Y solidarios. Trabajan con otros, para otros, gratis. Son cientos, miles los vecinos nuestros que hacen múltiples cosas de mogollón. Por ejemplo: talleres formativos, actividades agrícolas, creación artística, festejos, excursiones, regalo de juguetes, educación para la salud, ayuda a dependientes de la tercera edad (sobre todo compañía), actividades para un envejecimiento saludable, colaboración con el deporte, atención a inmigrantes y un sinfín de etcéteras. En este Ourense nuestro, subsidiado, menguado, envejecido, con las rentas más bajas de España, encontramos un filón de oro: los utópicos, altruistas, vecinos de nuestra aldea que aún valoran la solidaridad por encima del dinero. Gentes, algunas, que vinieron de América a hacer las Galicias, hacen los trabajos que no quieren nuestros hijos, mandan un dinerito, poco, a los suyos que lo necesitan para comer y aún les sobra todo el tiempo del mundo para regalárselo a los demás. Entre el salario pornográfico, indignante, que socaba los cimientos de una sociedad democrática, igualitaria de la Cospedal o el Gayoso, me quedo con los solidarios. Permitidme que escoja un nombre del colectivo; todos son buenísimos; ella, además, es guapa y Ribeirana. Gracias Andrea.