Escocia reconoce la calidad de los vinos gallegos: «Hemos vendido un espadeiro por 225 libras»

SOMOS AGRO

Miguel Crunia, el único español entre los 25 mejores sumilleres del Reino Unido, sostiene que es el momento de avanzar hacia la promoción de cada «terroir»
27 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque nació en A Coruña en 1989, Miguel Rodríguez Prieto bien podría ser hijo adoptivo de las Rías Baixas por su profundo conocimiento del territorio y los vinos que lo representan. En realidad, de cualquiera de las denominaciones y zonas de producción de Galicia, de las que se ha convertido en un firme embajador a lo largo de los once años que lleva trabajando en el Reino Unido. Miguel Crunia, tal y como se hace llamar en homenaje a su ciudad natal, es el único español que la prestigiosa revista Harpers Magazine, una referencia en su entorno, ha incorporado a su ránking anual de los 25 mejores sumilleres de las islas. Su labor en la vinoteca-bistró Whiskers, de Edimburgo, con la implantación de una carta desenfadada y un tanto gamberra, lo ha elevado al puesto 14 dentro de este selecto grupo. «Para nosotros es algo así como entrar en el balón de oro para un futbolista, así que no puedo estar más agradecido y satisfecho», reconoce Miguel, que recientemente ha participado en una visita de prescriptores británicos, auspiciada por el consello regulador de Rías Baixas.
El hecho de que uno de los mejores sumilleres del Reino Unido proceda de Galicia merece un relato. Miguel se siente como en casa entre barriles, algo que tiene mucho que ver con la figura de su abuelo, que dirigió Bodegas Alonso, un negocio ya desaparecido que compraba barricas en Chantada, Valdeorras, O Salnés, O Condado o Ribadavia para elaborar sus propias mezclas y embotellarlas con destino a restaurantes y locales de A Coruña. «Él es, seguramente, quien desencadenó todo esto», reconoce Crunia, aunque aquel germen tardase su tiempo en eclosionar. Tanto, que no lo hizo hasta que, mucho después, aterrizó en Edimburgo para mejorar su inglés tras haber estudiado Publicidad y Relaciones Públicas en Madrid. Su experiencia en la hostelería, que ayudó a pagar sus estudios, le facilitó un acceso rápido al mercado laboral. Primero en el restaurante Number One, del hotel Balmoral, que invirtió en su formación. A continuación en Divino Enoteca, con el sumiller Silvio Praino, al que considera su mentor. Por fin en el Norn y su sucesor Fhior, con el chef Scott Smith, calificados en dos años consecutivos como los mejores restaurantes de la capital escocesa. «Allí trabajé una carta que prestaba devoción a la viticultura de mínima intervención, con la que me identifico».
El concepto de mínima intervención apunta a «una viticultura ética y de calidad, respetando en todo lo posible dentro de la bodega el trabajo previo realizado en la viña. En definitiva, defendiendo al pequeño productor». Fue así como Miguel Crunia acabó focalizándose en la defensa y promoción «de los vinos honestos, que hablan de terruño».
Este es el principio sobre el que también se levanta Fion (vino, en gaélico escocés), la empresa que Miguel fundó junto a Vera Cebotari, su pareja, durante el largo invierno de la pandemia. El proyecto nació como una tienda virtual, centrada en los vinos artesanos de regiones emergentes, para ofrecer hoy servicios de bodega privada a particulares, organización de catas y eventos temáticos del vino (entre otros, dos dedicados a la ría de Arousa y a la Ribeira Sacra) y consultoría y asesoramiento a vinotecas locales, la faceta que, precisamente, acaba de desarrollar en Whispers y lo ha colocado en el top 25.
Desde su experiencia, que comparte en el blog atlanticsomelier, Miguel sostiene opiniones claras y sinceras sobre el futuro de los vinos gallegos. También sobre su capacidad para penetrar en el mercado británico: «Son vinos que aquí gustan mucho porque están menos cargados de alcohol, tienen una buena acidez, son muy frutales, con mucha flor». Incluso los tintos con más estructura, de Monterrei o la Ribeira Sacra, entran bien, «porque mantienen ese nivel de fluidez que los equilibra y van muy bien con la gastronomía local». Las mesas en Edimburgo se surten de excelentes mariscos y pescados, caza y buenas carnes, sobre todo de cordero y de ternera. Al fin y al cabo, «Escocia sería la Galicia del Reino Unido, si hubiese que establecer una comparación, aunque les falten un poco de huerta y de frutales».
Hacia la zonificación del vino
La labor de promoción que Rías Baixas ha desplegado desde los años 90, unida a un perfil de vinos que encajan como anillo al dedo en el paladar británico, han convertido la denominación en una referencia asentada, y la albariña, en una uva conocida entre su público. En opinión de Crunia, es el momento de dar otro paso. «Creo que ahora debemos focalizarnos en las subregiones, en O Salnés, O Condado, O Rosal, Soutomaior, Ulla. Incluso más allá, en los pueblos históricos donde siempre se ha elaborado vino, y en último término en el viñedo, directamente. Eso nos pondrá cara a cara con las grandes regiones clásicas del vino, evitando que nos quedemos anclados». Un ejemplo. En Whiskers, Miguel ha vendido una mágnum de espadeiro de Xurxo Alba Padín por 225 libras. «El cliente reconoce la calidad y está dispuesto a pagar ese precio. De hecho, volvieron a por él». Es un ejemplo que puede extrapolarse al resto de denominaciones en Galicia. «Si tenemos esa calidad, por qué no vamos a potenciarla?».

Cuestión de puntería. De chaval, Miguel logró un campeonato gallego cadete y dos juveniles de tiro olímpico con arco y participó en demostraciones tradicionales, convenientemente ataviado, en eventos como la Feira Franca de Pontevedra, aunque la imagen que acompaña estas líneas fue tomada en Cedeira.