Los aparatos facilitan la labor de los ganaderos al permitirles saber con certeza si una vaca está preñada o el sexo que tendrá la cría

Xosé Ramón Alvite

Partiendo de la base de que, para dar leche, las vacas tienen previamente que quedar preñadas y parir, resulta sencillo imaginar la importancia que aspectos tales como la reproducción, la fertilidad o el período de gestación tienen para las ganaderías gallegas. Tanto es así que la práctica totalidad de las granjas recurren ya a los servicios de veterinarios especializados en estos ámbitos con el fin de tener perfectamente monitorizada la actividad de todo su rebaño. El objetivo: mejorar al máximo los índices reproductivos de las vacas porque eso supondrá también aumentar la rentabilidad de la explotación.

 «A diferenza entre ser rendible e perder moito diñeiro está nos índices reprodutivos. De aí a necesidade de controlar estes parámetros que, á súa vez, tamén están moi ligados con outros factores como a alimentación, o manexo dos lotes ou mesmo a podoloxía», apunta Rubén Laría, veterinario especializado en reproducción de la cooperativa Clun. Para este profesional, los ganaderos cada vez tienen más claro que la buena marcha de su granja depende directamente de la buena salud reproductiva de sus animales. «Temos granxas, normalmente as máis dimensionadas, que fan controis cada semana. Xa no tanto para ver a evolución das xestacións dos animais como para confirmar diagnósticos de non preñez ou, directamente, para sincronizar celos en lotes de animais», explica este profesional asturiano pero que ya acumula más de 15 años de experiencia en Galicia.

El ecógrafo permite saber en 28 días si la vaca está preñada Para su trabajo se hace imprescindible el ecógrafo portátil, un aparato similar al que se emplea en salud humana y cuyo uso ya está totalmente extendido entre los profesionales del sector. Esta tecnología permite, por ejemplo, conocer en apenas 28 días si la vaca está o no preñada y en poco más de 50 el sexo del feto. En ambos casos, la ventaja de estos diagnósticos es la de dar tiempo a los ganaderos para planificar su actividad: la no preñez para programar una nueva inseminación sin tener que esperar a que el animal salga en celo de forma natural y el sexado para saber si, siete meses después, tendrán una ternera que se utilizará como recría para convertirse en una futura vaca productora o un ternero que venderán para cebo a las pocas semanas de vida. El ecógrafo también permite otras opciones como el análisis de la condición del útero o del feto y la medición de los índices de grasa de la res.

 

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El precio de uno de estos aparatos de gama media-alta oscila entre los 6.000 y los 9.000 euros, en función del tipo de sonda que emplee o de la nitidez de la imagen que ofrece. También de la incorporación de extras como las gafas que permiten al veterinario no estar pendiente de la pantalla del aparato o de las funciones Wifi o Bluetooth que posibilitan al ganadero seguir el diagnóstico del profesional a través de una tablet.

Por su parte, el coste que tiene para el ganadero este servicio de reproducción oscila entre los dos y tres euros por vaca y mes. A esta cantidad hay que sumar además el precio de los tratamientos que deben aplicarse en cada momento, lo que podría elevar la factura hasta los cinco euros por res. «É un custo razoable ?apunta el ganadero José Manuel Fernández Villar- e se temos en conta os beneficios que nos permite á hora de planificar a actividade da granxa e ter controlada a actividade dos animais». Este productor de leche de Mazaricos forma parte de una cooperativa de tres socios donde los controles reproductivos van más allá de un simple control de la gestación con el ecógrafo. De hecho, el 70% de las inseminaciones ya son programadas por el veterinario debido a las dificultades que existen para detectar celos en un rebaño compuesto por cerca de un millar de animales.

«Temos todos os datos dos animais metidos nun programa informático que nos axuda a sincronizar celos e a inseminar grupos de vacas en conxunto. Do mesmo xeito, esto tamén nos permite coordinar os partos. Aforramos diñeiro e os animais están moito mellor coidados e sans», explica el ganadero.

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Ecógrafos para conocer la calidad de la carne o la cantidad de grasa

Las utilidades de los ecógrafos portátiles van mucho más allá del mero control de preñez o sexado en vacas. De hecho, su utilización ya se ha convertido en habitual en otros sectores como el porcino donde, además de los controles de gestación, se emplean para conocer la calidad de la carne.

Tal y como apuntan desde Humeco, empresa especializada en el sector veterinario y farmacéutico, «la ecografía es una tecnología segura para pronosticar la composición y calidad de la canal en los animales vivos y se ha convertido en una herramienta de gran ayuda para aquellos profesionales que buscan el control de todos los procesos productivos. Las aplicaciones de la ecografía para predecir la calidad de la carne van desde la selección a temprana edad de los animales selectos y sus progenies, hasta la clasificación de los animales para faena».

Los actuales equipos de ecografía aplicados al sector porcino cuentan con la tecnología para el cálculo automático del índice de calidad de la canal, lo que permite, por ejemplo, determinar la calidad de un músculo, a través de la cantidad de grasa intramuscular, pudiendo luego correlacionarse con los sistemas de calidad.

Otro tanto sucede en el ámbito del vacuno de carne donde los ecógrafos se emplean para conocer parámetros como el espesor de la grasa dorsal, la cantidad de grasa en la cadera o el porcentaje de grasa intramuscular que permite obtener una estimación bastante fiable de los porcentajes de rendimiento y de cortes comerciales de la futura canal.

El sistema, que todavía no está implantado en Galicia, cuenta con gran aceptación en mercados con gran vocación cárnica como Estados Unidos, Brasil, Argentina o Australia, los cuatro principales productores de carne de vacuno del mundo.

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