La asociación Futuro Viñador, formada por dieciséis prestigiosas bodegas españolas, se estrena en la Ribeira Sacra con un taller sobre construccion de bancales
24 feb 2020 . Actualizado a las 22:08 h.Después de tres años y numerosas reuniones, la asociación Futuro Viñador es una realidad. Esta formada por dieciséis reputadas bodegas de toda España que se sienten partícipes de una «revolución silenciosa» que sacude la cultura del vino de este país. Acaban de estrenar una página web, con versiones en español e inglés, en la que definen la filosofía y los objetivos de partida del colectivo. ¿Sus principios? «Mantener nuestras explotaciones agrícolas y viticultura familiar a una escala humana y centrarnos en hacer vinos fieles a su origen», detallan a modo de declaración de intenciones.
De Galicia, forman parte de la asociación las bodegas Algueira, Guímaro y Zárate. También está la Compañía de Vinos de Telmo Rodríguez, que desarrolla en las laderas olvidadas de O Bibei uno de sus múltiples proyectos. Futuro Viñador se cocinó a fuego lento y sus impulsores entienden que ahora no es momento de apurarlo. En el 2021 abrirán la puerta a nuevas incorporaciones de productores afines con sus planteamientos.
«Aspiramos a producir de la forma más sostenible, económicamente y desde el punto de vista medioambiental», explica Eulogio Pomares, de la bodega de Rías Baixas Zárate, elegido presidente de la nueva asociación. El enfoque «a escala humana» que reivindican pretende ser, al mismo tiempo, una inversión de futuro para la supervivencia de la viticultura y los núcleos rurales asociados a ella.
El trabajo no se paga
«El problema de la España agrícola es que el productor no cobra por su trabajo. El drama de La Mancha debería invitarnos a reflexionar. Allí se incentivó el arranque de los viejos viñedos de secano plantados con variedades tradicionales. Fueron sustituidos por otros nuevos en regadío y con rendimientos elevados. Hoy ni se vendimian porque no pagan la uva», señala Pomares.
Futuro Viñador es un colectivo heterogéneo que aglutina a bodegas de procedencias y contextos muy diversos. Junto a Algueira, Guímaro, Telmo Rodríguez y Zárate figuran Artuke, Bodegas y Viñedos Ponce, Bodegas Casa Castillo, Celler del Roure, Ostatu, Domaines Lupier, Dominio del Águila, Dominio del Bendito, Granja Nuestra Señora de Remelluri, Raventós y Blanc y Suertes del Marqués.
Todas comparten un afán renovador que paradójicamente hunde sus raíces en la tradición vitícola de sus respectivos territorios. La asociación encuentra su razón de ser «en la recuperación de prácticas tradicionales ancestrales, en la reivindicación de nuestro gran viñedo histórico, en la riqueza de variedades antiguas propias y la diversidad de climas, paisajes y personas de nuestro país».
«Vamos a intentar sembrar algo. Innovar con la mirada puesta en el espejo retrovisor. Hay una revolución en la demanda de vinos y tenemos claro que los tiros van por ahí. Aspiramos a mejorar compartiendo conocimientos, y de paso despertar interés para que en el futuro haya gente que se dedique a esto», dice Fernando González, de Adega Algueira.
En sus viñedos de Ribeira Sacra no se aplican herbicidas desde hace cuatro años. El cultivo se lleva a cabo en viticultura integrada, con tratamientos menos agresivos, para conseguir vinos «lo más naturales posibles» que conecten con la transformación del mercado. «Instalarnos en el purismo de la noche a la mañana es imposible. Hay unos objetivos de partida y es más fácil alcanzarlos conjuntamente que en solitario. No buscamos ser un ejemplo, pero sí un estimulo. Todos empezamos de cero», resume González.
Presentaciones en Londres
Las primeras actividades promocionales de Futuro Viñador serán en Londres. El 24 de febrero los vinos de las bodegas que integran la asociación tendrán un protagonismo especial en las cartas del local del prestigioso cocinero Tomos Parry, distinguido con una estrella Michelin, y en el restaurante Noble Rot, que da nombre además a una influyente revista muy atenta a los nuevos aires que se respiran en el mundo del vino español. Al día siguiente estarán en la feria profesional Viñateros! Spanish Wine Revolution!, que celebra este año su segunda edición.
Su primera propuesta en España tendrá como escenario la Ribeira Sacra. Entre los días 26 y 29 de marzo, la asociación organizará en viñedos en bancales de las bodegas Algueira y Guímaro una serie de talleres dedicados a la construcción de muros en piedra seca. Los impartirá un veterano cantero de Amandi y tienen como objetivo transmitir un saber tradicional con perspectivas de futuro que ahora se encuentra en peligro de extinción.
En colaboración con la Fundación Juana de Vega, también en la Ribeira Sacra, la asociación Futuro Viñador programó para el 29 de marzo una charla sobre este paisaje cultural y las expectativas para el desarrollo del medio rural. La arquitecta y paisajista Isabel Aguirre será la encargada de impartirla.
Una imagen exterior que se asocia a grandes volúmenes y bajo precio
La práctica totalidad de las bodegas integradas en el proyecto Futuro Viñador suscribieron en el 2016, junto con otros conocidos representantes del sector, un documento que demandaba «cambios profundos» para poner en valor el patrimonio vitícola español sobre la base «de las mejores parcelas y los lugares más excepcionales». «En España se han desarrollado políticas para convertir nuestro viñedo en el mayor del mundo, pero no ha habido acciones encaminadas a convertirlo en el mejor», señalaba el denominado manifiesto Matador, nombre del club cultural madrileño en el que se firmó.
La nueva asociación prefiere marcar territorio propio frente a aquella sonada proclama que apuntaba al agotamiento del modelo actual de las denominaciones de origen. Aunque las piezas encajen, el contexto es otro», apunta uno de los impulsores del colectivo que echa a andar ahora.
El mensaje del manifiesto del Club Matador, sin embargo, sobrevuela el ideario de Futuro Viñador. «Los bodegueros que formamos la asociación viajamos mucho y la imagen que se tiene fuera del vino español no es buena. Suele asociarse a grandes volúmenes y bajo precio, sin reparar en las grandes cosas que hay aquí», afirma su presidente, Eulogio Pomares.
Futuro Viñador también aspira a corregir esa percepción mediante sus acciones a nivel internacional. Pero sus integrantes no quieren ser vistos como un club elitista enfrentado a otros enfoques del negocio del vino. Simplemente, reivindican su espacio. «Juntos sumamos 750 hectáreas en proyectos que son una referencia en sus respectivas zonas», precisa Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro.
La asociación funciona con un reglamento interno y sus integrantes deben cumplir una serie de objetivos para formar parte de ella. «Hay principios básicos como la erradicación de los herbicidas y el empleo de tratamientos poco agresivos. Pienso que es un camino sin retorno para la viticultura y toda la industria agroalimentaria», recalca este bodeguero.