

Vivimos una situación excepcional que exigió medidas excepcionales. Conviene ahora analizar cómo se podrían mejorar aquellas medidas para que no tuvieran un impacto tan negativo en la sociedad y en las personas.

—¿Sería recomendable volver a hacerlo ante una situación similar que pueda volver a producirse en el futuro o podrían plantearse otras alternativas?

—Como aprendizaje para el futuro es posible que en determinadas circunstancias, por ejemplo con densidades de población muy bajas o sistemas sanitarios muy potentes, las restricciones de la movilidad podrían aliviarse algo. También podrían contribuir a suavizar los confinamientos ciertas medidas aplicadas a limitar la transmisión del virus, como el uso de sistemas de diagnóstico rápido, de herramientas para rastrear los contactos y de la responsabilidad individual para evitar contagiar y contagiarse.

—Si viene otra pandemia similar a la del SARS-CoV2: ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla o no? ¿En qué estaríamos mejor preparados y qué habría que hacer para estarlo mejor aún?

—La experiencia reciente de esta pandemia debería ayudar a afrontar en mejores condiciones una nueva pandemia similar a la de SARS-CoV-2. Por ejemplo, en la gestión de las medidas de salud pública para limitar la transmisión del virus o en la conciencia de la población sobre cómo protegerse de la infección (uso de mascarillas, evitar concentraciones de personas en lugares cerrados, ventilar, utilizar test de diagnóstico...).

Los avances científicos que se hicieron en el desarrollo de vacunas y terapias, que han sido esenciales para recuperar la normalidad, también ayudarían a estar mucho mejor preparados.

Sin embargo, en los últimos tiempos, el deseo de olvidar la experiencia traumática que se vivió ha llevado de alguna forma a querer cerrar los ojos a la certeza de que habrá nuevas pandemias, aunque no sabemos cuándo. Esto nos ha llevado a bajar la guardia frente a las enfermedades infecciosas y la virología y es una lástima que renunciemos a las lecciones que se podrían aprender.

 

ISGlobal

Quique Bassat.  Director del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

Epidemiólogo y pediatría.

—Echando la vista atrás y con lo que sabemos. ¿Estuvo justificado el confinamiento de la población?

—A toro pasado, evidentemente el confinamiento se podía haber hecho mejor. Menos largo y más concentrado en las zonas de más riesgo. Se podía haber hecho muy diferente, pero se tenía que haber hecho. No había otra alternativa. Y más ante lo desconocido, cuando tienes una situación de emergencia de salud pública. Lo hicimos todos, no solo España. El confinamiento fue necesario y obligatorio. Es evidente que hemos aprendido mucho de los errores que hemos cometido durante ese período, por lo que se podría hacer mejor en el futuro.

Que se hizo de forma improvisada también es obvio, porque no teníamos la información necesaria y tardamos mucho en poder generar esa información. Y ahí la investigación epidemiológica tiene que un papel jugar muy grande, y te pondré un ejemplo. Todas las medidas que se tomaron en relación la vuelta de los niños a las escuelas vino precedida por una serie de estudios de investigación que intentaban responder a la pregunta de si los niños se infectaban más o menos que los adultos o si podían infectar a otras personas. Sin esos estudios que se hicieron en tiempo récord y en el momento más crudo de la pandemia no se hubieran podido tomar las decisiones que hicieron que España fuera el primer país y probablemente el único que reabrió las escuelas después del primer cierre y nunca más las volvió a cerrar en las olas siguientes. Este es un ejemplo de las cosas que aprendimos y que la ciencia y la investigación nos ayudó a tomar decisiones de manera más basada en la evidencia.

—¿Sería recomendable volver a hacerlo ante una situación similar que pueda volver a producirse en el futuro o podrían plantearse otras alternativas?

—Si mañana llegara otra emergencia de salud pública parecida o diferente probablemente haríamos lo mismo. Pero haríamos lo mismo de manera más controlada, no de manera universal. No aplicaríamos las mismas restricciones a todo el mundo, ni a toda la geografía. Tendríamos una capacidad de toma de decisiones más localizada y no adoptar las mismas para toda la geografía.

—Si viene otra pandemia similar a la del SARS-CoV2: ¿Estaremos mejor preparados para afrontarla o no? ¿En qué estaríamos mejor preparados y qué habría que hacer para estarlo mejor aún?

—Me gustaría creer que sí estamos mejor preparados. Es evidente que tenemos una memoria de muy corto plazo y que muchas cosas que nos quedaron clarísimas durante la pandemia ahora se nos han olvidado. Pero sí que tenemos una mayor capacidad de reacción, sí que hemos entendido el rol de la monitorización a tiempo real de la epidemiología de la pandemia o de cualquier patógeno que llegue. La prueba es que cualquier emergencia que hay ahora de salud pública en el mundo es primera página de los periódicos y la gente está muy atenta. Con lo cual sí que hemos aprendido, que hay que monitorizar para entender lo que está pasando, que hay que monitorizar para modelar lo que creemos que va a pasar. Hay que estar preparados con reservas de equipamientos para poder responder rápidamente, cosa que no teníamos y ahora sí. Hoy se aprueba la ley de la Agencia Estatal de Salud Pública, que va a ser una herramienta fundamental cuando se constituya para ayudar a nuestra preparación para futuros problemas parecidos. Se están tomando los pasos adecuados. No con la mayor celeridad del mundo, pero se están dando los pasos adecuados y a nosotros nos corresponde llamar la atención e ir diciendo lo importante que es que no se nos olviden las lecciones que hemos aprendido durante la pandemia porque en cualquier momento podremos volver a estar en una situación parecida.