
La mencía se paga mejor que en otras zonas, pero su rentabilidad está sujeta a un viticultor con otros ingresos
07 feb 2020 . Actualizado a las 10:16 h.El Dow Jones de la cotización de la uva en la Ribeira Sacra está en Rectoral de Amandi. De su política de precios dependen en buena medida las cuentas de los viticultores, le vendan a esa bodega o a cualquiera de las más de noventa inscritas en el consejo regulador. La influencia de este grupo empresarial no es ningún capricho. De los 7,2 millones de kilos que se cosecharon la pasada vendimia alrededor de dos entraron en sus instalaciones. A sus casi 600 proveedores no les fue mal. Pese a la abundancia de uva, y de forma unilateral, Rectoral subió este año en diez céntimos el precio del kilo de mencía.
Hablar de uvas en la Ribeira Sacra es hablar de mencía. De esta variedad tinta se recogieron la pasada campaña 6.000.233 kilos, casi el 85% del total. Rectoral paga más por ella en Amandi, la subzona en la que se ubica. Allí pasó a valer 1,30 euros el kilo. En otras zonas, menos escarpadas y con mayores rendimientos, el precio no bajó de un euro. La media se sitúa en la denominación de origen en torno a 1,20 euros. En plena campaña de movilizaciones en el campo, la pregunta es obligada: ¿compensa ese precio al viticultor?
«Eu estou conforme co que me pagan pola uva, para min é rendible», dice Carlos Losada. Trabaja para una bodega de Rozavales y lleva por su cuenta tres hectáreas de viñedo en diferentes puntos de la denominación de origen. Para esta producción propia tiene cuatro compradores. «Non toda a mencía se pode pagar a 1,30 ou 1,40 [euros]. Eu procuro escapar da superprodución para ter unha uva da que podo esperar un prezo que me compense», señala este viticultor.
Más viña, más gasto
Si Rectoral de Amandi sube precios, el resto de las bodegas también lo hacen. Para Carlos Losada, es importante que «compartan» con los viticultores el buen momento de las ventas que deja entrever la demanda de uva. Porque, pese a todo, la mano de obra escasea casa vez más en los viñedos en bancales. «Para vivir da viña necesitas catro ou cinco hectáreas. Pero esa superficie non a vendimas botando man da familia e dos amigos. Hai que contratar xente, no caso de que a atopes, e aí vaise a rendibilidade», apunta otro cosechero acogido a la denominación de origen.
En la Ribeira Sacra, la viña es fuente de ingresos complementarios. De lo contrario, y aunque sean más elevados que en otras zonas vecinas, los precios de la uva difícilmente compensarían al viticultor. El peso de los vinos jóvenes en la producción -por encima del 90% del total- es un condicionante añadido. «Aquí a uva ten que custar máis porque a orografía fai que a viña esixa máis horas de traballo. Pero o viño hai que vendelo e se falamos de viños do ano tes uns prezos que non podes perder de vista», opina Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro. Dicho de otro modo: si un tinto joven sale a cuatro euros de bodega no se pueden pagar tres por la uva por mucho que los merezca.
El enfoque de la producción a vinos jóvenes condiciona lo que pueden pagar las bodegas
Menos burocracia y más medidas de discriminación positiva, claves del relevo generacional
Pedro Rodríguez iba para abogado pero decidió coger las riendas de la bodega familiar en la recta final de sus estudios universitarios. Su experiencia de todos estos años en Adega Guímaro le dice que hoy otros muchos problemas, más allá del precio de la uva, que condicionan el relevo generacional en la Ribeira Sacra. «Hai que poñer freo á burocracia. Non pode ser que dediques máis tempo ao papeleo que a traballar. Hoxe necesitas unha persoa dedicada a levar o tema da trazabilidade e as declaracións de produción e ventas», explica.
En el caso de la Ribeira Sacra echa en falta, por lo demás, algún tipo de discriminación positiva frente a la crisis demográfica. «A normativa xeral non vale para as zonas desfavorecidas. Unha posibilidade sería abaratar as cotas da Seguridade Social para que a diferenza repercuta na nómina do traballador», sugiere el bodeguero.
La más estable de Galicia
La producción vitícola en la Ribeira Sacra tiene una serie de particularidades que la hacen única. «O noso modelo pode resultar atípico, pero é o que temos e funciona», sostiene el presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez. El trabajo en el viñedo es un complemento económico para la inmensa mayoría de los cerca de dos mil viticultores censados en la denominación de origen. «O último informe Nielsen que encargou a Xunta -prosigue Rodríguez- di entre outras cousas que somos a denominación máis estable das que hai en Galicia. Para min, é o dato máis relevante».