Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Cantabria, afirma que los habitantes de esos lugares deben comprender que tienen importantes bazas de futuro
04 sep 2019 . Actualizado a las 11:38 h.Una provincia como Lugo, con dos reservas de la Biosfera (Terras do Miño y Os Ancares), una compartida con Asturias (Eo-Oscos-Terras de Burón) y un territorio con aspiraciones de lograr ese reconocimiento (Ribeira Sacra-O Courel) parece un lugar con posibilidades de futuro basadas en su riqueza natura. Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Cantabria, sostiene que una reserva es un espacio que encierra grandes riquezas, aunque ayer, en un curso que estos días organiza el Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural (Ibader), analizó uno de los problemas de esas zonas, el despoblamiento.
-Usted dijo al comienzo de su charla que el despoblamiento ya no es una consecuencia sino una causa. ¿De que es causa?
-Es causa de cambios de uso del suelo, de modelo económico, de paisaje, de pérdida de patrimonio material e inmaterial... Hay que distinguir entre despoblación y despoblamiento, porque yo entiendo que son conceptos distintos. Siempre que hay despoblación, hay despoblamiento; pero es interesante, por ejemplo, la rehabilitación. Si uno analiza las viviendas construidas en los últimos años, observa que se han construido en zonas rurales. Hay despoblación, pero no ruina. En zonas rurales la despoblación ha supuesto una oportunidad en el ámbito inmobiliario. También ha habido gentrificación en el medio rural: espacios que no valían ahora son valiosos. Debemos hablar también de movilidad, porque esa movilidad nos permite utilizar el concepto de territorialidades múltiples. Hay usos, como el turismo, que dan cifras escalofriantes: los Picos de Europa tienen entre un millón y medio y dos millones de visitantes al año. Hay que intentar un turismo sostenible, respetuoso con el territorio y con la cultura.
-¿Qué oportunidades da el hecho de tener un reserva de la biosfera?
-La oportunidad está en los servicios que presta: el agua, la luz, el aire... Eso hace que sean atractivas. Lo que las hace atractivas es esa idea de respeto y de sostenibilidad. Hay que recalcar que las reservas no tienen tanto que ver con conservación como con desarrollo sostenible. Los espacios de conservación tienen otras figuras (parques nacionales, por ejemplo). En las reservas el protagonismo lo tiene la gente, y la clave está en la relación entre el hombre y la naturaleza. Son importantes también la divulgación y la educación.
-¿Supone un obstáculo vivir en una reserva de la biosfera?
-No es un obstáculo, es una oportunidad. Lo es para el desarrollo sostenible, para el turismo, para las marcas de calidad, para el emprendimiento... Todo eso lo dan figuras como la reserva de la biosfera. Si yo tuviera que ponerles un nombre, les llamaría más bien laboratorios de sostenibilidad.
-¿Hay que pagar a la gente vivir en esos lugares? ¿Hay que estimularla de algún modo?
-Hay que contarle que vive en un espacio singular, único, con alto nivel de biodiversidad, que presta una gran función al resto de la humanidad. Hay que comentarle que está en un espacio de oportunidades, que ellas y ellos son los protagonistas. Las propuestas deben ir de abajo hacia arriba.
-¿Es irreversible el despoblamiento?
-Creo que sí. Entendido como proceso histórico, en España ha sido muy rápido, muy corto y muy traumático. Me interesa explicar [lo trató ayer en su intervención] el concepto de transición territorial, que explica el paso del mundo rural al urbano. Eso explica que hayamos pasado de un mundo donde lo dominante era lo rural a un mundo donde manda lo urbano. En España es singular la rapidez con la que se ha producido, y las consecuencias son grandes. Hay que lograr un reequilibrio entre lo rural y lo urbano. Puede lograrse con el turismo sostenible, con la agricultura sostenible... Pero el equilibrio histórico no va a volver.
-¿Por qué fracasan medidas contra el despoblamiento?
-Hay que analizar el medio rural desde perspectivas del siglo XXI, manteniendo la actividad agraria, porque esa actividad es la base del medio rural. Hay que pensar sobre todo en cuestiones ambientales; hay que analizar el mundo rural en clave más ambiental que económica.
-¿Qué es el turismo en una reserva de la biosfera: la panacea, una actividad más...?
-Es uno de los grandes recursos. Pero debe ser un turismo entendido en clave de sostenibilidad, no invasor. Mucha gente está de vuelta del turismo de sol y playa; por eso ese turismo puede ser un recurso.
«Frente al desarrollismo oponemos el desarrollo sostenible»
Reques opina que los valores de una reserva de la biosfera van más allá de ese territorio y de la población que lo habita. Por otro lado, asegura que la presencia de especies como el oso pardo o el urogallo encierra un gran valor: «A veces -dice- son el termómetro que mide la calidad ambiental de un territorio».
-¿Cómo debe ver una reserva de la biosfera la gente que vive algo lejos de esos lugares? ¿Cómo se le puede explicar a esa gente que se trata de un territorio que requiere tanto atención como recursos?
-Preguntémonos cuánto vale una abeja, cuánto vale un manantial... Ahí se prestan servicios que no son solo para la población de esa zona sino para el mundo en general. Llamémosles pulmones, reservorios... Por eso es tan importante la red mundial de reservas, y por eso es tan importante mantener su actividad. Son valores intangibles, pero valores imprescindibles.
-¿Tiene sentido mantener en la actualidad un modelo de desarrollismo como se podía aplicar hace décadas?
-Frente al desarrollismo oponemos el desarrollo sostenible, que se puede aplicar en las reservas.