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La fórmula que permite convertir en papel los residuos de podar el viñedo

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Cedida

El proyecto de investigación Vinebox, en el que participan las bodegas Matarromera y Pago de Carraovejas además de Ence y P. Brandia, logra elaborar la primera bobina de naturaleza 100 % renovable

01 feb 2024 . Actualizado a las 21:20 h.

Hasta hace no mucho, tras la temporada de poda, los viñedos se llenaban de pequeñas hogueras en las que se quemaban los sarmientos extraídos de la vid. Pero esta práctica tiene los días contados. Cada vez son más las alternativas que surgen para poner en valor este residuo, desde triturarlos e incorporarlos de nuevo al suelo hasta utilizarlos como biomasa. Ahora, un proyecto de investigación ha permitido obtener la primera bobina de papel elaborada con estos restos del viñedo. La iniciativa, bautizada como Vinebox, es obra de un consorcio formado por las bodegas Matarromera y Pago de Carraovejas y por Ence y P. Brandia.

Según explican los protagonistas de este proyecto, esta bovina es completamente innovadora y fue fabricada con celulosa de calidad Naturcell especial, ya que contiene fibra obtenida de sarmiento de poda de vid. Fue elaborada en P. Brandia atendiendo a los más exigentes criterios de calidad para fabricar etiquetas y cajas para botellas, que ahora serán testadas por las bodegas que participan en el proyecto. Los participantes en Vinebox sostienen que este nuevo papel supone un avance en materia de eficiencia y sostenibilidad y deja claro el potencial de la biomasa como una fuente renovable y responsable para la elaboración de bioproductos. También sostiene que es un paso fundamental para conseguir el objetivo del proyecto: producir cajas y etiquetas sostenibles y 100 % renovables para las bodegas participantes.

«Este nuevo paso en el proyecto demuestra el compromiso firme de Ence con el impulso de la transición en hacia una bioeconomía circular», asegura Antonio Casal, director de Desarrollo de Negocio de Celulosa de Ence. En su opinión, la nueva bobina es un símbolo «de que seguimos avanzando y trabajando para ofrecer soluciones sostenibles». Casal también recordó que el nuevo papel fue posible gracias a la colaboración de P. Brandia y a su tecnología.

«Desde hace 22 años llevamos desarrollando nuevos productos, ingredientes y marcas como Sanclodio, Viña Caeira y Casar da Vide en Galicia. De ahí nace la idea de reutilizar los residuos de poda, dotándolos de una segunda vida», añadió Carlos Moro, presidente de Bodegas Familiares Matarromera. En su opinión, este proyecto permitirá devolver a la naturaleza «lo que nos da, reduciendo los efectos nocivos de la quemas». Para poner en marcha esta iniciativa fue necesario «un completo plan logístico de recogida, acopio, astillado y valorización y que encaja en lo que personalmente denomino economía esférica, integrándose perfectamente en el plan de sostenibilidad de nuestras bodegas», indicó Moro.

Pago de Carraovejas, por su parte, recuerda que «la sostenibilidad en Alma es cultura de trabajo, un valor que impregna todas las decisiones y procesos convirtiéndose en parte de nuestra filosofía», aseguró Pedro Ruiz, director general de la bodega. Sostiene que «hemos adquirido el compromiso de proteger y custodiar nuestro entorno. Buscamos llegar al desarrollo sostenible en toda la cadena de valor y centramos los esfuerzo en promover una economía circular que genere alternativas a los residuos que se originan durante todo el proceso». Por su parte, la directora de I+D+i de la bodega, Eva Navascués, explicó que ha sido todo un logro crear esta primera bovina. «El proceso ha sido complejo en la parte técnica, pero finalmente hemos conseguido el papel con el que poder crear cajas y etiquetas. Ahora tenemos que demostrar que la recogida de sarmientos y tramitado para su valorización sea sostenible económicamente para que se convierta en una solución que evite la quema de estos residuos que genera el sector vitivinícola y que redunda en la protección ambiental», añadió.

Vinevox es un proyecto cofinanciado por la Unión Europea y el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI) con fondos FEDER. Cuenta con un presupuesto de 879.539 euros y un plazo de ejecución de treinta meses.