De empresario con 54 empleados a volver al sacho como autónomo

lucía rey texto RÁBADE / LA VOZ

AGRICULTURA

ALBERTO LÓPEZ

La asfixia financiera ha obligado a Jesús I. a dar un giro radical a su vida

29 dic 2013 . Actualizado a las 06:57 h.

La palabra «emprendedor» es sinónimo de «audaz», «decidido», «resuelto», «atrevido». Todas las cualidades las reúne Jesús I.L., un lucense de 39 años natural de Outeiro de Rei que se ha hecho y rehecho a sí mismo porque ha pasado de tener una empresa de barnizados con sede en el polígono de O Ceao, puntera en Galicia, y con una plantilla de 54 trabajadores, a volver al sacho para convertirse en autónomo de la agricultura ecológica. El cambio radical de vida le vino impuesto por el batacazo de la construcción, pero sobre todo por la especulación de los bancos, que de la noche a la mañana cerraron el grifo del crédito ahogando a decenas de pequeñas y medianas empresas de la provincia, como destaca Jesús, que al acabar la EGB empezó a trabajar como barnizador. Tenía 13 años, y a los 25 montó su primer negocio. «E iso que tiña un bo posto, un traballo fixo», apostilla.

Con siete empleados y una empresa saneada que «ía de marabilla e tiña moi boa clientela», dio el salto. Corría el 2007. Había grúas por todas partes, las obras funcionaban a pleno gas y tuvo la idea de poner en marcha un proyecto de mayor envergadura. Para llevarlo a cabo elaboró un plan de empresa con el apoyo de la Fundación CEL y firmó un préstamo de dos millones de euros. «Chegamos a facer dous millóns de pesetas ao día e a traballar en macroproxectos por toda Galicia. O 2008 foi o mellor ano», recuerda. Entre sus clientes figuraban Galopin, líder europeo en el diseño de parques infantiles; NH Hoteles, una cadena textil internacional o Losán, para el que llegó a realizar un lacado «para os iates máis luxosos do mundo».

Sin embargo, los días de vino y rosas duraron poco. Terminaron cuando la reducción de los márgenes comerciales y el descenso de pedidos obligaron a Jesús a intentar refinanciar una deuda que hasta ese momento había amortizado al día. En dos años había devuelto 1,7 de los 2 millones, pero los bancos -afirma- se negaron a ampliar el margen para los 300.000 euros que faltaban. «Debuxáronnos un horizonte espectacular, e foi todo unha ruína», critica. Su negocio fue al traste en diciembre del 2009.

Una deuda que lo ata

Atado de pies y manos por el dinero que aún debe al banco -«o día que deixe de pagar letras, a min sóbrame o diñeiro», bromea-, decidió probar suerte en un sector más estable, con menos fluctuaciones: la agricultura ecológica. Y de nuevo se está volcando. «Gústanme as cousas ben feitas», destaca. Volta ao Sacho tiene en el mercado su primera cosecha de patatas.

en directo el ascenso, la caída y el resurgir de un emprendedor lucense de 39 años