El nuevo reglamento de la PAC permite esta práctica en las explotaciones más pequeñas, pero desde el Gobierno desaconsejan que se siga realizando por la contaminación que producen
29 mar 2023 . Actualizado a las 17:01 h.Tras la entrada en vigor de la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados, surgió el debate de si con ella quedaban desterradas para siempre las quemas de restos agrícolas, una práctica muy común en Galicia, sobre todo, entre las explotaciones más pequeñas. La normativa no dejaba claro si realmente se prohibía este método o no y, de hecho, desde entonces, muchos gobiernos autonómicos, entre ellos la Xunta, siguen autorizando este tipo de quemas. Ahora, el Gobierno ha respondido a una pregunta en el Congreso de los Diputados sobre esta cuestión. Y aunque reconoce que, en determinados casos, las quemas agrícolas pueden seguir realizándose, deja claro también que esta no es la opción más recomendable y que quizás en el futuro dejen de estar permitidas.
«La quema de rastrojos, residuos vegetales y restos de poda produce emisiones contaminantes, además de afectar a la biodiversidad del suelo cuando alcanza elevadas temperaturas». Esto es lo primero que responde el Gobierno cuando se le pregunta por esta práctica tan arraigada en toda España, y también en Galicia. En esta comunidad se conceden al año 400.000 autorizaciones y hace solo unos meses, la consellería volvió a autorizar un nuevo período para solicitar estos permisos.
Desde Madrid reconocen que ahora que la nueva ley incorpora una prohibición de quema de restos vegetales con carácter general, excepto cuando sea necesario por razones fitosanitarias. Pero también argumentan que las excepciones a la consideración de residuos, que prevé esa normativa y en las que se escudan las comunidades para seguir autorizando estas prácticas, «ya se encontraban reguladas con la misma redacción en la anterior Ley 22/2011 y, en este sentido, no se ha producido ninguna modificación en cuanto a la consideración o no como residuo de estos materiales agrícolas y silvícolas», añade el Gobierno en su respuesta al Parlamento.
Esta excepción se refiere a aquellos materiales naturales agrícolas o silvícolas que no se utilicen en las propias explotaciones agrícolas y ganaderas, en la silvicultura o en la producción de energía base de biomasa, que no tendrán la consideración de residuos y sí podrán ser quemados.
La entrada en vigor de la nueva Ley de residuos vino acompañada de las quejas de todas las organizaciones agrarias españolas, que pusieron el grito en el cielo porque aseguraban que la eliminación de las quemas agrícolas supondría un aumento de los costes de producción en las explotaciones más pequeñas. Es por ello que en la Ley 30/2022 que regula el sistema de gestión de la Política Agraria Común (PAC) y otras materias conexas se incluyó una disposición final que modifica la Ley de residuos y exime a las pequeñas y microexplotaciones de esta prohibición general de quemas de residuos vegetales, con el objeto de limitar el impacto y los costes sobre estas explotaciones de menor tamaño.
Pero ahora falta por definir qué se consideran pequeñas y microexplotaciones. Es por ello, añaden en el Ejecutivo, que el Ministerio de Transición Ecológica elaborará una nota interpretativa sobre este asunto, que aclarará a qué se refiere cuando se habla de este tipo de granjas.
No obstante, incide el Gobierno, «la quema de rastrojos está prohibida con el objetivo de mantener la materia orgánica del suelo, salvo que existan razones fitosanitarias para ello». También recuerda que la nueva PAC prevé los ecorregíemnes, que remuneran prácticas agrícolas o ganaderas beneficiosas para el clima y el medio ambiente mediante compromisos anuales voluntarios. En el caso de los cultivos leñosos, los que más utilizan las quemas para deshacerse de los restos, se han diseñado hasta tres ecorregíemnes que prevén ayudas para establecer cubiertas inertes de restos de poda a partir de la trituración de estos y su depositado sobre el suelo, con el objetivo de proteger el suelo frente a la erosión o la pérdida de humedad, al mismo tiempo que se incrementa la materia orgánica del mismo.