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El lugar donde los científicos sortean los desafíos que trae el cambio climático al campo

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AGRICULTURA

La Misión Biológica de Galicia, una institución con más años que el Centro Superior de Investigaciones Científicas, cumple hoy cien años

13 ene 2022 . Actualizado a las 09:31 h.

La Misión Biológica de Galicia es una institución más antigua que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Cuenta el investigador emérito de ese centro creado en Santiago en 1921 y trasladado luego, en 1928, a la finca de La Tablada primero y, al Palacio de Salcedo, en Pontevedra, después, Amando Ordás, que en «1921 el médico Juan López Suárez, que tenía mucha influencia en la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), que dirigía Ramón y Cajal, solicitó que se crease en Galicia un centro para desarrollar conocimiento y transferirlo a los agricultores. De ahí que el nombre sea Misión, porque realmente la institución fue creada con un cometido concreto». Desde que tomó las riendas el primer director del centro, el veterinario Cruz Gallástegui, doctorado por las universidades de Harvard y Cornell, esa misión ha ido cambiando a lo largo de los cien años de historia que cumple hoy. Ordás lo sabe bien después de haber trabajado ahí durante más de cincuenta años: «En la primera década del centro se realizaron estudios sobre genética vegetal, una ciencia poco desarrollada por entonces. El problema que tenía Galicia era que se cultivaban variedades muy atrasadas de maíz o patata y la genética ya era capaz de crear variedades mucho más productivas».

CSIC

De hecho, fue a partir de 1930 cuando los trabajos de la institución se centraron en la mejora genética del maíz, además de en la obtención de variedades de castaño resistentes a la tinta, una línea de trabajo consolidada por Ernesto Vieitez. No menos relevante fue la promoción por toda España de la raza porcina inglesa Large White, fundando por iniciativa de Miguel Odriozola, la piara enfocada a mejorar la genética de dicho animal.

Más tarde, entre 1960 y 1973 se cerraron algunas líneas de investigación e incluso las relacionadas con genética vegetal experimentaron un parón hasta que en 1973 Amando Ordás retomó la línea de mejora genética del maíz, comenzando la recolección de variedades locales de maíz, además de poner en marcha los programas de selección y mejora: «Una de las cosas pioneras que hizo el centro también fue crear un sindicato de semillas, una especie de cooperativa de agricultores que servía para producir y distribuirlas», recuerda.

Y poco a poco fueron abriendo nuevas líneas de investigación hasta centrarse ahora, como explica la investigadora y actual directora, Elena Cartea, en la mejora de cultivos para adaptarlos a las consecuencias del cambio climático o para lograr variedades con alto valor añadido tanto para responder a las demandas del mercado, como para lograr variedades que ofrezcan más beneficios para la salud: «En las últimas décadas hemos logrado una alta calidad científica y un reconocimiento internacional», reconoce al tiempo que explica que trabaja para que la investigación tenga una aplicación práctica en el sector primario. De hecho, en la actualidad la Misión Biológica de Galicia se dedica a la investigación agraria y forestal, dividiendo su trabajo en dos departamentos entre los que se reparten ocho grupos de investigación: Biología de Agrosistemas, que estudia las interacciones de las plantas y su agrosistema en leguminosas, hortícolas y ornamentales, incluyendo la microbiota del suelo; Genética del desarrollo de plantas; Genética, Mejora y Bioquímica de las Brásicas, que estudia la calidad nutricional y la mejora de estos cultivos; Genética y mejora del maíz, que trabaja, entre otras cosas, en la mejora de este cereal para alimentación humana y animal y también en conservar la biodiversidad; Ecología Evolutiva de las Interacciones Planta-Herbívoro; Genética y ecología forestal; Viticultura, olivo y rosa, y Adaptación y Sostenibilidad de Cultivos.