Cubiertas vegetales, un reservorio para polinizadores
SOMOS AGRO
Los agricultores adheridos a este ecorregimen de la PAC no solo están recuperando el suelo, también ayudan al mantenimiento de la biodiversidad en sus cultivos
21 dic 2023 . Actualizado a las 16:19 h.El suelo es un cuerpo vivo. De su salud depende también la capacidad de un país para poder alimentarse. Recuperar y regenerar el terreno en el que crecen los cultivos o pastan los animales es fundamental para garantizar la soberanía alimentaria que promueve la nueva política agraria común (PAC). Entre las fórmulas para recuperarlo están las cubiertas vegetales espontáneas o sembradas que se han incluido entre los ecorregímenes que recoge el Plan Estratégico Nacional para la PAC (PEPAC). Los agricultores y ganaderos que las utilicen pueden optar a la parte de las ayudas directas reservadas para estas prácticas voluntarias para los productores, pero obligatorias para el Estado. Sus ventajas son múltiples porque, además de contribuir a mantener los suelos sanos, también fomentan la biodiversidad. La consecuencia más directa es que son un arma más contra las plagas o enfermedades de las plantas.
Todo eso es capaz de hacerlo una cubierta vegetal porque es como un manto que defiende el suelo del viento, la lluvia.... y, por tanto, previene la erosión. Al ser materia orgánica favorece la creación de un espacio natural en el que crece la fauna auxiliar. No cabe duda de que de esa manera esos espacios se convierten en reservorios de polinizadores, microorganismos u otro tipo de insectos capaces de liderar la cruzada contra las plagas.
La capacidad regeneradora de las cubiertas vegetales reduce además enfermedades edáficas. Por no hablar de que retiene agua, imprenscindible en un momento en el que las lluvias son cada vez más irregulares o en que la sequía se ha convertido en un fenómeno repetido verano tras verano. Pero también pueden evitar el lixiviado _ sustancias líquidas que circulan entre los residuos que se encuentran principalmente en los vertederos_ del nitrógeno procedente de la lluvia.
Pero qué diferencia una cubierta vegetal espontánea de una sembrada. En las primeras, las plantas suelen crecer de modo natural y sus beneficios se aprecian en poco tiempo. Para que no compitan con los cultivos por el agua o los nutrientes del suelo hay que estar ojo avizor. En las segundas lo que se hace es elegir muy bien las plantas usadas para recuperar el suelo. Las brásicas son una alternativa. De hecho, sus raíces profundas son capaces de abrir vías bajo la superficie del suelo para que el agua o el aire puedan moverse mejor. Un ejemplo es la colza (Brassica napus) que tiene la función de mejorar la estructura del suelo.
Las leguminosas no son menos valiosas para recuperar el terreno. Un ejemplo: la veza.
Un agricultor que opte por este ecorregimen, el de cubiertas vegetales, ha de saber que las comunidades autónomas pueden definir el período de cuatro meses en que la cubierta debe permanecer viva sobre el terreno, dentro del periodo comprendido entre el 1 de octubre y 31 de marzo. Además, las comunidades autónomas pueden rebajar este periodo cuando esté justificado por condiciones agroclimáticas adversas o causas de fuerza mayor que estén acreditadas. No descartan tampoco la alaternativa de poder aplicar fitosanitarios sobre la cubierta en caso de que haya que controlar o erradicar alguna plaga.