La cronología del motín de las monjas de Belorado: un obispo falso, la sombra de una secta y un restaurante de clausura
SOCIEDAD

Las clarisas del convento de Belorado abandonaron la Iglesia Católica en mayo del 2024 y renegaron del Papa Francisco, abrazando las tesis de un falso obispo. Tras excomulgarlas, el Arzobispado de Burgos intenta desahuciarlas del monasterio en el que todavía viven. Ellas han montado un restaurante en Arriondas para hacer frente a sus facturas
21 mar 2025 . Actualizado a las 12:43 h.Lo suyo fue un motín en el convento. El 13 de mayo del 2024, las monjas clarisas de los conventos de Belorado, en Burgos, y Orduña, en Vizcaya, decidieron abandonar la Iglesia Católica. Lo dijeron ellas mismas en un comunicado —un documento de 70 páginas— firmado por la madre abadesa sor Isabel de la Trinidad. Semejante decisión incluía, lógicamente, dejar de prestar obediencia al Papa Francisco. Las clarisas manifestaron entonces que no reconocían más autoridad que la de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, un cura que fue excomulgado en el 2019 y que dirige la Pía Unión del Apóstol San Pablo, considerada secta por la Santa Sede. Meses después fueron excomulgadas y sobre ellas pesa ahora una orden de desahucio por parte del Arzobispado de Burgos. Ahogadas por las deudas, decidieron abrir un restaurante en Arriondas, Asturias, y contratar a un periodista como jefe de prensa. Las religiosas hablarán por primera vez este viernes para el programa Equipo de Investigación sobre hasta dónde están dispuestas a llegar en su motín particular que ya dura casi un año.
La origen inicial de su decisión fue un conflicto inmobiliario. En su primer comunicado, las clarisas hicieron referencia a la decisión de Roma —es decir, del Vaticano— de «bloquear» su solicitud para poder vender un convento que tienen en propiedad y que está vacío en Derio, en Vizcaya, para poder así hacer frente a la compra del monasterio de Orduña. Este último inmueble pertenece a la Diócesis de Vitoria y con la que las monjas decían ya tener un acuerdo de compraventa. La Santa Sede respondió que las hermanas clarisas habían abrazado al obispo proscrito Pablo de Rojas, y que por eso paralizaron la operación.

Precisamente, en su primer comunicado, las religiosas aseguraban que, se ponían bajo «la tutela y jurisdicción» de Pablo de Rojas, considerado según ellas «obispo legítimo de la Santa Iglesia Católica». Según la información que figura en su web, De Rojas es fundador de la llamada Pía Unión de San Pablo Apóstol. Una especie de orden religiosa —no reconocida— que rechaza a todos los obispos y sacerdotes desde 1958, a quienes considera pseudoobispos o usurpadores. Además, De Rojas se presenta a sí mismo como duque imperial y cinco veces Grande de España. Vive en un piso de más de 300 metros cuadrados en el centro de Bilbao. Tiene una doncella con cofia y un mayordomo que viste con chaqué. «Si te lo encontrabas por las escaleras, te bendecía sin mediar palabra», dice una de sus vecinas para el programa El Equipo de Investigación.


Casi un mes después del motín, las clarisas denunciaron que el Arzobispado de Burgos les había ordenado entregar las llaves del monasterio y además, había «usurpado» sus cuentas e instado a declarar ante el Tribunal Eclesiástico. Las religiosas pidieron ayuda a través de sus redes sociales, acusando a los bancos «de guiarse más por la confusión mediática que por la lógica y la legalidad vigente». Las monjas solicitaron a sus seguidores colaboración económica, en especie o a través de la difusión del mensaje, que incluía un número de cuenta a nombre de la entonces abadesa. El 22 de junio fueron excomulgadas por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, después de que rechazasen comparecer ante un tribunal de la Iglesia. Días después, las clarisas, asesoradas ya por un equipo de abogados, decidieron expulsar al falso obispo Pablo de Rojas del monasterio.
Las deudas económicas
Desde su ruptura con la Santa Sede, las religiosas, que hasta ahora siguen viviendo en el Monasterio de Belorado, han ido acumulando deudas. El Arzobispado de Burgos recibió una factura de 6.900 euros de un proveedor que vendió a las monjas sábanas de seda, edredones nórdicos de alta gama y cubrepiés de terciopelo. En septiembre del año pasado, Mario Iceta presentó una denuncia de desahucio para expulsarlas de la propiedad en que la residen. «No son monjas, son exmonjas. ¿Y qué hacen unas exmonjas en un convento de clausura?», dijo entonces Iceta. Su desahucio está previsto para el próximo 10 de junio. Aunque su abogado, Florentino Aláez, no cree «de ninguna manera» vaya a producirse en esa fecha porque la defensa de las monjas lo recurriría ante la Audiencia Provincial.

Entre medias, y para hacer «frente a las facturas», las clarisas abrieron lo que ellas mismas denominaron el «primer restaurante de clausura» de España. Esta ubicado en la localidad asturiana de Arriondas. El local, inaugurado a principios de este mes, está ubicado en el hotel «Ribera del Chicu» y las clarisas pagan 1.600 euros mensuales por disponer del espacio. «Están desbordadas con la cantidad de llamadas, las solicitudes de reservas y las peticiones de medios de comunicación y televisiones», contó su jefe de prensa, poco antes de la apertura. Su proyecto gastronómico combina platos tradicionales asturianos y recetas propias, y se completará con la puesta en marcha de obradores para elaborar sus famosos chocolates y con la compra de un terreno de 7.000 metros cuadrados para criar y entrenar perros.

Otras polémicas
Por lo que se sabe hasta el momento, son trece las religiosas que todavía habitan Santa Clara de Belorado: cinco monjas mayores, que a ojos del Arzobispado siguen formando parte de la comunidad religiosa, y ocho de las excomulgadas, después de que en estos últimos meses hayan salido dos de ellas, por causas que no han sido aclaradas desde el convento.
Allí también reside Rodrigo Henrique Ribeiro da Silva, brasileño y de 33 años, que en noviembre se habría convertido en un nuevo guía espiritual del convento. Trumpista y negacionista, su biografía es controvertida. Reniega del Concilio Vaticano II y no reconoce a ningún Papa posterior a Pío XII. Como hacen las exclarisas, y hacía antes De Rojas, califican a Bergoglio como «el gran hereje». Pero Da Silva da un paso más y ha pasado a venerar a Adolf Hitler (son varias las imágenes en las que posa junto a cuadros del líder nazi).
La historia de las monjas de Belorado llegó incluso al diario estadounidense The New York Times, que en diciembre del pasado año publicó un reportaje en el que las clarisas incluso explicaron que tuvieron que abandonar su anterior convento de Derio por «experiencias sobrenaturales». «Cuando te encuentras cara a cara con el diablo, sabes con quién estás tratando», dijo la hermana Paloma, de 47 años al periódico americano. Por la noche, dijo, oían ruidos inexplicables: objetos arrastrados por el techo, bebés llorando, risas tristes, pasos que iban y venían. Las manijas de las puertas giraban con una fuerza invisible. Las luces se encendían y apagaban. «Tenía mucho miedo», recogió entonces el diario.