Teresa Fernández-Valdés: «La productora que fui ya vivió su momento y ahora es una nueva Teresa»
SOCIEDAD

La cofundadora de Bambú emprende una nueva etapa en la ficción para televisión con el sello Te Espero en Marte
16 mar 2025 . Actualizado a las 10:37 h.Hace dos años que la productora Teresa Fernández-Valdés (Pontevedra, 1980) dejó Bambú Producciones, compañía de la que fue cofundadora y responsable de destacadas series españolas como Velvet, Gran Reserva, Gran Hotel, Fariña y Las chicas del cable, entre otras. The Hollywood Reporter la incluyó en el 2016 en su lista de las veinte mujeres más poderosas de la televisión a nivel mundial y en el 2018 recibió una medalla de honor del MIPTV de Cannes. Este 2025 será el año de su regreso a la industria audiovisual con Te Espero en Marte.
—¿Qué se está gestando bajo el sello de Te Espero en Marte?
—Dejé Bambú Producciones hace dos años y creé este nuevo sello con el que vuelvo a aventurarme a producir ficción, fundamentalmente para televisión, aunque tengo algún desarrollo de cine. El 2024 ha sido un año de búsqueda de contenido, de desarrollo, de escritura, de crear equipos de guion. Me he rodeado de una gente fantástica. Y este 2025 es el año en el que salgo al mercado. En abril me toca enfrentarme de nuevo a todas aquellas compañías con las que ya he trabajado. Me encantará volver a visitar a todos esos interlocutores, Netflix, Antena 3, Amazon, Apple... También Disney, con la que personalmente no he colaborado. Espero poder contar más muy pronto, pero ahora mismo lo tengo todo entre bambalinas.
—¿Cómo se enfrenta una a este renacimiento con el bagaje de títulos como «Velvet», «Fariña» y otras grandes series españolas?
—Lo siento como una reescritura de mi propia historia. Siento que fui un tipo de productora y ahí construí una marca con Ramón Campos en Bambú Producciones, donde nos enfocamos mucho en el melodrama, en el drama romántico, en las historias de época protagonizadas por mujeres. Me siguen interesando, por supuesto, las historias vinculadas a las mujeres, sus emociones, sus sentimientos y sus luchas, pero ya no tanto desde una mirada histórica. Ahora la mirada es más contemporánea y los temas, más cercanos a mi momento vital. Al final tengo cuarenta y tantos y me apetece contar historias que se vinculen a mujeres más maduras, que se enfrenten a otro tipo de situaciones y de realidades. Me siento con mucha libertad. No me voy a presionar. La productora que fui ya vivió su momento y ahora es un nuevo reto, una nueva Teresa con nuevos intereses. Y me doy la libertad de fracasar. O sea que lo vivo con mucha ilusión y pasión, pero también con mucha libertad.
—¿Haber logrado el título de una de las productoras ejecutivas más importantes del mundo le permite afrontar este nuevo comienzo con más tranquilidad?
—Siento que cumplí un sueño, que mi primera vida como productora, por así decirlo, fue muy completa y que conseguí tanto que ahora tengo la posibilidad de plantearme simplemente disfrutar. No estoy buscando medallas y reconocimientos, estoy buscando disfrutar la profesión que me gusta y volver al origen. Me apetece volver a sentirme ligera de peso, porque cuando uno construye una marca como Bambú Producciones eso supone también muchas obligaciones. Me apetecía volver a jugar, arriesgarme, sentir que arrancaba, volver a sentir la pasión del inicio. Me acompañan mis etiquetas, por supuesto que sí, y, sobre todo, me dan seguridad, pero no quiero vivir presa de nada. Mi viaje es otro. Me encantará que todo funcione bien, pero también estoy abierta a disfrutar y a contar qué pasa cuando no se triunfa. Quiero vivirlo así, de forma natural.

—¿Captar la atención del espectador en un mercado de series con tanta oferta y tantas plataformas es un desafío?
—Claro. Y también hay nuevas generaciones. Así que lo afronto desde una posición muy humilde y buscando la singularidad. La oferta de contenido es cada vez mayor y es más difícil diferenciarse. Este es el gran reto que tengo sobre la mesa, el buscar un contenido que pueda resultar atractivo y que mi bagaje y mi historia me den la seguridad de que sea bueno. Pero el aspecto diferencial va con los tiempos. Lo que interesa hoy a lo mejor no interesa mañana o no interesaba ayer, así que la clave está en diferenciarse y seguir encontrando algo original, que es muy complicado.
—¿Preferiría que sus nuevas series triunfen en canales generalistas o en plataformas?
—El público de la televisión en abierto sigue siendo numeroso y la comunicación en las cadenas generalistas sigue siendo mucho más amplia, porque llegas a más gente. Pero no me estoy planteando así este viaje. Me apetece encontrar un socio que se ilusione con la historia que quiero contar, que crea ciegamente y apueste por ella. Me da igual si es en abierto o en una plataforma, lo que me gustaría es que se ponga toda la carne en el asador. Por otra parte, ahora mismo existe la idea de que las plataformas cuentan con mayor presupuesto. Entonces, cuando quieres contar una historia ambiciosa, sin quererlo ya hay una deriva que te sitúa quizá en una plataforma y no en una televisión generalista, donde a veces van más justos de presupuesto. Pero también es posible que estos canales cambien su estrategia y apuesten por una única serie para hacer una superproducción. O sea que nunca se sabe, tenemos que estar muy abiertos.
En esta nueva etapa como productora no estoy buscando volumen, porque quiero mantenerme pequeñita. Mi objetivo no es montar una compañía de gran dimensión. Me apetece, ojalá lo consiga, seguir siendo una estructura pequeña y ligera, una productora independiente que pueda asumir uno o dos títulos al año y que disfrute con ellos. Mi lucha no es volver a hacer la carrera que ya hice. Me inclino más por disfrutarlo y para eso necesito contar con tiempo. Cuando produces mucho volumen, a veces no puedes estar en todo. Ahora me gustaría hacer proyectos completos, acompañarlos desde su escritura hasta su emisión y poner lo mejor de mí como escritora, productora, directora ejecutiva o showrunner. Me gustaría acompañar al proyecto desde su origen hasta su fin y eso implica producir menos cantidad. Mi gran reto es sobre todo equilibrar mi vida personal con la profesional.
En este momento de mi vida, en el que ya hice una carrera que, por suerte, fue bonita, para mí el éxito ya no se traduce en audiencia, sino en disfrutar. La de productor es una profesión muy particular y a veces te ves enredada en miles de obligaciones que tienen que ver más con gestiones y organización que con contenido. En esta segunda vida que me regalo, habré conseguido el éxito si puedo ponerle freno a todo lo que sean obligaciones que no me satisfacen y poner el foco en lo que me llena de vida, que es crear.

—¿Entran en sus proyectos nuevos rodajes en Galicia?
—Me encantaría y no es gratuito que lo diga. Tengo un par de proyectos en los que podría encajar volver a grabar allí. Galicia tiene una industria muy desarrollada. Antiguamente teníamos la dificultad de que las comunicaciones eran complicadas, pero ahora mismo se ha descentralizado la ficción, los actores están dispuestos a viajar y tenemos los medios que lo permiten. Hay un montón de productores gallegos trabajando tanto a nivel nacional como internacional. Eso es un lujo. La última serie que rodé en Galicia fue Un asunto privado, en plena pandemia, y la experiencia fue maravillosa. Por supuesto la repetiré, sin duda.
«Cuando hay un éxito enseguida se percibe en la calle»
Teresa Fernández-Valdés fue una de las participantes en un encuentro organizado en Santiago por la Academia de Televisión, en colaboración con el ministerio de Cultura y la productora CTV. En este foro se analizó el papel de la ficción en la industria cultural y en la televisión.
—¿Cómo valora el papel de la ficción en la transformación de la televisión?
—Hablar de cambios en la televisión me parece algo que queda lejos, llevamos mucho tiempo hablando de eso. Hace muchos años que están asentadas aquí todas las plataformas. La ficción se ha beneficiado de la llegada de muchos streamers americanos, porque han proporcionado la posibilidad de crear proyectos más ambiciosos, de producir series con mayor presupuesto y, con eso, generar una mayor demanda y una mayor oferta. Es decir, todas las compañías que estamos envueltas en esta industria estamos viviendo una época dorada y muy dulce para crear contenido, para conseguir que este viaje internacionalmente e incluso para plantear coproducciones con otros países. Nos sentimos en un mercado muy abierto, fuerte y de crecimiento, aunque evidentemente hay nuevos objetivos por los que luchar.
—¿Cuáles?
—Entre ellos, como hablamos en el encuentro, el de conseguir que los derechos de estos contenidos que creamos no solamente formen parte del catálogo de estos streamers americanos o de las cadenas españolas, sino que se compartan con los productores, como ocurre en el resto de Europa y del mundo. Se ha abierto un debate muy interesante en relación a que la ley proteja un poco más a los productores, que al final son los que están incentivando la producción local y están buscando nuevas voces, tanto en directores como en creadores. Queremos conseguir que se equilibre la balanza entre los productores nacionales y los clientes, que siguen siendo compañías americanas o compañías españolas. Que entiendan que el creador y el productor son parte de este juego y que se comparta la propiedad intelectual.
—A diferencia de las cadenas de televisión, las plataformas no dan datos sobre audiencias y reproducciones. ¿Necesitan los productores esta información?
—En realidad sí nos encantaría conocer datos de audiencia y de consumo, porque sigue siendo una cifra que les pertenece y estás un poquito perdido a la hora de tomar decisiones y de crear. Al no haber claridad, a la hora de explotar el producto, podemos sobredimensionar éxitos que quizás no lo sean tanto. O al revés, diluir un poco ciertos éxitos para que a la hora de renovarlos no sea más costoso. Pero la realidad es que, más allá del dato concreto, el público habla y cuando hay un éxito enseguida se percibe a través de redes, de conversaciones, de los vecindarios... En el momento en que las cosas funcionan hay una repercusión inmediata en la calle y tú como productor, sin tener el dato, sabes a lo que te enfrentas.