La convalecencia del papa obliga a cancelar la reunión con el rey Carlos III de Inglaterra

Valentina saini VENECIA / E. LA VOZ

SOCIEDAD

El papa Francisco saluda desde un balcón del hospital en el que estuvo ingresado
El papa Francisco saluda desde un balcón del hospital en el que estuvo ingresado ETTORE FERRARI | EFE

El monarca y su esposa visitarán Italia en viaje de Estado entre el 7 y el 10 de abril, y en principio tenían previsto un encuentro con el pontífice en el Vaticano

27 mar 2025 . Actualizado a las 09:39 h.

El papa no se reunirá con el rey Carlos III de Inglaterra y la reina Camila. Así lo comunicó la casa real británica en X ayer. El viaje de Estado, que llevará a los reyes a Italia entre el 7 y el 10 de abril, prevé etapas en Roma y en Rávena, pero ya no en el Vaticano: «La visita se ha pospuesto de común acuerdo, ya que los médicos han sugerido que el pontífice se beneficiaría de un período prolongado de descanso y recuperación. Sus majestades envían al papa sus mejores deseos para su convalecencia y esperan visitarlo en el Vaticano cuando se haya recuperado». Inicialmente se esperaba que el papa pudiera recibir a Carlos y Camila. El monarca es defensor de la fe y gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra, y hasta hace unos días incluso el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin (por lo general muy cauteloso) no descartaba «al menos un saludo». Sin embargo, el pontífice sigue muy débil, por lo que deberá permanecer aislado y abstenerse de cualquier encuentro oficial durante un tiempo.

El traslado del Policlínico Gemelli a la residencia de Santa Marta que hizo el domingo, después de haber sido dado de alta, resultó agotador. Está de buen humor y perfectamente lúcido. De hecho, concelebró la misa en la capilla de Santa Marta el martes. Sin embargo, debe economizar sus energías y limitarse a leer y firmar documentos de especial importancia. Eso sí, tiene que continuar con los ejercicios de fisioterapia motora y respiratoria, y sobre todo con la oxigenación a altos flujos, que recibe por la noche a través de las cánulas.

El segundo piso de Santa Marta está cerrado para todos; solo pueden acceder a él algunos colaboradores de la Secretaría de Estado, los dos secretarios, los enfermeros y el personal de Santa Marta que sea necesario. De todos modos, el pontífice quiso enviar un mensaje a la asamblea plenaria de la Comisión para la Protección de Menores: «Os pido que ofrezcáis a las víctimas y a los supervivientes hospitalidad y cuidado para las heridas del alma, al estilo del buen samaritano».

Los temores por la vida de Francisco 

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El papa pudo morir. Así lo confirmó en una entrevista con la edición romana del diario Corriere della Sera el profesor Sergio Alfieri, reputado cirujano que operó en dos ocasiones a Francisco en el pasado, y que coordinó el equipo del Policlínico Gemelli que atendió al ilustre paciente desde que fue ingresado el 14 de febrero.

Se temió que el pontífice muriera en dos ocasiones. El 28 de febrero por la tarde su estado empeoró. «Tuvo un broncoespasmo, es decir, falta de aire», contó Alfieri. Ese fue el peor momento durante la larga hospitalización del pontífice. Algunos de sus colaboradores tenían lágrimas en los ojos, entre otras cosas porque el equipo dirigido por el cirujano solo tenía dos opciones, ambas cargadas de consecuencias: esperar y dejar que el papa regresara a la casa del Padre, u «oponer resistencia y probar con todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo el altísimo riesgo de dañar otros órganos». Al final, el asistente sanitario personal de Francisco, Massimiliano Strappetti, a quien el papa delegó la toma de decisiones en estos casos, pidió a los médicos que lo intentaran todo y no se rindieran. «Y nadie se rindió», dijo Alfieri.

El segundo episodio de gran peligro ocurrió en un momento en que el papa estaba comiendo. «Tuvo una regurgitación y aspiró». Afortunadamente, fue socorrido de inmediato y, también en esa ocasión, se salvó.

En una entrevista con otro diario, Il Messaggero, el cirujano admitió que se trató de «un proceso terapéutico muy difícil, que afortunadamente el santo padre ha logrado superar». Una neumonía bilateral puede ser problemática para un hombre de mediana edad, y mucho más para un hombre de ochenta y ocho años con una agenda apretada y una salud frágil. Durante su hospitalización, el papa demostró obediencia y capacidad de resistencia. «Siempre ha sido un paciente muy colaborador y disponible. Un paciente ejemplar». También fue muy transparente, pidiendo a los médicos que comunicaran la verdad sobre su estado a los fieles y al mundo. Sonreía cuando se enteraba de los bulos sobre su muerte. El papa fue dado de alta el domingo y ahora lo espera una larga convalecencia en Santa Marta. Pero Alfieri y sus compañeros del Gemelli están preparados para acudir en su ayuda si fuera necesario.