El virus aparcó la protesta del campo por un precio justo que se aleja cada vez más
AGRICULTURA
Mientras el súper mantiene el coste, el kilo canal de Ternera Gallega Suprema se paga a 3,9 euros, uno menos que en enero
14 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado 19 de febrero, poco menos de un mes antes de que fuera decretado el estado de alarma, ganaderos y agricultores llegados desde distintos puntos de Galicia se manifestaron a golpe de folión frente a la Delegación del Gobierno en A Coruña para pedir unos «precios justos» para sus productos. Querían, como el resto del campo español, que se valorara su trabajo. ¿Cómo? Pagándoles una cantidad que cubriera sus costes de producción y algo más para poder vivir de lo suyo. Eso se traducía, por ejemplo, en cobrar más de los 12 céntimos por kilo de patatas que les estaban pagando a algunos agricultores de A Limia o de los 4,9 euros a los que se estaban abonando el kilo canal de las reses que iban para Ternera Gallega Suprema, una carne que en el súper oscilaba entonces entre los 8,5 y 9,5 euros por kilo. Pero en esto, llegó el covid-19 y aquellos agricultores y ganaderos aparcaron sus protestas para concentrarse en una cosa: trabajar.
Ahora, dos meses más tarde, perciben todavía menos por sus productos de lo que recibían en enero. Lo paradójico es que cuando el consumidor se acerca a los lineales de los supermercados que ellos se han encargado de mantener surtidos ven que su valor es el mismo que antes del coronavirus, o más.
«Almacenistas pagaban 20 céntimos por quilo de pataca, agora danche seis»
La Ternera Gallega Suprema, por ejemplo, continúa al mismo precio en la carnicería, pero a ganaderos como Pablo Díaz les pagan el kilo canal a cerca de un euro menos que en febrero. «Antes pagábano entre 4,8 ou 5 euros, agora están entre 3,7 e catro euros», apunta este productor de O Corgo. No es el único problema al que se enfrenta: «Antes chamabas para que che levaran un becerro e á semana xa viñan por el; agora tardan, e becerros que se levaban con 8 ou 9 meses ás veces chegan aos 10. Criar un animal deses, cun peso medio de 230 quilos, ten uns custes de entre 800 ou 900 euros».
Límite de 10 meses
Pero la explotación de Pablo es solo una de muchas de las 9.800 dedicadas al ganado de carne en Galicia que enfrentan un problema derivado de la bajada de la demanda que arrastra el cierre de la hostelería y la caída del consumo en los hogares. Ayer el secretario xeral de Unións Agrarias, Roberto García, habló del asunto en una rueda de prensa telemática en la que avanzó que «as 9.800 explotacións de carne teñen unhas perdas de 2,96 millóns de euros ao mes, o que supón que cada unha ingresa 296 euros menos pola caída do prezo dos becerros e das vacas».
Porque no es solo que hayan bajado los precios de los terneros que van para carne, es que, además, algunas granjas, como explica una ganadera de Lugo que cría raza limiá están «comercializando por primeira vez sen saber o prezo de antemán. Nunca antes me pasara iso». Todo para lograr que se los recojan porque cada animal que supera los diez meses de vida pierde la certificación. Entonces, añade esta criadora que comercializa algunos animales bajo el sello de Ternera Gallega, el precio ya se desploma por completo.
Quienes también viven de cerca la caída de precios son los productores de leche. Aunque algunos como José Luis Camiñas, presidente de la cooperativa O Rodo de Rodeiro, han logrado renovar un contrato favorable con la industria, el problema es que viven «nunha total incertidume», dice. Más allá de que la cotización de las vacas «de desvelle» o de los terneros para recría esté por los suelos -asegura que por vacas que han acabado su ciclo productivo y por las que antes le daban entre 1.400 y 1.500 euros, ahora solo obtiene entre 750 y 800-, no dejan de generarle inquietud prácticas como la entrada de leche líquida de Francia o Portugal a precios muy bajos que no cubren, ni de lejos, los costes: «Non estou en contra de que entre leite de fóra porque somos deficitarios, pero tense que pagar a un prezo que cubra os custes».
Sobre eso habló Roberto García, quien, además, y dadas las cotizaciones que están alcanzando en el mercado productos como la leche en polvo o la mantequilla, pidió que algunas empresas lácteas retiren de sus futuros contratos la cláusula que liga el precio de la leche a la cotización de esos productos. La razón es que, debido a esa fórmula, algunas empresas están ofreciendo precios de 23 céntimos por litro.
En el todavía hipotético caso de que el referente se mantuviera, a juicio de García, no haría más que agravar la difícil situación de la economía de las granjas lácteas que, como dijo, están cobrando su producto un céntimo y medio por litro menos que las del resto del Estado.
Cuentas que no dan
Pero el reguero de números rojos que están cosechando los distintos sectores en el campo no acaba ahí. Unións Agrarias cifra en unos 700.000 euros las pérdidas mensuales del ovino y caprino; calcula un roto de ingresos de 3,5 millones en las granjas avícolas para este año, y advierte que la caída de ventas del sector vitivinícola afecta al 50 % de la producción. Además, pone un punto sobre la i al recordar que «a só tres meses da vendima non só non está garantizado que vaian a cubrirse costos de produción, senón tampouco a recollida de uva».
Y luego están las patatas. Más allá de las que están saliendo a través de Mercaproximidade, hay agricultores como Casimiro, que acumulan 120.000 kilos. «Os almacenistas que che pagaban en torno aos 20 céntimos o quilo estanche dando agora 6. O problema é que ás patacas quédalles un mes. Despois xa ven a pataca nova e quen quere a vella», lamenta.
De los problemas del campo habló ayer el ministro de Agricultura, Luis Planas, a sus homólogos europeos en una reunión por videoconferencia en la que urgió la necesidad de ampliar el paquete de ayudas al sector primario, sobre todo en el terreno de medidas de regulación de mercados. Concretamente se refirió al vino, aludiendo a la intención de utilizar el programa de apoyo para poner en marcha ayudas a la destilación de crisis, al almacenamiento privado y la cosecha en verde. Pero mientras las Administraciones se ponen de acuerdo, los agricultores y ganaderos continúan trabajando. De sol a sol.